Australia al borde de una crisis humanitaria por los incendios
Intentan rescatar a unas 4.000 personas que están atrapadas en una playa.
Australia continúa envuelta en llamas. Al borde de una crisis humanitaria, cientos de incendios siguen, sin control, destruyendo todo a su paso y acabando con todos los suministros. Los alimentos, el combustible y el agua se agotan de manera precipitada en un momento en el que la mayoría de las rutas están cortadas, no hay electricidad en gran parte del país ni la suficiente ayuda sanitaria.
Las autoridades, que elevaron a dieciocho las víctimas de los últimos meses, advierten que las condiciones empeorarán el sábado en Victoria y Nueva Gales del Sur y piden que ante el temor de que el agua se haya contaminado debido a los incendios, los residentes hiervan el agua hasta que pueda analizarse.
Se espera que HMAS Choules, que entregó suministros de emergencia a Haití después del terremoto de 2010, brinde ayuda a más de 4.000 personas aún varadas en la ciudad de Mallacoota, afectada por el fuego desde el jueves. Cabe destacar que en la víspera de Año Nuevo, cientos de residentes y turistas se trasladaron hasta la costa, listos para arrojarse al agua y protegerse de las llamas que invaden el cielo de Australia según informó el Daily Mail.
Mallacoota es un pequeño y popular lugar de vacaciones, de cerca de 1.000 residentes fijos, que atrae a miles de visitantes cada verano. Todos ellos fueron alertados por los bomberos para que abandonaran las zonas afectadas por los incendios ya que se esperaba una nueva ola de calor extrema que amenazaba con empeorar la situación tanto en el sur como en el sureste de Australia a lo largo de toda la semana.
Varios helicópteros y barcos militares se desplegaron por las regiones afectadas para participar en las tareas de evacuación y asistencia en esta crisis humanitaria con miles de afectados.
Los incendios asolaron el sureste de Australia desde octubre. Más de 5,36 millones de hectáreas en todo el país fueron arrasadas y más de 1.400 casas destruidas. La cifra de muertos es de 18 y ciudades como Canberra, la capital, se convirtieron en las más contaminadas del mundo al tener que hacer frente a los altos niveles de humo que los incendios provocaron.