Fiesta mortal en Brasil
Dos influencers brasileñas se ahogaron al evitar usar chalecos salvavidas para no arruinar sus selfies
Las conocidas creadoras de contenido para redes sociales murieron en las aguas traicioneras de São Vicente
Aline Tamara Moreira de Amorim, de 37 años, y Beatriz Tavares da Silva Faria, de 27, ambas reconocidas por su presencia en redes sociales, murieron tras el naufragio de una pequeña embarcación sobrecargada que las transportaba de regreso a la costa. Este episodio, que ocurrió el 29 de septiembre pero los detalles se conocieron recién ahora, ocurrió una zona de peligrosas aguas conocida como la Garganta del Diablo, un lugar tristemente célebre por su alta incidencia de accidentes, ubicado en la costa de São Vicente, Brasil.
El trágico desenlace de estas dos influencers ha puesto de relieve los riesgos de la combinación de imprudencia y exceso de confianza en situaciones de peligro. Según el comisario de policía de São Vicente, Marcos Alexandre Alfino, los relatos de los sobrevivientes y del capitán de la embarcación indican que Aline y Beatriz rechazaron los chalecos salvavidas, argumentando que “estorban para el bronceado” y “arruinan las fotos” que querían capturar a bordo.
La tragedia ha desatado un debate en redes sociales, donde se cuestiona la decisión de no tomar medidas de seguridad básicas en un ambiente natural de alto riesgo.
El día del incidente comenzó como una celebración sin sobresaltos para el grupo de amigos e influencers que habían alquilado una lujosa lancha para pasar el día en el mar. Según el relato de una de las sobrevivientes, Vanessa Audrey da Silva, en una entrevista con el portal UOL, la tarde estuvo llena de música, bebidas y sesiones de fotos. Tras horas de celebración, el grupo decidió regresar a la costa. Fue entonces cuando se dividieron en dos embarcaciones para agilizar el retorno, ya que una de las lanchas había sobrepasado el límite de pasajeros permitidos.
Aline, Beatriz y otros cuatro pasajeros abordaron una embarcación más pequeña que contaba con una capacidad máxima de cinco personas. Sin embargo, a pesar de estar sobrecargada con seis pasajeros, la lancha zarpó bajo el mando del capitán, cuya identidad no ha sido revelada por la policía. Al navegar hacia el litoral, la pequeña lancha fue golpeada por una ola de gran magnitud. Incapaz de soportar el peso adicional, el bote comenzó a llenarse de agua rápidamente, y en cuestión de segundos, se hundió, lanzando a sus ocupantes al agua.
De acuerdo con las declaraciones del capitán a las autoridades, él intentó rescatar a los pasajeros una vez que el bote comenzó a sumergirse. Sin embargo, tanto Aline como Beatriz no llevaban chalecos salvavidas, lo que dificultó los intentos de salvamento. Varios sobrevivientes narraron escenas angustiosas en el agua, donde cada persona luchaba por mantenerse a flote. Vanessa da Silva contó que logró ponerse un chaleco en el último momento y que, tras la caída, se aferró a una roca para evitar ser arrastrada por la corriente: “Hubo un momento en el agua en que no se veía a nadie. Yo estaba luchando por mi vida”, declaró en entrevista con medios locales.
Otra sobreviviente, Camila Alves de Carvalho, relató en redes sociales que durante el naufragio se agarró desesperadamente a un chaleco salvavidas que flotaba cerca. Según su testimonio, el grupo intentó aferrarse tanto a los chalecos como a dos bidones de gasolina que iban a bordo. Sin embargo, esto no fue suficiente para Aline y Beatriz, quienes, al no saber nadar y encontrarse sin salvavidas, se vieron en una situación sin salida.
La Guardia Marítima de Brasil recuperó el cuerpo de Beatriz a los pocos días del accidente, flotando cerca del sitio donde el bote se hundió. Aline, por otro lado, fue encontrada una semana después, en la playa de Itaquitanduva, a varios kilómetros del lugar del siniestro. Su desaparición, mientras los equipos de rescate rastreaban las aguas, mantuvo en vilo a sus familiares y seguidores.
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La Garganta del Diablo es una zona notoriamente peligrosa para la navegación debido a sus aguas turbulentas y las frecuentes corrientes de alta intensidad. En esta área, es común que embarcaciones menores enfrenten dificultades, especialmente aquellas que no están adecuadamente equipadas o que exceden el número de pasajeros permitido. La Capitanía de Puertos de São Paulo ha iniciado una investigación para determinar si el bote cumplía con las normas de seguridad vigentes, aunque la pérdida de la documentación de la embarcación durante el naufragio ha complicado la identificación y verificación de sus características.
El comisario Alfino explicó que las autoridades buscan determinar si hubo negligencia o imprudencia tanto por parte del capitán como de los pasajeros, ya que el naufragio podría haberse evitado con medidas de precaución básicas. “Todo esto se está evaluando con calma para llegar a la conclusión de si las muertes fueron consecuencia de negligencia o imprudencia”, puntualizó Alfino a medios locales.
La tragedia deja un vacío en las vidas de familiares y amigos de las víctimas, así como en su creciente base de seguidores en redes sociales. Aline, madre de una niña, no sabía nadar. Sin embargo, compartió en redes sociales fotos en las que posaba en bikini en la embarcación momentos antes del accidente, ajena a la tragedia que se cernía sobre ella. Por otro lado, Beatriz era una entrenadora de CrossFit y modelo desde la adolescencia, y quienes la conocían destacan su espíritu enérgico y su amor por la aventura. Ambas mujeres usaban sus plataformas para compartir sus estilos de vida y aspiraciones, inspirando a cientos de seguidores que hoy lamentan su pérdida.