Las cámaras legislativas quieren obligar a curados a donar plasma
La falta de coordinación entre los cuerpos de la Legislatura santafesina pospone la aprobación de una norma inédita en el país. En el Senado se votó unos minutos antes que en Diputados. El jueves próximo es 9 de julio.
La Cámara de Senadores primero y la de Diputados, tan solo unos minutos después, votaron sendas medias sanciones para que exista una ley que obligue a los curados de Covid-19 a donar su plasma para los tratamientos médicos que hoy brindan una esperanza ante los casos más graves de la pandemia.
Aunque buscan lo mismo, los proyectos de ley no se suman sino que complican la aprobación de una norma provincial, inédita en el país.
Pasadas las 17 horas de este jueves 2 de julio el Senado votó por unanimidad que sea obligatorio para los curados de Coronavirus dar su plasma, siempre que sus condiciones médicas así lo permitan. Y tan unos minutos después ocurrió lo mismo con otro expediente en la Cámara de Diputados.
Ahora se cruzarán las dos medias sanciones y se iniciará la negociación que debió haberse hecho antes. Para completar el panorama, cae 9 de julio el próximo jueves y – salvo que se cambie el día para sesionar- habrá que esperar otra semana más.
El Senado votó un proyecto de ley del senador Joaquín Gramajo (PJ-9 de Julio) que ingresó en la sesión anterior. Hubo unanimidad en la votación en general y en cambio, durante el tratamiento en particular, el bloque de la UCR se abstuvo respecto del artículo 5to que obliga a todos los curados a ser donantes de plasma siempre que su condición de salud los declare aptos.
Para el bloque radical debe seguirse el modelo de la donación de órganos de la llamada Ley Justina, en la que todos los argentinos son donantes salvo que registren su voluntad en contrario.
En Diputados, con idénticas intenciones y el mismo alto consenso, se votó -apenas unos minutos después- una iniciativa de la diputada Betina Florito (Somos Vida), que también incorporó proyectos de Leandro Bustto (FPV-PJ), Paola Bravo (PJ), Rubén Giustiniani (Igualdad y Participación) y Maximiliano Pullaro (UCR-FPCyS).
Diferencia
El proyecto de Gramajo ingresó al Senado la semana pasada, mientras que el de Florito lo hizo en el mismo día jueves 2, unas horas antes de su aprobación. El Senado lo pasó a solo dos comisiones, que apuraron su tratamiento. En Diputados, hubo aún más premura (y dificultades) porque debieron ponerse en consideración cinco proyectos para ser unificados.
Gramajo expuso desde su banca que en el sistema legal y constitucional es “prioritario al derecho de la salud personal” y que “su único límite es que se respete el derecho a la salud de la colectividad”.
Abundó en razones médicas para que -además de los gestos solidarios de los donantes voluntarios- sea una obligación donar el plasma de quienes superaron al Covid-19, que ha dado buenos resultados en tratamientos con transfusiones a los pacientes más afectados.
“Nuestro presidente ha tomado un camino, y no está equivocado. pero estamos ante un enemigo invisible. Hemos aprendido hasta un nuevo vocabulario y han cambiado nuestras costumbres de vida”, expuso.
Explicó que el plasma de los curados puede convertirse en “un recurso limitado, que si prueba su eficacia, va a defender a mucha gente” de la pandemia. Dijo que el Estado debe ocuparse de que sea equitativo su acceso y que la provisión resulte obligatoria por parte de los que recibieron un tratamiento médico y tienen la aptitud para ser donantes.
Al cerrar su discurso, desde su banca pese a la telesesión, el titular de la Comisión de Asuntos Constitucionales recordó que buena parte de los fundamentos de la norma propuesta se basan en la llamada “Ley Justina” que hizo donantes a todos los ciudadanos argentinos. Dijo que la niña le pidió a sus padres -a sabiendas de que se acercaba su fin- que buscaran como ayudar a los demás, a los que esperan un órgano.
Antes, reflexionó que siempre ante ciertas normas hay “posiciones encontradas” , porque “hay quienes sostienen que no puede ser obligatorio sino voluntario el acto de donar”. Pero destacó que “hay sobrados ejemplos, como la vacunación obligatoria, que no es libre. O los antecedentes históricos que obligaron, por ejemplo, a donar sangre, en los países en guerra”.
Citó al profesor Ángel Puyol de la Universidad Autónoma de Barcelona, que en 2018 sobre la obligación para donar sangre utilizó como un argumento deontológico la redistribución de los recursos disponibles. Recordó luego sus tiempos de estudiante de derecho al hablar con solidez de la pirámide de Kelsen y la ancha base de la Constitución para la estructura normativa. Dijo que en la base del orden legal para luchar contra una pandemia debe ponerse el valor de la salud colectiva. “Estoy seguro que mis pares la van a votar”, expresó antes de lograr que el proyecto fuera solo a dos comisiones: la que preside y Salud.