Del poder político a las polémicas fiestas sexuales y acusaciones de abuso: las caras ocultas de las “chicas” Berlusconi
Son las velinas de las fiestas sexuales del premier. Algunas ocuparon puestos políticos.
A los 86 años, Berlusconi se convirtió en un ejemplo de supervivencia no sólo vital sino de todo tipo de escándalos políticos y judiciales, sexuales y deportivos, financieros y de corrupción de menores, y hasta diplomáticos debido a sus declaraciones desafortunadas, y en algunos casos directamente racistas, en los peores momentos y lugares.
Tanto que en uno de los últimos procesos policiales que debió enfrentar, en mayo del año pasado, el gobierno de Italia lo demandó por 15,5 millones de euros por el “desprestigio internacional” que le causó al país y a las instituciones por su participación en fiestas sexuales.
En la acusación, la abogada Gabriella Vanadia, en representación de la Presidencia del Consejo de Ministros, explicó que ese escándalo, conocido como el “Caso Ruby” y que incluyó el abuso de menores, tuvo como consecuencia el “descrédito a nivel global” de Italia durante más de una década, lo que duró el proceso judicial por el que desfilaron coristas, bailarinas y personajes de todo pelaje que habían participado de aquellas fiestas.
Nada de eso parece haber hecho mella en Berlusconi, el hombre que saltó del periodismo deportivo al mundo empresarial, los medios de comunicación y la propiedad un club de fútbol que se transformó en el dueño de la sexta fortuna de Italia para finalmente volcarse a la actividad política, que lo llevó a ocupar en tres ocasiones el cargo de primer ministro.
De la nada al poder
Silvio Berlusconi nació el 29 de septiembre de 1936, primogénito del empleado bancario Luigi Berlusconi y de Rosa Bossi, ama de casa. Criado como cualquier chico de clase media, pasó su infancia durante la Segunda Guerra Mundial. Cuando no estaba en la escuela, aprovechaba para jugar al fútbol con sus amigos.
Orgullo de sus padres, fue el primer universitario de su familia y se recibió de abogado con medalla de honor. Además del fútbol, el dinero su otra obsesión y para ganarlo no se limitó a ejercer su profesión se metió en la compra y venta de propiedades y aprendió los secretos de la especulación financiera, es decir: hacer que el dinero produjera más dinero sin mayor esfuerzo.
En 1965 se casó con Carla Elvira Dall’Oglio, con quien tuvo dos hijos: Maria Elvira, más conocida como Marina, y Pier Silvio. Se divorció en 1985, y en 1990 oficializó su pareja con la actriz Veronica Lario, con quien tuvo tres hijos: Barbara, Eleonora y Luigi.
Para entonces ya se había hecho un lugar promitente en el mundo de los negocios, en el que entró de lleno con los medios de comunicación. En 1974 creó el canal de televisión local Telemilano y cuatro años después Canale 5, de alcance nacional.
Fue el primero en desarrollar una red de canales televisivos privados y puso fin al monopolio de la televisión pública italiana y consiguió superarla en audiencia con una programación donde se destacaban los concursos y programas de entretenimiento. En la temporada 1983-84 adquirió Italia 1 y Rete.
Siguió creando o comprando canales de televisión, no solo en Italia sino también en Francia, con lo que llegó a convertir a su empresa madre, Mediaset, en un emporio televisivo y de medios escritos. En 1976 compró participaciones de Il Giornale, y en 1990 obtuvo la presidencia del grupo Mondadori, editor del periódico La Repubblica y de los semanarios L’Espresso, Época y Panorama.
Para mediados de los 80 ya tenía dinero de sobra, pero seguía siendo casi un desconocido fuera del mundo empresarial. Y Silvio Berlusconi quería ser famoso y popular para saltar a la política. Había entendido el juego: era el mejor lugar desde donde hacer aún más productivos sus negocios y a la vez garantizarse la impunidad de algunas maniobras no del todo claras.
El elenco de mujeres con las que Il Cavaliere ha flirteado parece infinito. Se hace casi imposible hacer el recuento de las “papi-girls”, las chicas despampanantes del harén del político y empresario italiano al que llamaban “Papi”. En los tres últimos años han aparecido casi un centenar de nombres con los más variados orígenes y destinos profesionales: ministras, consejeras regionales, europarlamentarias, chicas de compañía de países del Este, bailarinas, modelos y aspirantes a serlo, menores de edad. De hecho, su ex mujer, Verónica Lario, se divorció de él no sin antes llamarle enfermo sexual en público. La obsesión de Berlusconi por el sexo, y su despreciable machismo, lo llevaron recientemente a sugerir, entre bromas, que con vistas a las próximas elecciones habría que cambiarle el nombre a su partido y, para relanzarlo, llamarlo “Forza Gnocca” (se podría traducir como vagina).
El escándalo con una menor puede costarle el gobierno a Berlusconi
Las “chicas” Berlusconi
A lo largo de su vida, el Il Cavaliere ha sido muy generoso con sus amantes, jóvenes y prostitutas que han acudido a sus fiestas. Ha regalado joyas, departamentos, autos, dinero? Ha gastado millones de euros. Ahora, cuando se ha bajado el telón de su poder, ¿qué hacen esas jóvenes? La mayor parte de ellas quedaron en el anonimato, mientras que otras se han abierto camino. Sabina Began, una actriz alemana de origen bosnio que se hacía llamar “abeja reina” y que ha sido acusada de seleccionar prostitutas para el harén de Berlusconi, se tatuó en el tobillo la siguiente frase: “El encuentro que ha cambiado mi vida: S. B. (Silvio Berlusconi)”.
Berlusconi tenía tres causas abiertas en tribunales, de una treintena de denuncias en su contra que van desde abuso de poder a prostitución de menores. Pero sin duda, el juicio que más interés genera dentro y fuera de Italia es el que se le sigue por supuestamente haber pagado para tener sexo con una marroquí menor de edad, conocida como Ruby Rubacuore, Ruby la “robacorazones”. A Berlusconi no sólo se lo acusó de una relación sexual ilegal con una menor de edad, sino de haber usado recursos de su oficina y su influencia para tratar de taparlo. El desarrollo del “Rubygate” -como lo bautizó la prensa- dieron a conocer el bunga-bunga, el nombre que el círculo del ex premier daba a las orgiásticas fiestas de Berlusconi.
A los 86 años, murió Silvio Berlusconi, exprimer ministro italiano
Los perfiles de algunas de las chicas Berlusconi:
Gabriella Giammanco. De 28 años, periodista y parlamentaria con un sueldo de 14.000 euros al mes. En los últimos tres años y medio como diputada sólo firmó once preguntas parlamentarias, casi todas referidas a animales.
Licia Ronzulli, de 36. Europarlamentaria. Según la prostituta Barbara Montereale, era la que organizaba la logística de las fiestas de Berlusconi.
Mara Carfagna. De Miss a ministra de Igualdad de Oportunidades, Berlusconi la definió como “bella, inteligente y con huevos”.
Nicole Minetti. Tras conocer a Berlusconi, esta higienista dental acabó como consejera regional de Lombardía (12.000 euros al mes). Está acusada de inducción a la prostitución.
Bárbara Matera. Bailarina y aspirante a Miss Italia, en 2009 entró en la lista al Parlamento europeo aunque su currículum no lo justificaba. Tiene un sueldo de 13.000 euros al mes.
Francesca Pascale. Ex bailarina de 26 años, fue elegida como consejera del partido de Berlusconi (PDL) en la provincia de Nápoles. Es la preferida entre las “papi girls” napolitanas.
Bárbara Faggioli. Conejita de “Playboy”, aspiró a ser concejal en el Ayuntamiento de Milán, para dar el salto al Parlamento, pero fracasó al verse envuelta en el escándalo “Rubygate”.
Pretendiendo a una argentina
Pero si sus declaraciones políticas y “diplomáticas” causaban revuelo, los mayores escándalos que lo tuvieron como protagonista fueron de orden sexual. En enero de 2009, cuando era primer ministro, se dieron a conocer varias grabaciones surgidas de escuchas judiciales en una investigación sobre redes de prostitución.
Il Cavalieri aparecía en una de ellas, donde se decía que tenía la intensión de conseguir los favores de una modelo argentina, Belén Rodríguez, conductora de un popular programa de televisión propiedad de Berlusconi.