Se investiga
Detuvieron al hermano de Scaloni frente a la embajada estadounidense
Mauro, el hermano mayor del técnico de la Selección argentina, fue detenido por personal de la División Antidrogas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Mauro Scaloni, hermano del director técnico de la selección argentina, fue detenido este jueves frente a la Embajada de Estados Unidos en el barrio porteño de Palermo.
Personal de la Policía de la Ciudad demoró a Mauro Scaloni, de 47 años, ante una demanda judicial que ordena la aprehensión en una causa que lleva adelante la Unidad de Investigación y Juicio de Santa Fe, a cargo de la Dra. Viviana O’Connell sobre extorsión y amenazas coactivas.
El hermano del entrenador tenía turno en la sede diplomática estadounidense para sacar la visa de su esposa.
Mauro José Scaloni tiene dos años más y unos cuantos cabellos menos que su hermano Lionel, junto al que se crió en Pujato y con el que empezó a patear una pelota en el Club Atlético Sportivo Matienzo, uno de los dos del pueblo de alrededor de 4.000 habitantes (el otro es el Club Atlético Pujato). Desde entonces, sus caminos no se separaron durante años, gracias a la insistencia de Ángel, el padre y representante de ambos.
Lionel y Mauro se formaron en las divisiones inferiores de Newell’s. El menor debutó en Primera el 30 de abril de 1995 (16 días antes de cumplir 17 años), en un partido ante San Lorenzo, y disputó 12 encuentros en poco más de un año. En cambio, el mayor, que se desempeñaba como marcador de punta, solo tuvo actividad en la Reserva del conjunto rosarino.
A mediados de 1996 y después de una áspera negociación con la dirigencia que encabezaba Eduardo López, los Scaloni quedaron libres y en agosto de ese año se sumaron a Estudiantes de La Plata por iniciativa de Ángel. Allí repitieron la dinámica: Lionel se afianzó rápido en Primera, al punto que su destacado rendimiento lo llevó al seleccionado sub-20 que, conducido por José Pekerman, consiguió el título en el Mundial de Malasia 1997; Mauro nuevamente debió conformarse con un lugar en la Reserva.
Ver a su hermano relegado no resultaba grato para Leo y eso llegó a generar un conflicto en el plantel. Al menos así lo reveló el exmediocampista Manuel Santos Aguilar, quien, en una entrevista que brindó al diario platense ‘El Día’ en 2019, contó que Scaloni se había negado a disputar un encuentro por la Supercopa frente a Gremio de Porto Alegre en septiembre de 1997 porque el entrenador del equipo, Daniel Córdoba, no había incluido a Mauro en la lista de buena fe del torneo.
“Tuvo una mala actitud con el plantel y tuvimos que cubrirlo. Tenía todo el apoyo de su familia y le dijo a Edgardo Valente, el presidente de aquel momento, que no iba a jugar. Nosotros tuvimos que callarnos la boca para no tirarle a toda la gente en contra. Nos dio bronca y hablamos con él. Se justificó explicando lo del hermano. Seguramente era muy chico en ese momento y estuvo mal aconsejado”, sostuvo Aguilar.
Cuando ocurrió aquel incidente, los días de los Scaloni en el Pincha estaban contados. A fines de agosto, Deportivo La Coruña había anunciado un principio de acuerdo para incorporar a Lionel. La operación terminó concretándose en diciembre, aunque no sin dificultades, ya que la propiedad de la ficha del jugador era un galimatías (Newell’s reclamaba una parte; Estudiantes debía, antes de venderlo, pagar una suma a la familia).
“Ha sido uno de los fichajes más complicados de la historia del club”, aseguró Augusto César Lendoiro durante la presentación del nuevo refuerzo en la sede del Deportivo en la Plaza de Pontevedra de La Coruña. Pero a su lado no había un jugador, sino dos: nuevamente por obra y gracia de Ángel, Mauro también había sido incluido en la negociación. Por los hermanos, el club gallego pagó 2,7 millones de dólares, aunque tomó el compromiso de abonar una cantidad similar si después de tres años decidía quedarse con los jugadores.
Estaba claro que Lionel llegaba para desempeñarse en el equipo que dirigía José Manuel Corral y que pujaba por eludir el descenso en la Liga de España. También estaba claro que no había lugar para Mauro en un plantel que contaba con 18 futbolistas extranjeros de ocho países. Por ello, su destino fue el Deportivo Fabril, el equipo filial del Depor, que militaba en la Segunda B.
Mientras su hermano recorría un sendero que lo llevaría a ser figura, capitán e ídolo de un club al que representó en 301 partidos y con el que logró cuatro títulos (una Liga de España, una Copa del Rey y dos Supercopas de España), Mauro permaneció nueve años en el Fabril, un hecho bastante atípico, puesto que los planteles de los conjuntos que funcionan como filial suelen nutrirse de jugadores jóvenes que dan sus últimos pasos previos antes de saltar al elenco principal. Para él, esa chance nunca llegó.
En marzo de 2005, Mauro no era tenido en cuenta por el entrenador Tito Ramallo, un histórico del Deportivo que condujo al Fabril durante más de una década. Y otra vez Lionel alzó la voz por él. “Desde mi punto de vista, el club ha cometido un grave error al no utilizarlo durante tanto tiempo. Él está viviendo una situación muy injusta y quiere volver a sentirse futbolista”, contó en una entrevista publicada en el diario As. Y sugirió que su hermano podría volver a Argentina para jugar en Estudiantes. Aquello no sucedió.
Los Scaloni habían llegado juntos a La Coruña. Y juntos abandonaron la ciudad. A mediados de 2006 y pese a que todavía le quedaba un año de contrato, Mauro se desvinculó del club gallego. También lo hizo su hermano, quien había disputado el Mundial de Alemania con el seleccionado conducido por José Pekerman, pero no era considerado por el DT Joaquín Caparrós, pese a que era el capitán del equipo.
Lionel se incorporó a Racing de Santander y luego jugó en Lazio, Mallorca y Atalanta antes de su retiro, en 2015. Mauro, en cambio, dio por terminada no solo su carrera, sino también su experiencia en Europa, pese a que había pasado casi una década allí y había forjado fuertes amistades. Su futuro después de la pelota estaba escrito. “Nunca pensé quedarme allá. Sabía que lo mío era el campo y siempre supe que cuando terminara mi carrera, iba a volver a los pagos”, contó en una entrevista en Cadena 3 en agosto de este año.
A la actividad agropecuaria (y a acompañar a sus padres, que en los últimos años han experimentado algunos problemas de salud) ha destinado buena parte de su tiempo el hermano mayor del entrenador del seleccionado argentino. En los campos que la familia tiene en las afueras de Pujato se dedica principalmente a la cría de ganado y a la siembra de trigo. En esas labores se sumergió el sábado mientras la Albiceleste se jugaba su futuro en el Mundial de Qatar ante México.
“Me fui al campo, no podía aguantar la presión. Desde el martes no veía televisión. No podía más de los nervios. Estábamos trillando trigo. Apagué el teléfono, apagué todo. No vi nada, no escuché nada. Hacía 40 grados. Me puse el aire acondicionado, tiré el asiento para atrás y a esperar”, contó Mauro en una entrevista con TN. “Cuando prendí la radio, el relator gritó: ‘Ganó Argentina’. No sabés el nudo que tenía en la panza. Ahí agarré el teléfono y le mandé a mi hermano el mensaje que contó él”, añadió. Y reveló que el miércoles, durante el encuentro ante Polonia, repetirá la rutina.
Si bien decidió alejarse del fútbol profesional cuando cerró su etapa en el Deportivo Fabril, Mauro no se desvinculó completamente de la pelota. Desde que volvió a Pujato colabora activamente con Matienzo, el club de su infancia, que este año volvió a tener equipo en la Primera de la Liga Casildense tras ocho años de ausencia.