En 2016 ya detuvieron a 26.000 niños que quisieron llegar solos a EE.UU.
El flujo rebotó en la primera mitad de este año respecto a 2015. Pese a los peligros que supone la travesía, miles de menores huyen de la pobreza y la violencia en Centroamérica con la ilusión de llegar a territorio estadounidense
Al menos 26.000 menores no acompañados fueron detenidos en la frontera de Estados Unidos, entre enero y junio de este año, la mayoría de ellos provenientes de Guatemala, El Salvador y Honduras, según un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) divulgado este martes.
“Es desgarrador pensar en estos niños -la mayoría de ellos adolescentes, pero algunos aún más jóvenes- haciendo este viaje agotador y extremadamente peligroso en busca de seguridad y una vida mejor”, señaló en un comunicado el director ejecutivo adjunto de la agencia, Justin Forsyth.
La cifra está lejos de los 44.500 registrados en ese mismo periodo durante en 2014 -cuando otra ola migratoria desató una grave crisis humanitaria-, pero es superior a los 18.500 capturados en la primera mitad de 2015, según datos de las autoridades estadounidenses.
Además, en lo que va del año, otros 16.000 niños centroamericanos fueron detenidos en México, y muchos murieron o desaparecieron durante la peligrosa travesía.
Según la agencia, el flujo de jóvenes refugiados y migrantes pone de manifiesto la “importancia fundamental de responder a la violencia y las condiciones socioeconómicas de sus países de origen”.
Unicef recordó que estos menores huyen en la mayoría de los casos de la pobreza y de la brutalidad de bandas criminales y proceden de algunos de los países más peligrosos del mundo. El Salvador, con 103 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2015, registra la tasa de asesinatos más alta del planeta y tanto Honduras como Guatemala figuran entre los primeros puestos.
En el caso de los menores no acompañados que son detenidos al llegar a Estados Unidos, Unicef llama la atención sobre el hecho de que un 40 por ciento de ellos no dispone de un abogado que los represente ante las autoridades de inmigración. Según el informe, esos niños tienen muchas más probabilidades de ser deportados que aquellos que cuentan con defensa legal.
Una comparativa de casos iniciados en 2015 mostró, aseguró Unicef, que para un 40 por ciento de los menores sin abogado se ordenó la deportación, frente a un 3 por ciento en el caso de los que tenían representación.
Los casos ante los tribunales de inmigración pueden durar años. Durante ese periodo, los menores no tienen estatus legal en Estados Unidos y, por lo tanto, a menudo no tienen acceso a los servicios sanitarios. Además, aunque tienen garantizada la escolarización, se registraron episodios en los que se impidió que acudan a las clases, según Unicef.
“Debemos recordar que los niños, sea cual sea su estatus, son antes que nada niños. Tenemos el deber de protegerlos en un ambiente saludable”, señaló Forsyth.
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