Tragedia en Sicilia
Cuatro días después del naufragio del yate en Italia, recuperaron el cuerpo de la última víctima
Con la extracción de los restos de Hannah Lynch, la hija del magnate propietario del Bayesian, terminó el operativo de rescate; el empresario había contemplado vender la embarcación.
Cuatro días después del naufragio del yate de lujo Bayesian, que en la madrugada del lunes pasado fue víctima de una violenta tromba marina cerca de Palermo, Sicilia, los buzos recuperaron este viernes el último cuerpo que se encontraba aún desaparecido. Se trata del de Hannah Lynch, la víctima más joven de la tragedia, de 18 años, hija del magnate británico Mike Lynch, dueño, junto a su esposa, Angela Bacares, de la embarcación “maldita” ahora bajo la lupa de los investigadores. Al parecer, la joven, una alumna modelo, estaba por irse a estudiar a Oxford.
Después de que en la víspera fuera recuperado el cadáver de su padre, el “Bill Gates británico”, que había organizado el fatídico viaje por el Mediterráneo para celebrar una victoria en un proceso judicial junto a abogados y amigos, concluyó, así, la complicada búsqueda de desaparecidos comenzada ese mismo lunes, después del desastre ocurrido cerca del puerto de Porticello, en Palermo.
La embarcación de súper lujo quedó hundida a 50 metros de profundidad, volcada de su lado derecho, con el casco y el altísimo mástil de aluminio (de 75 metros), intactos, pese a que al principio algunos testigos habían hablado de una ruptura fatal, y con todos los elegantes muebles de las diversas suites y espacios comunes, obstaculizando la labor de los buzos.
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“La guardia costera de Palermo, que desde el principio coordinó todas las acciones de búsqueda de los desaparecidos, a las 13.30 de hoy declaró terminadas las operaciones de rescate con la identificación y la recuperación del cuerpo del último desaparecido”, indicó un comunicado, que certificó que el balance final registró siete víctimas fatales y quince supervivientes.
Revelan nuevos detalles de la tragedia
En medio de gran conmoción por una tragedia que, según Perini -la empresa italiana que construyó el Bayesian, una joya náutica “inhundible”- pudo ser evitada si la tripulación no hubiera cometido “una serie de errores”, seguían saliendo detalles escalofriantes.
Según el Daily Telegraph, meses atrás Lynch había comenzado unas tratativas para vender el Bayesan por 30 millones de libras esterlinas (casi 40 millones de dólares).
El magnate habría decidido deshacerse del súper velero -de más de 50 metros- en momentos en que se encontraba bajoneado y desmoralizado, incluso obligado al arresto domiciliario, por un presunto intento de fraude contra el coloso estadounidense Hewlett-Packard durante la adquisición de su multinacional, Autonomy. Aunque todo cambió cuando el 6 de junio pasado Lynch fue absuelto de ese proceso judicial, una victoria que quiso celebrar a lo grande, con una fabulosa travesía de verano junto a sus amigos y abogados, que terminó siendo para muchos una trampa mortal y para los demás, una pesadilla difícil de olvidar.
Según reconstrucciones del naufragio, posibles gracias al cruce de datos disponibles y al sistema de monitoreo Ais, los últimos 16 minutos del Bayesan fueron de “puro terror”, como destacó el Corriere della Sera.
Aunque circuló un video tomado por una cámara de vigilancia desde la costa, en el que se veía la embarcación, antes iluminada, desaparecer en la oscuridad, en medio de fuertes lluvias, en 60 segundos, el hundimiento no fue así de rápido.
La agonía duró casi un cuarto de hora desde que, a las 3.50 de la mañana del lunes, el súper yate fue embestido por una tromba marina que enseguida derivó en un apagón por un cortocircuito provocado por el ingreso de agua en la zona de las máquinas.
La tormenta era entonces imponente, con vientos fortísimos que comenzaron a zamarrear violentamente el velero, que en ese momento se encontraba anclado y, por lo tanto, como “un perro atado a una cadena estaba imposibilitado a escaparse del peligro”. Minutos después, ni siquiera el ancla resistió a la furia de las olas y el viento.
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Ya liberado, el Bayesan, que comenzó a ser invadido por una cantidad enorme de agua, se tornó ingobernable. Modificó su ruta por unos 350 metros e instantes más tarde, a las 4.06, se hundió de proa, en vertical, para luego alcanzar el fondo sobre su lado derecho.
El chef de bordo murió intentando salir y fue hallado enseguida, ese mismo lunes 19 de agosto que entrará en la historia de los desastres marinos y que sigue bajo investigación judicial. Las otras seis víctimas mortales, sorprendidas en sus camarotes mientras todo se daba vuelta, intentaron desesperadamente salvarse buscando aire.
Esa es la hipótesis de los investigadores, también en base a los testimonios de los parientes que se salvaron y de los miembros de la tripulación que sobrevivieron.
“Los encontramos a todos sobre el lado más alto del velero reclinado en el fondo”, reveló una fuente, que precisó que los buzos tenían el mapa del super yate con la ubicación de los camarotes que ocupaban los invitados, y que no fue allí donde recuperaron los cuerpos. “Evidentemente -reconstruyeron-, mientras iba entrando cada vez más agua, las víctimas intentaron moverse para tratar de salvarse, pero quedaron atrapadas”.