EL CALVARIO DE SUSANA ABALO PASO A PASO
“Sos boleta, vos, el negro y el barba, paralítica de mierda, dejate de joder”, le dijo una voz anónima a Susana Abalo el 17 de julio del año pasado. Inmediatamente, la militante y su esposo judicializaron las amenazas en el Juzgado de Instrucción del Dr. Acosta en los Tribunales Rosarinos.
El 7 de agosto el domicilio del matrimonio rosarino recibió una inquietante carta al anochecer: el sobre contenía recortes de revistas de la comunidad católica donde aparecían declaraciones de Abalo efectuadas en jumio del año 2000, con motivo de la realización de jornadas vinculadas a actividades de la comunidad religiosa de Villa Banana, uno de los barrios más pobres de Rosario.
Apenas quince días después, desconocidos ingresaron a su domicilio y especificamente a su dormitorio en horas de las siesta. Una pareja la abordó en su cama y le propinó una paliza brutal. El maltrato fue denunciado e intervino la Dra. Peresvara.
El 5 de setiembre de 2002 volvieron las amenazas telefónicas: “paralítica de mierda, sos rehén nuestra, esto no se termina” , dijo la voz, registrada gracias a la intervención telefónica que había dispuesto la justicia.
Otra golpiza que tuvo como blanco el pequeño cuerpo de la militante fue realizada en el mismo baño de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Rosario el 10 de octubre del pasado año. Abalo recibió varios cortes en sus brazos y en el rostro. Intervino la jueza rosarina Graciela Seda.
En los últimos días de novbiembre otro anónimo llegó a su domicilio. El mensaje contenía recortes de diarios y revistas donde Abalo había hecho declaraciones. El 3 de diciembre, apenas unos días después, una bomba incendiaria fue arrojada por una ventana, desde el patio interior de la casa de Abalo, al dormitorio. El atentado provocó conmoción psicológica y serias lesiones en el cuerpo de la mujer. Esta vez, tomó intervención el Juez de Instrucción Suarez Romero.
Ya en el 2003, otro nuevo mensaje intimidatorio fue arrojado desde la calle a la puerta del domicilio de la mujer, hasta estas horas, desaparecida. “Volveremos para matarte”, rezaba uno de los mensajes.
En la tarde de ayer, Susana Abalo, de retiró del curso en la Facultad de Derecho para ir al baño. Minutos después se dirigío a la entrada de la casa de altos estudios. Algunos testigos la vieron en las escalinatas del edificio con un pañuelo en la cabeza, cosa inusual en la mujer.
Desde entonces se encuentra desaparecida.
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