Es oriundo de Fray Luis Beltrán
Entró a Gran Hermano en 2016 para poder adoptar a su hermanito y hoy atraviesa un drama: la historia de Mauricio Guirao
Entró por un sueño: terminar su casa para lograr la adopción plena de su hermanito y dar un mensaje de superación. Se convirtió en semifinalista y hoy reveló que sufre de una enfermedad terminal
El joven santafesino, oriundo de Fray Luis Beltrán, entró a la casa de Gran Hermano en 2016, con el sueño de ganar el dinero suficiente para terminar de construir su casa y de esa manera conseguir la adopción definitiva de su hermano.
Rápidamente logró el apoyo del público: a una semana de juego contaba con el "Ejercito de Mauristas". Se trata de uno de los diferentes clubes de fans que se creó para brindarle apoyo votándolo para que gane la "inmunidad".
Mauricio Guirao se presentaba en el casting del reality como una persona "humilde y trabajadora" y con esas palabras se presentó ante sus compañeros.
Desde su ingreso deseaba ganar para terminar su casa y que le den la custodia definitiva de una bebé que encontraron en la calle. La foto del niño lo acompañó durante toda su estadía en la casa.
PASADO DURO
En su paso por la casa, el santafesino contó sobre su infancia y otros momentos difíciles que vivió. Al comienzo, los participantes dudaron de su sinceridad y hasta se burlaron, pero luego comprendieron su dolor al referirse sobre quienes fueron sus amigos.
"La mayoría de mis amigos ahora son chorros", había contado Mauricio en el medio de una conversación y aunque al comienzo sus compañeros se tomaron la frase con gracia y se burlaron, él siguió explicando hasta dejar a todos con la boca abierta.
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"Tengo mis amigos que son de mi infancia, de mi barrio, con los que me crié que son pibes decentes que van a laburar y todo, pero tengo amigos y conocidos que iban a la escuela conmigo que hacía mucho tiempo que no los veía y me ha pasado que voy por la calle y me quieren robar", inició su relato por entonces.
Debido a todo lo vivido, el joven buscó darle un futuro mejor a su hermanito. Su mensaje siempre fue que "se puede ser buena persona".