Adabel Guerrero habló de su dura infancia: “Me dan ganas de llorar”
La bailarina recordó su dura infancia, donde sufrió el alcoholismo de su madre y la ausencia paterna; además sorprendió al contar la discusión que mantuvo por su hija
El sábado Adabel Guerrero dijo presente en PH, Podemos hablar (Telefe), y no pudo contener las lágrimas cuando pasó al punto de encuentro al escuchar el llamado a la consigna “los que sienten que tuvieron una infancia diferente”. La bailarina dio un paso al frente y recordó los momentos más difíciles que afrontó desde que era muy pequeña junto a su hermano Emiliano. Admirado por su fortaleza, Andy Kusnetzoff la la calificó como “una sobreviviente”, y la artista abrió su corazón sobre la relación con su madre -quien falleció cuando ella tenía 17 años-, y la reciente pelea con su padre.
“Mi infancia es diferente al común denominador, pero lamentablemente debe ser igual a la de muchos”, se lamentó en el comienzo del relato. “Sufrí la enfermedad de mi mamá, que era alcohólica, y el primer recuerdo que tengo es yendo a la salita del jardín, y estar viviendo con mi hermano en lo de unos tíos porque mi vieja tomaba al punto de quedar en coma alcohólico y la internaban en neuropsiquiátricos”, agregó conmovida. Luego explicó que se quedaban algunos días en la casa de sus abuelos, otros con sus primos, y eso no le permitió tener una sensación de hogar.
“Otro recuerdo horrible que tengo es de haberla ido a ver a un centro donde la tenían atada, y yo me preguntaba por qué mi mamá estaba ahí”, expresó con tristeza. En este sentido, contó que su refugio fue la escuela de danza, a lo largo de los diez años que estudió la carrera, y que sus profesoras la contenían cada vez que tenía una crisis emocional por el agobio que implicaba luchar con la adicción de su madre: “Salía de las clínicas y estaba un tiempo bien, pero tenía recaídas constantes. Fue casi como no tener padres. Ella falleció de cirrosis, y yo la encontré muerta al volver de un ensayo”.
En cuanto a Emiliano Guerrero, de quien ya había hablado cuando charló con Gastón Pauls en Seres libres, reconoció que desconoce su paradero. “Mi hermano era muy rebelde y cayó en la drogadicción; se fue a los 14 años porque no aguantaba más vivir así, y al irse a la calle se juntó con gente con la que empezó a robar y a drogarse”, detalló. “Fue muy difícil con mis papás separados, porque mi papá en Estados Unidos, y nunca nos ayudó en este tema”, contextualizó sobre las adversidades de su niñez.
El conductor celebró la resiliencia que aplicó en su vida, y la familia que formó con Martín Lamela, con quien es madre de Lola. “Me dan ganas de llorar porque a veces hago el ejercicio de mirarme al espejo y sentir orgullo, sobre todo cuando me lo dicen de afuera”, reconoció Adabel. “Por momento me siento tan cansada, porque la vengo remando desde hace tanto, desde mis cinco años, he querido rescatar a toda la familia: a mi mamá, a mi hermano, a todos”, aseguró.
“A tu viejo lo fuiste a buscar vos”, rememoró Kusnetzoff, al tanto del reencuentro que tuvo con Eduardo cuando supo que iba a ser mamá. “Sí, y ahora estoy enojada y no le hablo porque no es capaz de venir a ver a su nieta una vez cada 15 días”, reveló. Y explicó: “Estoy muy enojada; me escribió un par de veces y no le contesté porque no quiero decirle: ‘Andate a la m….’, quiero bajar y decirle: ‘Mira, si no vas a venir a ver a tu nieta seguido, que ella te ame, te quiera, y que le prometiste que la ibas a llevar a pescar y ahora si no es porque hace frío, o por el covid, o dos millones de excusas”.
“Quiero gente al lado mío que esté por amor, que se la juegue, que ame a mi hija y le demuestre presencia, que es lo que me faltó toda la vida y no quiero que le falte a mi hija”, sentenció. Cabe recordar que en agosto de 2019 la bailarina asistió a Quién quiere ser millonario acompañada de su padre, y allí había narrado por qué no se habían vuelto a ver: “Cuando todavía éramos muy chiquitos, mi papá se fue a Estados Unidos a conseguir plata para que nosotros viajáramos con él, pero en ese lapso con mi mamá se separaron”.
“Siempre me sentí abandonada. Ese fue mi trauma infantil. Cuando perdí a mi mamá me sentí sola, casi huérfana”, le había contado a Santiago del Moro. “Pensé en contactar a mi papá cuando un día me levanté muy triste, muy vacía, y mirando a Lola jugar dije: ‘me quiero contactar con mi papá’”. En aquel entonces la sorpresa había sido positiva por la respuesta que recibió: “Llamé a un teléfono que tenía, y me atendió Ana, su mujer actual, y le pedí que le preguntara a mi papá si quería conocer a su nieta; y me contestó: ‘¿Cómo no va a querer? Es el último sueño que le queda para cumplir en su vida’”. Sin embargo, en el presente corren tiempos distintos.