El papá de los niños perdidos en la selva colombiana denunció que está amenazado de muerte
El hombre afirmó tener audios de las intimidaciones y adicional a la denuncia hecha comentó que su esposa habría estado viva cuatro días en la selva
Manuel Ranoque Mucutuy el padre de los cuatro niños rescatados en la selva del Guaviare denunció ante los medios de comunicación que está bajo amenaza de las disidencias de las (Farc) Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, más exactamente del Frente Carolina Ramírez, el cual opera en los departamentos del Meta, Caquetá, Guaviare y Putumayo.
Información brindada por Ranoque da cuenta de que la estructura lo estaría buscando. “Tengo amenazas. Para ellos yo soy un objetivo. Yo me conozco toda la región”. Mencionó en la denuncia pública: “Yo sé que esas personas descaradas pueden comenzar a presionar y eso nunca lo voy a permitir. Ellos lo único que quieren es el interés económico y mientas uno no se acoja a lo que ellos digan, uno es un enemigo”.
El padre de familia afirmó que tiene en su poder audios en los que las disidencias lo amenazaron con buscarlo y que, incluso, le van a mandar personas directamente a Bogotá, mientras está al tanto de la recuperación de sus cuatro hijos en el Hospital Militar de la capital. Ranoque comentó que no era fácil hablar con los niños, pues fueron 40 días en los que no durmieron ni se alimentaron adecuadamente. “Dios me los tiene para grandes cosas. Ellos mismos darán sus declaraciones y ustedes mismos lo sabrán. Yo no les puedo sumar, ni restar”, dijo.
Después que los cuatro menores indígenas fueran rescatados de su travesía por la selva del Yarí luego de que la aeronave donde viajan tuviera fallas y cayera en la zona el lunes primero de mayo.
El domingo 11 de junio tras dos días del hallazgo de los menores el padre de los niños indígenas, Manuel Ranoque, aseguró que su hija mayor, Lesly (13 años), le mencionó que su madre estuvo con vida cuatro días luego del accidente, pero le pidió a los niños que se fueran. “La niña lo único que me aclara es que la mamá estuvo cuatro días viva. Entonces, antes de morir la mamá les dice, tal vez, váyanse”, mencionó el padre.
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Los hermanos Mucutuy, Lesly, Soleiny, Tien y Cristin, aparecieron el 9 de junio luego de estar deambulando por la selva entre Guaviare y Caquetá. Más de 350 personas, entre uniformados del Ejército Nacional y miembros de la Guardia Indígena, durante 40 días los buscaron incansablemente sin escatimar esfuerzos ni desestimar cualquier alternativa para dar con el paradero de los cuatro niños indígenas, desde saberes tradicionales de los grupos indígenas hasta las más sofisticadas técnicas militares fueron vitales para encontrarlos.
Luis Acosta es coordinador nacional de la Guardia Indígena, le contó a El Tiempo, que a los niños los “encontró un indígena guardián que tomó yagé”, una bebida espiritual de los pueblos indígenas. También ponderó el trabajo articulado con el Ejército y dijo que fue una experiencia muy bonita, en la que tanto indígenas como soldados, se conocieron, compartieron e intercambiaron conocimientos.
Según le contó Acosta a El Tiempo, en la búsqueda de los niños fue vital el conocimiento de los indígenas de la selva, así como sus prácticas espirituales, que se conjugaron con la técnica militar. También dijo que para sobrevivir en la selva no es suficiente la comida física, pues “también se necesita de alimento espiritual”.
“Los encontró un indígena guardián que tomó yagé, en apoyo con la tecnología del Ejército. La selva, hay que entender, es muy espiritual, sobre todo esa selva virgen que nadie ha pisado y allá hay unos poderes espirituales muy fuertes. Se compartió el chimú, una medicina ancestral de esta zona, que la usaban también los soldados, para poder caminar en la selva y de aguantar”.
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Acosta advirtió también que, así como los soldados “aportaron sabiduría técnica: los GPS y los teléfonos satelitales”, los miembros de la Guardia Indígena aportaron “sabiduría ancestral frente a como andar en la selva, como pedirle permiso, como honrar la selva y así se hizo todos estos días para no enfermarnos, para no perdernos porque es muy fácil perderse en esa selva”.
Sobre el indígena que, tras una toma de yagé, dio con el paradero de los hermanos Mucutuy, explicó que quien lo toma “ve mucho más allá de lo que vemos”: “Como era por cuadrantes (la búsqueda), ellos se fueron por uno y los encontraron. El que toma yagé ve mucho más allá de lo que vemos. Se vuelve un médico, una pantera, un tigre, un puma. Ve más allá porque es una medicina integral. Él tuvo la capacidad de mirar”
Acosta también advirtió que fue vital que los niños hayan sido criados en la selva y que Lesly, la mayor, tuviera “capacidad espiritual y física para resistir y ayudar a sus hermanitos”: “Porque estos niños son criados en la selva y educados en la medicina ancestral, por eso duraron. Y porque desde acá se hizo ritual para que les llegara a ellos. Eso ayudó a que esa niña en sus 13 años tuviera la capacidad espiritual y física para resistir y ayudar a sus hermanitos. Eso un niño de Bogotá no hubiera aguantado. Ellos conocían la selva”.