Distinguen a alfabetizadores voluntarios que enseñan en la cárcel
Implementan el Programa “Yo, sí puedo”, un método cubano reconocido por la Unesco
El Concejo Municipal de Rosario distinguió ayer la labor de diecisiete alfabetizadores que desarrollan el Programa “Yo, sí puedo” en la Unidad Penitenciaria N° 6. Se trata de un plan cubano aplicado a nivel mundial y reconocido por la Unesco, por el cual las personas adultas aprenden en corto tiempo a leer y a escribir.
El programa llegó al penal de Francia al 5.200 de la mano de la Multisectorial de Solidaridad con Cuba a fines de 2013. Desde entonces más de 50 internos aprendieron las primeras letras. En esos logros, mucho tienen que ver el trabajo de distintas personas que voluntariamente asumen este compromiso de alfabetizar.
“Hay pocas tareas más nobles que alfabetizar a un adulto. Es un acto de confianza en el otro, en quien se cree que es capaz y el otro se reconoce capaz porque encontró esa mirada de confianza necesaria”, destacó la concejala Carola Nin, autora de la iniciativa que llevó a reconocer esta experiencia. La propuesta de distinción fue aprobada por unanimidad por el Concejo.
Los alfabetizadores y las alfabetizadoras que recibieron el diploma de honor son: Aldama Umar, Lilian Bolcatto, Florencia Sánchez, Aracelli Camiscia, Romina Martínez, Martina Famea, Julieta Osorio, Georgina Apersella, Mirna Vietti, Lara Mohir Ordóñez, Branco Castillo, Guido Pietrodarchi, Héctor Resoni, Adrián Míguez, León López Giménez, Guillermo Cabruja y Norberto Galiotti.
Cabruja es además el coordinador de alfabetización de la Multisectorial. Emocionado recordó lo que representa para un joven o una persona adulta no saber leer ni escribir. “Es como estar en el desierto”, expresó para comparar la desesperación y soledad que siente alguien “al no poder reconocer algo tan básico como el nombre de una calle o de un remedio”.
También Norberto “Champa” Galiotti, otro de los homenajeados, agradeció “a la revolución cubana por el aporte de este programa alfabetizador” que se aplica desde 2001 a nivel mundial, porque “es una forma de hacer política que es la del compromiso y la solidaridad”.
Antes de la entrega de los diplomas de honor, otro de los alfabetizadores definió la tarea que emprenden como “una experiencia enriquecedora”. “Alfabetizar es un acto político, un acto de amor, que se ejerce con compromiso y voluntad”, dijo Guido Pietrodarchi también estudiante de abogacía. Además de los diplomas de honor, los distinguidos recibieron de recuerdo un ejemplar del libro “Perón-Fidel, línea directa: cuando la Argentina rompió el bloqueo a Cuba”. Uno de los autores, el periodista rosarino Coco López, también estuvo presente en el acto y destacó el carácter de misión internacional del programa educativo.
El acto de distinción estuvo presidido por la concejala Caren Tepp quien saludó la idea de que haya más “Yo, sí puedo” para la ciudad. También estuvieron presentes la concejala Fernanda Gigliani y los concejales Osvaldo Miatello, Pedro Salinas, Juan Monteverde y Eduardo Toniolli.
La aplicación del programa de alfabetización no quedó solo en la enseñanza de la lectoescritura. También se inauguró una biblioteca que lleva el nombre del obispo Federico Pagura, se dictan talleres de oficio, se incluyó a estudiantes del magisterio y los reclusos escribieron un libro: “Entre mandarinas y tumbas”.
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