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Escándalo: la amorosa dedicatoria de Marina Calabró a Rolando Bardano y la fría reacción de él
Compañeros de Lanata sin Filtro, se llevaron un Martín Fierro de Radio cada uno y sumaron un nuevo capítulo a su historia de amor con idas y vueltas.
La historia de amor de Marina Calabró y Rolando Barbano escribió un nuevo capítulo en la gala de los Martín Fierro de Radio 2024. Compañeros en Lanata sin Filtro, donde ella hace la columna de espectáculos y él la de policiales, vivieron un apasionado romance que terminó de una manera no del todo clara. El destino los puso adelante de todos en el Salón Ocre de La Rural. Cada uno nominado en su respectiva terna, compartieron mesa, uno al lado del otro. La expectativa estaba no solo en que pudieran ganar, sino más bien en lo que pudieran decir. Y la magia de la radio escribió de manera indirecta una de sus mejores páginas.
La primera en subir fue Marina Calabró, que escuchó su nombre en la voz de Flor de la V. Salió eyectada de su silla, abrazó a Barbano y le dio un beso en la nuca, y emprendió su camino al escenario. “La verdad es que estaba convencida de que perdía”, admitió la hija de Juan Carlos y Coca, y empezó su discurso elogiando a sus compañeras de nómina. “(Marcela) Tauro, lo quiero compartir con vos antes que nadie. Sos enorme, además de ser un ejemplo para todas nosotras, sos icónica, sos la mejor compañera que uno puede tener y sos una amiga hermosa que me ha bancado en las malas como nadie. Es para la talentosa de Pía Shaw, que chequea, chequea, chequea. Y para Tamara Pettinato, no le des bola a nadie, te merecés esta terna como te mereciste ganarlo la otra vez, me recontra gusta tu laburo”.
Después llegó el tiempo de nombrar a su equipo, y empezó por el conductor que atraviesa un difícil cuadro de salud: “Se lo quiero dedicar a Jorge Lanata, que se está reponiendo, que me permite trabajar con libertad hace nueve temporadas”. Y continuó nombrando uno a uno a sus compañeros de cada día, hasta que hizo una pausa en el nombre más esperado. “A Rolando”, dijo con un énfasis particular, y la cámara lo tomó al hombre de policiales, que seguía las alternativas sentado junto a su hijo.
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Las palabras de Marina siguieron por el camino de una de las familias más queridas del espectáculo. “Se lo quiero dedicar a mi viejo, perdón que fue competencia desleal, porque este fue el Cala desde arriba”, dijo, en el recuerdo eterno de Juan Carlos. “A mi vieja, antes de que me escriba de Brito y me diga que ‘te olvidaste de Coca’. A Iliana, que está pendiente de esto, a veces te quiero matar, pero te quiero. A Mía, que sufre mis cuatro laburos y que está incondicionalmente para sostenerme, aunque la madre soy yo. Gracias APTRA”. Y cuando parecía quedar todo ahí, largó la estocada final: “Se lo quiero compartir a mi amor. Sí, a vos, Rolando. Gracias”.
Luego llegó la terna de columnista policial / judicial, y el premio se lo llevó Rolando Barbano. Al escuchar su nombre, el periodista besó y abrazó a su hijo Rocco, le dio un beso en la frente a Calabró, se abrazó con parte de sus compañeros y subió al escenario junto al niño.
“Se lo quiero dedicar especialmente a Jorge Lanata, estamos esperando que esté con nosotros rápido, lo queremos, lo amamos. Estoy agradecido con él por mostrar mi trabajo y siempre estaré agradecido”, comenzó. Luego, pasó por el equipo, pero evitó hacer nombres propios. “Este premio me hace feliz porque es un premio al periodista de judicial. Nosotros lo que hacemos es contar historias humanas, tratamos de estar cerca de las víctimas y lejos del poder, que siempre seduce y siempre busca la obsecuencia”.
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Luego sí llegaron algunos nombres, y la expectativa fue en aumento. “Para mí es importante recibir este premio, recibirlo con mi hijo Rocco a quien se lo dedico, se lo dedico a mi hija Nina que está en casa, a mi viejo querido, a mi mamá, a mi hermana, a mis amigos, y a la gente de la 271″.
Y ahí terminó, sin lo que el público quería escuchar. Ni “Marina”, ni “mi amor”, ni “mi novia”. Y recibió los abucheos de los presentes cuando terminó de dar su discurso. Desde entonces, convivieron con esa tensión que a veces se percibe en el cotidiano del programa. Miradas incómodas. Y los ojos vidriosos de Marina, con el inocultable semblante de quien siente que su amor no fue correspondido.