El régimen iraní culpó a Israel por retrasar su plan nuclear
El canciller Mohamad Zarif culpó a Jerusalén por el corte eléctrico en la central de enriquecimiento de uranio. Los daños del incidente causarían una demora de nueve meses en retomar los niveles de producción.
“Los sionistas (israelíes) quieren vengarse de nuestros éxitos en el camino de la eliminación de las crueles sanciones, pero nosotros no lo permitiremos y nos vengaremos de los sionistas por estas medidas”, subrayó ante el Parlamento Zarif, citado por la agencia estatal IRNA.
Los canales 11 y 13 de la televisión israelí ya informaron que, según “fuentes de inteligencia occidentales”, el apagón se debió a un ciberataque israelí ejecutado por el Mosad y causó daños significativamente mayores a los notificados por las autoridades iraníes.
En tanto, el New York Times citó a dos oficialies de inteligencia y reportó que el corte fue causado por una explosión que destruyó completamente el sistema energético interno que proporciona energía a las centrífugas que enriquecen el uranio. Según las fuentes, la planta de Natanz tardaría unos nueve meses en retomar su nivel de producción.
De confirmarse, sería el segundo ataque de este tipo en menos de un año contra Natanz, tras un caso de sabotaje en julio de 2020 que provocó un incendio en una sala de montaje de centrifugadoras avanzadas y del que varias fuentes también atribuyeron a Israel.
“La respuesta de Irán será vengarse del régimen sionista en el momento y el lugar adecuado”, dijo el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Said Jatibzadé, quien ha agregado que hay informaciones que confirman la responsabilidad de Israel en lo sucedido. “Lo que pasó en Natanz fue (un acto de) terrorismo nuclear contra Irán en territorio iraní. Irán se reserva el derecho a una respuesta bajo el artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas”, añadió.
Jatibzadé ha manifestado que Israel no ha logrado debilitar las capacidades nucleares de Irán debido a que las centrifugadoras afectadas eran unas que iban a ser sustituidas por otras más avanzadas, según ha informado la agencia iraní de noticias Tasnim.
El incidente de las últimas horas en Natanz, calificado por la agencia atómica iraní de “terrorismo nuclear”, coincide con negociaciones en Viena para salvar el acuerdo nuclear de 2015 entre Irán y seis grandes potencias y levantar las sanciones estadounidenses contra Teherán.
Estas conversaciones, en las que participa EEUU por primera vez desde su retirada del pacto en 2018, aunque de forma indirecta, continuarán la próxima semana para tratar de que tanto Washington como Teherán retornen al acuerdo.
Israel es un firme detractor de ese pacto y, como dijo ayer su ministro de Defensa, Beny Gantz, su país seguirá “trabajando con EEUU para garantizar que cualquier nuevo acuerdo con Irán evite una escalada nuclear en la región y proteja al Estado de Israel”.
“Las autoridades políticas y militares del régimen sionista claramente han dicho que no permitirán el progreso en la eliminación de las sanciones nucleares y ahora se imaginan que lograrán su objetivo”, dijo hoy Zarif.
Sin embargo, el jefe de la diplomacia iraní aseveró que esto no ocurrirá y que “los sionistas recibirán su respuesta con más desarrollos nucleares” como la reciente puesta en marcha de nuevas centrifugadoras avanzadas.
Sobre lo ocurrido en Natanz, el ministro insistió en la necesidad de ofrecer “una protección adecuada a las instalaciones nucleares y a los científicos nucleares en esta situación delicada”.
Así aludió Zarif a la operación que tendió una emboscada del prominente científico nuclear iraní Mohsen Fajrizadeh en noviembre pasado, de la que Teherán acusó también a Tel Aviv.
El apagón, que no causó heridos ni contaminación, se registró en una zona de la red de distribución eléctrica de Natanz, una planta de unos 100.000 metros cuadrados situada en el centro del país y construida ocho metros bajo tierra para evitar ataques.
El complejo nuclear Shahid Ahmadi Roshan de Natanz es uno de los sitios supervisados por el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) en virtud del acuerdo nuclear de 2015, que solo permite usar a Irán centrifugadoras de primera generación IR-1, un límite incumplido desde hace tiempo.
Preocupación de Alemania
Alemania advirtió el lunes que los últimos acontecimientos en torno a la planta de uranio de Natanz no auguraban nada bueno para las conversaciones nucleares destinadas a reactivar un acuerdo cojo para frenar la ambición atómica de Teherán.
“Lo que estamos escuchando actualmente de Teherán no es una contribución positiva, en particular el desarrollo en Natanz”, dijo el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Heiko Maas, antes de las conversaciones en Viena el martes.
Maas dijo que las negociaciones en Viena “no serán fáciles, pero hasta ahora ha habido un espíritu constructivo” mostrado por los participantes.