El duro relato de Chano luego de estar internado
Santiago Chano Moreno Charpentier (40) brindó este jueves su primera entrevista desde que recibió el alta médica, tras permanecer 18 días internado en el sanatorio Otamendi por las heridas que le ocasionó un disparo efectuado por un policía.
“Cuando estás en el consumo activo es difícil parar. Ahora casi me muero. Yo no lo puedo creer, casi no me acuerdo de nada. Estaba en el Otamendi. Me acuerdo que me despierto atado a una cama y no sabía lo que me había pasado. Pedía que me suelten”, comenzó diciendo el reconocido cantante en diálogo con Jorge Lanata (61).
Al aire de Lanata sin filtro (Radio Mitre, lunes a viernes a las 10), el ex líder de Tan Biónica también contó que sus hermanos, Bambi y Samantha, fueron los primeros en ingresar a la habitación en la que estaba alojado para contarle cómo había llegado hasta ese lugar.
“Me fueron dando medicación para que me calme y me mandaron a mis hermanos a que me cuenten, porque son de las personas que yo más quiero en el mundo. Ellos me fueron contando todo lo que pasó y yo no lo podía creer”, agregó emocionado.
Y siguió: “No lo creía. Pensé que era algo que me habían dicho para que yo pare de consumir. No me acordaba nada de semanas antes (del episodio). Es más, volví a mi casa y empecé a ver objetos que había comprado, como unos auriculares, y no los conocía. Un delirio”.
“Me contaron que me habían pegado un tiro, toda la secuencia en mi casa. Mi médica, en quien confío mucho y a quien le contaba cuando consumía y no podía parar, se me acercó, yo estaba intubado y me contaron que lloraba”, siguió detallando acerca de esos primeros días tras el suceso que conmocionó a todos sus fans y puso en riesgo su vida.
Además, el artista aseguró que cuando deja de consumir él tiene “unos vínculos alucinantes” con sus amigos. “Soy una persona buena y está mal que lo diga yo pero no tengo relaciones conflictivas cuando no consumo y estoy bien”, indicó.
Tras algunas palabras de aliento del periodista, Chano aseguró que padece una enfermedad y sufrió mucho. “La gente te estigmatiza por ser una estrella de rock y yo nada que ver. Mis camarines están poblados de gente sana… Mi relación con el consumo es una pulsión que hace mi cabeza. Yo ya me conozco”, sentenció.
Entonces, él indicó que “el deseo de una persona que es adicta es controlar el consumo”. “Pero eso es una fantasía, no lo manejás ni ahí. Me acuerdo que trabajaba de camarero, arrancaba el despacho sin plata, porque me la había gastado el día anterior, y cuando tenía cuatro mesas ya calculaba lo que me iban a dejar e iba llamando al dealer. Terminaba duro, casi sin poder hacer nada”, recordó acerca de sus inicios en las drogas.
Cuando Lanata, quien también es su amigo, le preguntó si había tenido miedo durante su internación, Chano contestó que sí y agregó: “Estaba muy sensible, rígido en las articulaciones. Era horrible verme así. Lo único que podía hacer era dar vueltas con un enfermero y me habían sacado los espejos (para evitar que se lastimara, aunque eso nunca pasó por su mente)”.
Su rehabilitación, los planes a futuro y el vínculo con sus fans
De cara a las presentaciones que tiene pactadas para los próximos meses en Rosario, Buenos Aires, Montevideo y Córdoba, Chano aseguró: “Ahora, todo lo que hago lo pongo en duda. No sé qué me hace bien o mal. Ya toqué muchas veces en el Luna Park y tengo el ejercicio de poder controlar la intensidad del show que voy a hacer”.
“A mí me encanta estar con la gente. Ni pregunté cuánto voy a cobrar en el Luna. No soy trucho en eso y no me interesa alimentar mi ego ni nada, ya me acostumbré a todo un país me putee y me quiera”, continuó diciendo al tiempo que le agradecía a sus fanáticos todo el apoyo recibido en cada etapa de su vida, tanto las buenas como las malas.
Y cerró: “Son tres Luna que me los voy a tomar como ir a la oficina: con la euforia controlada. Es como una bendición y significa poder volver a conectarme con la gente”.
Sobre su recuperación en una clínica de rehabilitación también dijo que estuvo escribiendo y le hizo una canción a su madre. “Y empecé a rezar. Me conecté con eso”, se sinceró con Lanata. “Te dan un pucho cada dos horas, dormimos en camas cuchetas, todo tiene horario. Vengo haciendo las cosas bien”, reconoció orgulloso.
Y añadió: “Pude empatizar con otros compañeros y ahora estoy en un lugar en el que puedo comprender a mi mamá, quien se asustó con el tema de los shows… Ella me salvó la vida porque yo me iba a morir. Ya estaba haciendo cualquier cosa, escuchaba señales… después de tantos años las drogas te hacen muy mal”.