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Día Mundial del Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad: lo que tenés que saber
Diversos estudios reportan que la persistencia de los síntomas disminuye significativamente en la etapa adulta.
La característica principal del trastorno por déficit de atención con/sin hiperactividad es un patrón persistente de inatención y/o impulsividad que interfiere con el funcionamiento o el desarrollo del individuo.
Características del TDAH
Se caracteriza por presentar inatención, dispersión mental, desorganización en tareas cotidianas e hiperactividad o impulsividad.
También se expresa frecuentemente con trastornos de conducta.
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- Déficit de atención: se puede expresar como falta de concentración en el ámbito escolar, inatención y desorganización en la realización de tareas cotidianas, postergación de tareas que suponen un esfuerzo sostenido. Es común que el niño pierda objetos frecuentemente, tenga bajo rendimiento académico y le cueste mantener la atención en tareas que requieren método y concentración. Las pruebas de función ejecutiva y memoria pueden verse afectadas.
- Hiperactividad: tiene una actividad motora excesiva desde pequeño, no es capaz de jugar tranquilo y no es capaz de seguir indicaciones con método y disciplina. Necesita moverse, saltar y correr constantemente, por lo que prefiere este tipo de actividades, y son más propensos a tener accidentes. Son niños que nunca se cansan y agotan a los adultos cuidadores.
- Impulsividad: el niño tiene actos irreflexivos. No se detienen a pensar lo que puede ser peligroso y suelen tener conductas de riesgo. Pueden mostrarse agresivos e intrusivos, desafiar a los adultos y tener mayor inclinación a comportamientos antisociales.
Cuándo se presentan los primeros signos del TDAH
Los primeros signos y problemas aparecen a lo largo de educación primaria y la adolescencia temprana, por lo que normalmente los padres consultan a un profesional.
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La mayoría de las veces afecta seriamente el rendimiento escolar, por lo que suele detectarse muchas veces en el ámbito educativo.
Además de los síntomas característicos, los niños con TDAH suelen tener baja tolerancia a la frustración y labilidad del estado de ánimo, por lo cual no aceptan un no como respuesta, pueden tener actitudes agresivas y desbordarse emocionalmente en situaciones cotidianas.
Sus dificultades para interactuar con el entorno y ser socialmente aceptados pueden generarles ansiedad y enojo.
El diagnóstico se realiza a través de la evaluación clínica por parte del pediatra o psiquiatra, complementando con test psicométricos y neuropsicológicos que ayuden a evaluar aspectos como la atención, la función ejecutiva y la memoria.
Puede suceder que el niño no tenga problemas en ninguna área en particular. Los signos del trastorno pueden ser mínimos o estar ausentes cuando está contenido, se siente amado y seguro o recibe estímulos positivos por comportamientos apropiados.
También es común que se sienta motivado y se muestre más atento cuando participa en actividades que le apasionen, como actividades deportivas, por ejemplo.