Leo se divierte
Con dos goles de Messi, el Inter Miami clasificó para los octavos de final de la Leagues Cup
El astro del fútbol mundial señala que con el arribo a la Major League Soccer (MLS) se liberó de las excesivas presiones que lo acompañaron durante los últimos años entre Barcelona, Paris-Saint Germain y la selección para disfrutar del juego que sin importar la geografía se rinde a sus pies.
Cambió el ambiente, modificó el escenario, alteró el orden. Messi lo hizo una vez más, ahora en Inter Miami. El astro del fútbol mundial señala que con el arribo a la Major League Soccer (MLS) se liberó de las excesivas presiones que lo acompañaron durante los últimos años entre Barcelona, Paris-Saint Germain y la selección para disfrutar del juego que sin importar la geografía se rinde a sus pies.
Leo convirtió a un equipo que arrastraba 11 derrotas en la MLS en uno que es capaz de ganar tres partidos seguidos. Como plus, al aporte futbolístico le sumó cinco goles. Un giro impensado, un contagio que se observa en sus compañeros y se reflejó en el triunfo 3-1 sobre Orlando City, por los 16avos de final de la Leagues Cup. La próxima función será el domingo, cuando deje por primera vez el DRV PNK Stadium, de Fort Lauderdale, para visitar a Dallas F.C.
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Un nuevo clásico en la trayectoria de Messi, después de ser actor principal en los duelos entre Barcelona y Real Madrid, en España, y más tarde en los juegos que disputó con París-Saint Germain ante Marsella, en Francia. La tormenta eléctrica y el temporal de lluvia que postergó durante más de una hora el comienzo del partido no desenfocó a Leo. Apenas siete minutos necesitó para inscribir su nombre en el Clásico del Sol y exhibir que Inter Miami ya tiene pequeños rasgos de equipo que lleva el sello del DT Gerardo Martino: como en los días en que deslumbró en Barcelona, Sergio Busquets filtró un pase para que Benjamín Cremaschi alargará la pelota para el finlandés Robert Taylor; el extremo habilitó a la Pulga que, después de dominarla con el pecho, remató ante el arquero peruano Pedro Gallese. El cuarto gol del capitán en tres encuentros, tras el agónico de tiro libre en el estreno con Cruz Azul (México) y las dos conquistas frente a Atlanta United, en la goleada 4-0.
La rápida ventaja tuvo una veloz respuesta de Orlando City, una estructura que tiene un estilo, conoce su libreto de juego. Quinto en la temporada, en la Conferencia Este, la posición contrastó con la 15ta y última plaza que ocupó Inter Miami antes de provocar la revolución con Messi y las figuras consagradas como Sergio Busquets y Jordi Alba –fue presentado y debutó anoche en el DRV PNK Stadium-, excompañeros en Barcelona, pero también con jóvenes talentos como los argentinos Facundo Farías (Colón) y Tomás Avilés (Racing). El paraguayo Diego Gómez (Libertad), un volante de 20 años, es el quinto elemento para robustecer la aventura de Leo en la MLS.
De un tiro de esquina llegó el empate: una jugada que por la concepción no resultó una casualidad. El colombiano Iván Angulo recibió después de una distracción que ensayaron los ejecutantes –los uruguayos Mauricio Pereyra y Facundo Torres-, y aunque el remate fue rechazado por el arquero Drake Callender, el rebote lo tomó el uruguayo César Araujo, que convirtió con un disparo que esquivó el racimo de piernas que se desesperaban por rechazar.
Con el empate, el clásico se caldeó durante un par de minutos y Messi sintió la rispidez de la MLS y en su reacción recibió la primera tarjeta amarilla desde su estreno. El peruano Wilder Cartagena le ofreció una muestra de rigor en un par de intervenciones y el rosarino, un par de minutos más tarde y después de perder la pelota con el sueco Robin Jansson golpeó sin violencia, pero con malicia, a Cartagena para ser amonestado por el salvadoreño Ivan Burton.
El duelo sudamericano entre el volante peruano y Messi tuvo otro encontronazo –tras una falta de Kyle Smith, que fue amonestado- y continuó con un diálogo y miradas sostenidas durante el trayecto a los vestuarios, al término del primer tiempo.
Los argumentos de juego estuvieron diferenciados, más allá de los nombres y de la figura de Messi. Orlando City apeló a dejar avanzar a Inter Miami para explotar de contraataque, a partir de la velocidad de Angulo, los espacios que se abrían en la defensa del rival. Un desgaste físico mayor al de la formación que diseñó Martino, que pretendió avanzar con elaboración y sucesión de pases, toda una huella de las formaciones que alista el Tata. Pero hasta que no se encendió nuevamente Messi, Inter Miami no volvió a poner en aprietos a Gallese: primero, después de una combinación en la que el venezolano Josef Martínez cedió a Leo, que estrelló la pelota en el poste; más tarde, con un tiro libre –de una posición similar a la que significó el gol a Cruz Azul- que provocó una convincente respuesta de Gallese, que envió la pelota al córner.
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Las irrupciones de Messi enseñan que su clase y talento está muy por encima del nivel promedio de la MLS. Es un comandante, un líder, como lo demostró en su estreno y en la siguiente función, pero también una estrella que no necesita atrapar siempre las luces y eso es un síntoma de su grandeza: envió a Martínez a ejecutar el penal que el propio venezolano fabricó –error del árbitro, que compró una supuesta sujeción del zaguero brasileño Antonio Carlos y no fue a revisar la acción al VAR- y que resultó el noveno gol del delantero en el clásico. El artillero acumulaba cuatro partidos sin anotar y Messi sabe que los goleadores se energizan con los festejos.
Si los futbolistas de Atlanta United parecían encandilados y casi que no atinaban a hacerle faltas, los de Orlando City no fueron contemplativos. El capitán Pereyra se ganó la tarjeta amarilla tras interrumpir con un choque un arranque de Messi, que fue atendido en el campo de juego. En ocho días, Leo pasó de disfrutar de un juego relajado, sin rigidez táctica y pocos foules a otro en donde el clima espeso ya se observó en la previa con la vandalización de un mural con la figura del rosarino de parte de los seguidores de Orlando City. Pero nada de lo que rodea un juego empuja a Messi a salirse del libreto: cuando el rival apretó, ensayó un par de pases con sus viejos socios Busquets y Alba para aquietar el ímpetu, y acto seguido selló la victoria al comenzar y definir la jugada. Con la pelota en los pies aguantó la trepada de Taylor e hizo correr al atacante, que enganchó y lanzó un centro que Martínez bajó con el pecho; Leo, de volea y de derecha, culminó la obra que él mismo inició.
El tercer gol rompió el partido definitivamente. Inter Miami se sintió dueño absoluto, dominante al extremo de hacer circular la pelota y destara el ole, ole, de los hinchas, que hasta hace un par de meses estaban sumidos en la desesperanza y desde el desembarcó de Messi y sus laderos se revitalizaron y esperanzan con hacer historia en la Leaguea Cup.