Primera B Nacional
Colón perdió ante Almirante Brown
Fallas defensivas; oportunidades malogradas con un Gigliotti con pólvora mojada y las decisiones de Ceballos, que no vio dos penales cometidos a favor de Colón y no cobrados, fueron el “combo” letal para la pérdida del invicto.
El Sabalero y el Mirasol se enfrentaron desde las 21.30 en el estadio Fragata Presidente Sarmiento de Isidro Casanova. El partido fue correspondiente a la Fecha 5 de la zona B de la Primera Nacional.
Fallas defensivas, algunas groseras como en las dos jugadas de los goles del local; oportunidades malogradas con un Gigliotti con pólvora mojada y las decisiones de Ceballos, que no vio dos penales cometidos a favor de Colón y no cobrados, fueron el “combo” letal para la pérdida del invicto a manos de un equipo que no había ganado todavía y festejó ruidosamente la victoria en Isidro Casanova.
No fue menos Colón que Almirante en el primer tiempo, pero al partido lo iba perdiendo. ¿Por qué?, porque falló en lo que fue una virtud en los partidos anteriores: la eficacia, tanto la defensiva (traducida en solidez) como la ofensiva (llámese contundencia).
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Colón había tenido dos situaciones muy claras y en los pies del que generalmente no falla: Emanuel Gigliotti. La primera fue en el final de una brillante jugada colectiva, con Jourdan metiendo un centro que el Puma “cacheteó” de zurda y la tiró afuera.
La otra fue una pelota que picó Bernardi por encima de un defensor y Gigliotti se apresuró rematando en forma recta y afuera. Enseguida, llegó un pelotazo largo desde el sector defensivo de Almirante Brown que sorprendió a la defensa sabalera y lo dejó llamativamente solo a Flores, que tuvo una ráfaga en la que fue imparable para los defensores visitantes.
Flores dominó, dejó en el camino a Marcos Díaz, que salió desesperadamente afuera del área y luego, con el arco sin arquero, remató al gol pese a la oposición de un par de defensores rojinegros.
Colón había empezado bien el partido, tratando de darle un buen destino a la pelota. Bernardi se movía suelto delante de los volantes, Gigliotti jugaba bien de espaldas como pivote y había profundidad, sobre todo por el costado derecho, con Facundo Sánchez y Jourdan alternándose en la llegada por afuera.
Cuando Almirante Brown convirtió el gol, se replegó, esperó y jugó más de contra, con el pelotazo largo como principal opción.
A Colón le costó llegar y tuvo una jugada tremendamente dudosa cuando Bernardi apuró una salida desde el lateral habilitando a Gigliotti, quien corrió rápidamente desde la derecha hasta el centro y cuando enganchó para adentro fue derribado prácticamente en la línea del área grande.
Todo Colón reclamó pero ni Ceballos ni tampoco el asistente de ese costado vieron nada. Era falta. Y muy dudosa en cuanto a la ubicación del delantero rojinegro, quedando toda la sensación de que estaba pisando el área.
Y antes, un centro desde la izquierda para la entrada de Jourdan, no pudo ser conectado por el volante sabalero porque fue tomado en forma deliberada adentro del área por un defensor.
La impresión es que fueron dos penales que Ceballos no vio y que resultaron clave, sumado a la eficacia antes señalada, para que Almirante se vaya ganando de manera injusta el primer tiempo.
El hecho de jugar con línea de tres que se convertía rápidamente en línea de cinco no le aseguraba a Colón tener solidez en defensa. Atacando poco, Almirante lo complicó más de la cuenta.
Y en el arranque del segundo tiempo, Almirante logró sacar por primera vez una ventaja en el trámite, cosa que no había acontecido en un primer tiempo que que había sido parejo y con algo de predominio sabalero.
De esto tomó cuenta el Pata Pereyra y antes del cuarto de hora de la parte final metió a Taborda por Castet. Un extremo por un defensor para que haya un poco más de profundidad, en un equipo que se había pinchado en lo futbolístico, que ya no tenía la dosis de manejo del primer tiempo y se basaba casi exclusivamente en el empuje de Talpone.
Progresivamente, Colón se fue cayendo en un pozo futbolístico muy notorio. Ausencia total de fútbol en el medio y complicado atrás con cada pelotazo que le tiraban a Flores, la gran figura de Almirante y del partido.
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En el banco no había mucho para intentar el cambio, sobre todo porque la ausencia de Soñora le quitaba la chance más importante de fútbol, que hubiese sido la alternativa válida para que el equipo tenga lo que le faltaba.
Sin embargo, una pelota abierta para Taborda terminó con un centro atrás que empalmó Gigliotti y se encontró con la humanidad del Mono Martínez que le quitó la posibilidad del gol a un Gigliotti al que pareció mojársele la pólvora.
El segundo intento de cambio de Pereyra fue la entrada de Sanguina por un Jourdan que había estado activo en el primer tiempo pero se había caído notoriamente en el complemento, desapareciendo casi por completo del partido. Pero al margen de la falta de fútbol y la escasa profundidad, se le sumaba a Colón la falta de solidez defensiva que se hacía evidente y peligrosa.
El partido se hizo muy cortado, sobre todo por parte de los jugadores de Almirante Brown que aprovechaban –con cierta tolerancia desmedida de Ceballos- cada jugada disputada para tirarse al piso, demorar el juego de manera deliberada y eso terminó generando mucho fastidio en todo Colón.
Ya en el cierre, Pereyra incluyó a Agustín Giménez y a Garrido por Talpone y Facundo Sánchez, en esa búsqueda desesperada en el final por tratar de empatar un partido que se le puso muy difícil. Y fue Taborda (se merece más chances) el que metió un lindo centro para que Sanguina meta el cabezazo de pique al piso que terminó desviando con gran esfuerzo el arquero local.
Para completar el “combo” negativo, Marcos Díaz se equivocó, pifió cuando quiso enganchar y le cometió falta que Ceballos –a este lo vio- terminó cobrando ya en el tiempo de descuento. García le pegó con calidad, casi picando la pelota para dejar sin chances al arquero sabalero y así ponerle el cierre al resultado.