Crean una planta que brilla con colores si le falta agua o la atacan insectos
La tecnología InnerPlant modifica cultivos genéticamente para que produzcan proteínas fluorescentes en situaciones de estrés.
Suele ser difícil para los agricultores determinar exactamente cuándo sus cultivos necesitan riego o cuándo están infectados por insectos u hongos. Pero ahora esos problemas pueden ser resueltos gracias nueva tecnología llamada InnerPlant, que hace que las plantas “brillen” cuando están en peligro.
Por lo general, los agricultores riegan sus cultivos en un horario establecido; lo mismo ocurre con la aplicación de fertilizantes y pesticidas.
Si bien esto permite que los agricultores se mantengan proactivos, también significa que están consumiendo agua, fertilizantes y pesticidas cuando no necesariamente tienen que hacerlo. Como resultado, no solo están gastando más dinero y trabajando más de lo necesario, sino que también están introduciendo innecesariamente productos químicos nocivos para el medio ambiente.
Ahí es donde interviene InnerPlant: la tecnología se centra en plantas de cultivo diseñadas genéticamente por la empresa con sede en California. Cuando esas plantas se encuentran en las primeras etapas de estrés, producen proteínas fluorescentes. Estos no son visibles a simple vista, pero pueden ser captados por cámaras especiales en satélites.
Dependiendo del color en el que emiten fluorescencia (hay tres), es posible saber si las plantas comienzan a sufrir por falta de agua, presencia de patógenos o una deficiencia de nutrientes. Los agricultores pueden acceder a estos datos a través de un portal en línea y luego tomar la acción apropiada.
InnerPlant ya ha producido una planta de tomate fluorescente, llamada InnerTomato, que actualmente se está probando en campos en California. La empresa también está trabajando en una planta de soja y planea desarrollar otros cultivos en colaboración con socios de la industria.
“El beneficio de una tecnología como la nuestra es que una vez que toda la parte de investigación y desarrollo está detrás, es increíblemente rentable”, le dijo la directora ejecutiva Shely Aronov al sitio New Atlas. “La desventaja es el ciclo de desarrollo, el costo”.
Agrega que las semillas no deberían ser más caras que las de los cultivos regulares, y que las plantas en sí deberían ser muy parecidas a sus contrapartes convencionales en términos de factores como la tasa de crecimiento, la resistencia y el rendimiento. Este no ha sido históricamente el caso de algunos otros cultivos experimentales, que fueron manipulados genéticamente para aumentar su resistencia a plagas y enfermedades.
“La forma en que funcionan los rasgos de resistencia es que están activando algo para crear una resistencia, y eso está sucediendo todo el tiempo, por lo que le estás quitando energía a la planta que podría haber usado para crecer”, dice.
“Con nosotros es diferente, nuestros ‘sensores’ solo están encendidos cuando hay un problema. Entonces, si no hay ningún problema, no habrá ningún costo por ese rasgo adicional”.
De hecho, Aronov y sus colegas están a punto de explorar más esa noción al evaluar el rendimiento de las plantas de InnerTomato que han sido diseñadas especialmente para estar “siempre encendidas”; en otras palabras, producirán continuamente la proteína fluorescente, independientemente de sus condiciones de crecimiento.
Dependiendo de los obstáculos regulatorios que se deben superar, la versión normal del InnerTomato puede estar disponible para los agricultores dentro de un año, si la empresa decide comercializarlo. Una inversión reciente de MS&AD Ventures de Japón ciertamente debería ayudar a que eso suceda. La planta de soja podría llegar al mercado un año después.
“No hemos tenido ninguna innovación significativa en la agricultura a gran escala durante los últimos 20 o 30 años”, dice Aronov. “Es hora de hacer algo nuevo”.