Comer pizza entre amigos cuesta seis veces más que en 2017
Así lo indicó un estudio de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), que reflejó la fuerte pérdida del poder adquisitivo del salario.
Una juntada entre cuatro amigos que deciden comer pizza casera cuesta seis veces más que en 2017, a raíz de la vertiginosa suba de la inflación que se registró en los últimos cinco años. Así lo reveló un informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), al presentar una nueva edición de su “Changómetro”, que refleja el consumo de los argentinos.
Este trabajo se realizó sobre la base de cuatro adultos que se juntan a comer y cocinan dos pizzas, una especial y una de palmitos: esa comida cuesta ahora seis veces lo que costaba cuatro años atrás, ya que por la inflación, se perdieron siete pizzas caseras, 79 kilos de harina, casi seis de queso, 33 paquetes de aceitunas y 180 vasos de bebida para compartir.
Un par de pizzas caseras, dos cervezas, una gaseosa y un helado costaban $580 en 2017: hoy sale $3.400, según el estudio.
“En cuatro años, ese ritual de fin de semana se ve afectado. Nuestro billete de $1.000 perdió la capacidad de comprar 79 kilos de harina, casi seis de queso, casi cuatro de jamón, 41 latas de tomate y 33 paquetes de aceitunas”, señaló la economista de FADA Natalia Ariño.
Además, indicó que “si nos gusta la de palmitos, en cuatro años perdimos 43 sachets de salsa golf y 22 latas de palmitos. Si vemos las bebidas, nos perdimos 180 vasos entre gaseosa y cerveza. Con el helado quedaron los cuatro potes en el camino, no nos alcanza ni para uno”.
La inflación de abril fue 6% y llegó a 58% en los últimos 12 meses
Por su parte, el economista jefe de esa entidad, David Miazzo, consideró necesario comparar qué pasó con los salarios desde 2017 con relación a la inflación. En ese sentido, explicó que al comparar diciembre 2017 y marzo 2022, los salarios reales promedio cayeron un 21%; los trabajadores del sector privado registrado perdieron un poder de compra promedio del 17% y los del sector público, 18%, mientras que los no registrados un 34%.
“Esto equivale a decir que si un trabajador informal ganaba $1.000 hace cuatro años, hoy gana $660”, puntualizó. Con el billete de $1.000, en diciembre 2017 se podían comprar 90 kilos de harina ($11 cada uno) y hoy sólo 11 ($86); con el queso sucede lo mismo: se compraban casi siete kilos ($148) y ahora apenas uno ($945), de acuerdo con el informe.
Además, las 51 latas de tomate que se podían comprar con ese billete en 2017, hoy se redujeron a 10 ($99 cada una).
“El Changómetro nos deja ver que la inflación afecta a todo tipo de productos. Pensemos en estas pizzas con amigos: no solamente subieron los ingredientes para la cena, también subió el servicio de telefonía que usaron para organizarse y los alquileres de los inmuebles. Pasa lo mismo con los útiles escolares, con la obra social, con todo. Porque el problema no es de un sector u otro, el problema es que nuestro peso cada vez vale menos”, evaluó Miazzo.