Club El Clásico: atraviesa un proceso de “normalización” institucional
La subinspectora para la Zona Norte de Personas Jurídicas de la provincia, María Alejandra Angelucci, contó cómo es el proceso de “normalización” institucional que atraviesa el club; aunque reconoció que “desde 1955 que no presentan nada” ante el órgano de control provincial.
Un juicio laboral iniciado hace ocho años puso al desnudo la frágil situación institucional que atraviesa el Club Social y Deportivo “El Clásico”. La noticia de su remate, previsto para el 28 de agosto y luego suspendido, generó el interés de otras instituciones y de autoridades públicas que se solidarizaron ante la inminente desaparición del histórico espacio lúdico del barrio centro. En esa sinfonía de voces, resalta la del gobierno provincial, que a través de la Inspección General de Personas Jurídicas (IGPJ), puso blanco sobre negro la realidad del club. La Dra. María Alejandra Angelucci, subinspectora para la Zona Norte de la IGPJ, indicó cuál es el camino para volver a ponerlo en marcha.
– ¿Cuál es la situación del club y qué hizo la Provincia al respecto?
– Tomamos conocimiento del remate el lunes (24 de agosto) a la noche, por la nota del diario. Inmediatamente nos pusimos en contacto con el gobernador (Omar Perotti) y con el secretario de Justicia (Gabriel Somaglia) que es de quien depende este órgano y les explicamos cuál era la situación. Ocurre que desde 1955 que el club no presenta nada en la Inspección, cuando todas las asociaciones tienen la obligación de presentar balances y asambleas anuales. Tampoco tenía autoridades. Hace un año y medio -en enero de 2019- pidieron la normalización, que es un procedimiento para poder volver cuando los clubes están abandonados. Nosotros mandamos un normalizador, lo nombramos por 60 días, y en ese período ellos tenían que hacer socios, una asamblea y traer un balance. Nos dijeron que la asamblea la iban a hacer el 5 de julio de 2019 y recién presentaron algo que no llega a ser un balance hace 20 días. Nada más, no sabemos ni quiénes son las autoridades.
– ¿Y del juicio laboral sabían algo?
– En ese balance nada hace referencia a la existencia de un juicio. En ninguna parte de los papeles que presentaron hacen alusión al juicio, que no es repentino. Dicen que por la pandemia nunca pudieron presentar los papeles cuando nunca los trajeron, nosotros estamos trabajando desde el 20 de abril, porque somos órgano de control. No tenemos existencia de elección de autoridades, no hay nada más, y la jueza les pide que digan quién es el presidente.
– ¿Por qué dicen que no tienen personería?
– Claro, pero la personería jurídica no se pierde nunca. Lo que no tienen es presidente para que acredite que hay comisión directiva, ese es el tema importante que tienen hoy.
– ¿Qué pasó después?
– Anoticiados del remate la inspectora va al juzgado laboral, toma conocimiento de la causa, y -aunque no seamos parte- le expresa a la jueza la intención del gobernador de que no se remate. Entonces aparecen nuevos abogados en nombre del club a charlar con nosotros, le damos conocimiento a la Secretaría de Deporte y al otro día se declara la suspensión del remate. Pero que se suspenda no quiere decir que no se haga. Alguien va a tener que responder ante el trabajador. Y el Estado no tiene por qué intervenir, porque es una cuestión privada del club, no es una cuestión institucional, como por ejemplo, que no haya elecciones, donde sí intervenimos.
– ¿Esto de que no se haya presentado nada en 65 años es frecuente en los clubes de barrio?
– No. Nosotros tenemos un trámite que se llama “subsistencia”. Pensá que no son sólo clubes, son 18.000 asociaciones en toda la provincia, desde los clubes grandes, las asociaciones agrarias, bolsas de comercio, vecinales, bomberos, cooperadoras, centros de jubilados, lo que te imagines, todas anualmente tienen que presentar un balance con actas de autoridades, etc.
– ¿Y para qué se pide esa información?
– No sólo para cumplir con el organismo de control, sino con el socio, que quiere saber en qué gastaron los recursos. Y la otra es para recibir un subsidio, ya que la mayoría de los chiquitos vive de los subsidios. Ellos se ve que nunca han necesitado o pedido subsidios, porque sino el Estado te pide el certificado de subsistencia y nunca lo hicieron.
– También se habla que detrás de El Clásico, aprovechando estas circunstancias, podría haber un negocio inmobiliario.
– Desconozco. Solo de trascendidos. Pero respecto del resguardo de los bienes de los clubes, no es fácil vender un inmueble de un club cuando es una asociación sin fines de lucro. Hay un montón de clubes que han quedado grandes y tienen terrenos ociosos, que los pueden vender pero lo que ingresa tiene que tener el mismo objeto. Nosotros controlamos eso, en defensa de los socios.
– ¿Y qué pasa en esos clubes que no tienen ni socios?
– Nosotros tenemos un procedimiento de normalización. Se presenta un formulario, se controla que tenga personería jurídica, que realmente esté abandonado y se nombra un normalizador, que puede ser de Deportes, o el mismo club designa a alguien por 60 días. Los primeros 30 días tiene que hacer socios, publicarlo en los medios, hacer un padrón, establece una cuota y nosotros lo autorizamos para hacer las elecciones. Se hace una asamblea, las elecciones y arrancan de nuevo. Sirve para que los clubes que han quedado vacíos y sin gente puedan reencausarse. No sé si es lo mejor, pero es lo único que podemos hacer, sino los perderíamos.
Sin solución de fondo
“Ahora el club El Clásico tiene que presentar una propuesta de pago”, confirmaron fuentes judiciales. “Tiene que iniciar un trámite especial para efectivizar el no remate y para eso hay un trámite particular para el que se corre traslado al trabajador para ver si lo acepta”.
En lo inmediato, la suspensión del remate y el llamado a audiencia a las partes ese mismo día “sirvió para acercar el diálogo, pero todavía no hay ninguna solución” de fondo, precisaron. Por último, indicaron que “no hay plazos (para reencausar el remate) hasta que el propio trabajador no impugne todas las proposiciones” y “en principio no hubo nuevas presentaciones” del actor.
El pleito laboral se inició el 17 de febrero de 2012, cuando quien entonces realizaba tareas de maestranza (era el encargado de parar los palos de las canchas de bowling) envió una carta documento a la comisión directiva que le impedía el ingreso al lugar de trabajo.
El expediente laborar se inició el 6 de junio del mismo año y casi cuatro años después -5 de mayo de 2016- la jueza N.ª 4, María Victoria Acosta dictó sentencia, condenando al club a pagar $ 1.400.000, según liquidación de 2019. La sentencia fue ratificada en todos sus términos por la Sala I de la Cámara de Apelación Laboral (José Daniel Machado, Julio César Alzueta y Sebastián César Coppoletta) en 2018.
Cazadora de clubes
“Tenemos una diversidad enorme de asociaciones y lo que se está tratando desde la provincia es que se les hagan más fáciles los trámites, sin dejar de controlarlas”, dice la subinspectora Zona Norte, María Alejandra Angelucci.
La abogada, que lleva más de treinta años en la Inspección General de Personas Jurídicas (IGPJ) de la provincia contó que apenas asumieron las nuevas autoridades, con la Dra. María Victoria Stratta como inspectora general y bajo el ala del secretario de Justicia, Gabriel Somaglia, “el gobernador Omar Perotti nos pidió que el certificado de subsistencia sea un trámite de fácil acceso para las instituciones”. Por eso recalcó que “jamás se pierde la personería, salvo en caso de liquidación, que es un proceso más complejo”.
“Yo acá trabajo hace 32 años, soy cazadora de clubes, porque por donde paso voy viendo clubes”, se jacta Angelucci, que igualmente sabe que “el club de barrio como tal, no existe más, porque no está más ese espíritu de llegar del trabajo e irse al club a tomar el vermouth y jugar a las cartas como era antes. Cambió la cultura y es el chico el que va, el viejo no va más”. Igualmente “hay un montón de clubes a los que el gobierno apoya, no tengas dudas, pero no tienen gente y no les alcanza si no está el Estado atrás”, lamentó.