España: restringen las salidas nocturnas para frenar los rebrotes
En diferentes regiones del país europeo se dispararon los contagios tras las reaperturas de discotecas. Temen que cerca del 80% de estos lugares cierren definitivamente antes de fin de año.
El ocio nocturno está en el centro de la mira de la lucha contra el COVID-19. Las autoridades sanitarias advierten de que en las salas de fiestas y discotecas se producen buena parte de los contagios y las comunidades autónomas, temerosas de la expansión descontrolada del virus, empezaron a poner restricciones al sector. Cataluña cerró las salidas nocturnas en Barcelona y estudia ampliar la prohibición a toda la comunidad, Murcia también bajó las persianas de sus discotecas y otras autonomías, como Euskadi o Andalucía, lo están estudiando. Pero el sector empresarial advierte de la contrapartida del cierre: están en jaque 300.000 empleos asociados y avisan de que la clausura de sus locales trasladará la fiesta a lugares no regulados, donde el riesgo de contagio aumenta. Navarra y Galicia se adelantaron y limitaron estas prácticas de ocio informal.
Los brotes vinculados a una discoteca en Córdoba con un centenar de afectados o contagios asociados a una zona de bares en Murcia con 62 positivos encendieron las alarmas. En una semana, el ocio nocturno empezó a consolidarse como uno de los escenarios con más focos activos: locales cerrados, aglomeraciones de jóvenes con baja percepción del riesgo y relajación de las medidas de seguridad configuraban un caldo de cultivo ideal para el COVID-19. Según el Ministerio de Sanidad, hay 15 brotes relacionados con ambientes de esparcimiento.
“Son locales cerrados y es difícil, por la propia naturaleza del local, no acercarse. Hay ciertas aglomeraciones y en lugares donde se consume alcohol, la gente puede relajarse un poco y bajar la guardia”, explica el jefe de Medicina Preventiva del Hospital Clínic de Barcelona, Toni Trilla. La gestión de estos brotes es compleja porque la transmisión se dispara: de un caso pueden salir cientos en un espacio de tiempo muy corto y seguir las cadenas de transmisión se hace casi imposible, dicen los expertos. “Hay antecedentes, como el caso de Seúl, donde una persona fue a cinco locales y se infectaron 80, que señalan a estos locales como espacios de relativo riesgo”, apunta el epidemiólogo Joan Ramon Villabí.
Precisamente, el temor a la expansión descontrolada del virus precipitó una cascada de cierres en varias comunidades: Baleares ya prohibió, desde el fin del estado de alarma, la apertura de discotecas en zonas turísticas de Mallorca e Ibiza y aquellas con espacio mayor de 300 personas en el resto de la comunidad; Cataluña cerró discotecas allí donde había focos activos, incluida Barcelona; Aragón hizo lo propio al hacer retroceder a varios municipios, también Zaragoza capital, a una especie de fase 2 flexible; Murcia solo deja abrir las terrazas de los bares de copas (con los clientes sentados) y Navarra limitó horarios de estos locales hasta las dos de la madrugada.
Detrás de las restricciones de las autonomías está reducir al mínimo el contacto social en los lugares considerados de alto riesgo. “Es una medida que se ha visto eficaz. Puede que con la prohibición y el coto no sea suficiente, pero algo hay que hacer: se trata de hacer difícil lo insano”, valora Jesús Molina Cabrillana, portavoz de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene. Coincide Trilla: “Desde un punto de vista de garantía sanitaria es una medida razonable y proporcionada. Pero habrá que ayudar a este sector”. Los expertos sostienen, no obstante, que los cierres no pueden ser indiscriminados, sino que deben hacerse según la realidad epidemiológica del entorno. “Hay sitios donde hay discotecas y ocio nocturno y no pasa nada. Todo está relacionado con el nivel de circulación del virus. En situaciones como la de Barcelona, donde hay transmisión comunitaria, estaría indicado el cierre, pero ni mucho menos lo estaría en toda Cataluña. Solo en las áreas donde hay más transmisión”, apunta Molina Cabrillana.
Las restricciones, sin embargo, dejan muy complicado a un sector ya diezmado durante el estado de alarma. “Ahora mismo, la temporada está perdida. El que no facturó en estas fechas, difícilmente lo hará y está condenado a desaparecer: llevamos tres meses de cierre”, advierte Joaquim Boadas, secretario general de la patronal española del ocio nocturno Spain Night Life. Según Boadas, hay 75.000 locales de esparcimiento nocturno en España que dan trabajo a 300.000 personas. Si continúan los cierres, “entre el 60% y el 80% de los locales cerrarán antes de fin de año”. Tras el fin del estado de alarma, las discotecas se prepararon para la reapertura reforzando medidas de seguridad: control de temperatura a la entrada, registro de nombre y contacto, tapabocas obligatorio, alcohol en gel en cada esquina y pistas de baile reconvertidas en salas con sofás y mesas para estar sentados.
Sin embargo, trabajadores del sector admiten que, llegado cierto punto de la noche y con alcohol de por medio, los protocolos son difíciles de cumplir. En Melilla, por ejemplo, las discotecas pueden abrir hasta las cinco de la madrugada y las terrazas, hasta las dos. Sin embargo, la laxitud de algunos locales con los horarios y la distancia social entre los clientes obligó al consejero de Salud Pública, Mohamed Mohand, a recordar que se multará o cerrarán aquellos establecimientos donde no se respete la norma y haya aglomeraciones. Los empresarios del Puerto Deportivo Noray, la zona de ocio más reconocida de Melilla, denunciaron una situación de “acoso” ante las inspecciones para vigilar el cumplimiento de los horarios.
Los empresarios del sector, con todo, defienden su accionar. “Hay una inestabilidad enorme por imágenes que han generado alarma pero que no son la norma. La norma es la gente respetando las medidas de seguridad, pero la alarma ha provocado que las pocas reservas que teníamos lleven días paradas. No nos han cerrado, pero es como si lo hiciesen”, apunta Óscar Iglesias, de la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia. Un brote con más de 70 casos vinculado a una discoteca en Gandía precipitó el cierre de los locales de ocio de la ciudad. La Generalitat Valenciana, no obstante, descarta aplicar la medida a toda la comunidad.