¿Existió realmente la estrella de Belén?: las teorías astronómicas sobre el astro que guió a los Reyes Magos
Los escritos bíblicos sobre la “Estrella de Belén” o la “Estrella de Navidad” pasan bajo la lupa de los científicos interesados en hallar una explicación o paralelismo astronómico. ¿Se trató de una estrella guía en realidad?
Este viernes 6 de enero se celebra el Día de Reyes, para conmemorar la adoración del Niño Jesús por parte de los tres Reyes Magos.
La “Estrella guía de Belén” es uno de los iconos religiosos más importantes para la fe cristiana porque, según está escrito en el Evangelio de San Mateo, fue el “astro” que orientó a los tres Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltazar hacia el lugar del nacimiento de Jesús de Nazaret.
Los Reyes Magos eran sabios religiosos que estudiaban el firmamento y conocían los sucesos que podrían ocurrir en el cielo futuro. En el imperio persa la palabra “mago” se usaba para designar a los sabios cuya fuente de conocimiento era la observación astronómica, estudiaban los planetas y las estrellas, interpretaban la simbología de los cuerpos celestes y los sucesos cósmicos, y además provenían de linaje aristocrático o real.
La explicación científica sobre la llamada “Estrella de Navidad” es un tema bastante controvertido, porque la fecha exacta del nacimiento de Jesús es la que aún se discute, y grandes estudiosos aseguran que no ocurrió hace 2023 años exactamente. Los Evangelios colocan el nacimiento de Jesús en el momento que el emperador César Augusto ordena un censo de población, esto ocurre entre los años 8 y 6 a.C., este dato es fundamental a la hora de buscar eventos astronómicos responsables de la “luz guía”.
Profecía y naturaleza
En aquel momento un evento poco frecuente era considerado un presagio, de hecho, en la actualidad muchas religiones siguen asociando fenómenos naturales extremos o poco frecuentes a profecías y actos divinos.
La profecía decía que todas las generaciones de sabios o magos deberían ver al horizonte en busca del nacimiento de una nueva estrella, la cual sería el anuncio del nacimiento del nuevo rey de los judíos. Los magos, entonces, tendrán que ir en busca de la “luz del este”, encontrar al rey prometido y adorarlo con regalos: oro, incienso y mirra.
Cuando los reyes llegaron a Belén, la estrella “se quedó fija” arriba del pesebre donde estaba la Sagrada Familia, indicando el lugar exacto donde había nacido el nuevo rey.
Entonces, suponiendo que realmente existió esta “estrella guía” y que su brillo llamó poderosamente la atención de los Reyes Magos dejándole un mensaje, los científicos intentan desde siempre descubrir cuál fue aquel suceso en el cielo.
Las 7 teorías astronómicas sobre la “Estrella de Belén”
El cometa Halley: gracias al estudio de los periodos del cometa, se sabe que pudo ser visible en la Tierra entre los años 10 y 11 a.C. Teniendo en cuenta las discrepancias que existen entre expertos sobre el año exacto del nacimiento de Jesús, algunos astrónomos piensan que este podría haber sido el responsable del gran destello en el cielo, pero esta teoría tiene pocos adeptos.
La Luna eclipsando a Júpiter: el astrónomo Michael Morner de la Universidad Rutger en New Jersey, encontró en un manuscrito del astrónomo Maternus (del siglo IV), con indicios claves sobre la teoría de un eclipse que se produciría el 20 de marzo y el 17 de abril del año 6 a.C. Esta tampoco es de las teorías más fuertes.
Una nova: existen registros tomados por chinos y coreanos que datan del año 5 a.C. en donde una nova iluminó los cielos por 70 días. Además, en el 4 a.C. astrónomos de Oriente tenían apuntada una nueva estrella en la pequeña constelación norteña de Aquila. El Dr. Cockcroft del Planetario McCallion en la Universidad de McMaster, Ontario, comenta que una nova es una teoría bastante fuerte para la estrella de Navidad, sobre todo porque una nueva estrella en una constelación puede “aparecer” y luego “desaparecer” en los meses siguientes. Sin embargo, el suceso no fue lo suficientemente brillante porque no hay registros de esto en Occidente.
Las tres estrellas de Orión: la constelación de Orión se puede observar desde todo el planeta durante el mes de diciembre, y está compuesta principalmente de estrellas azules supergigantes y muy brillantes. Rigel es la estrella más brillante de esta constelación, emite 100 mil veces más energía que nuestro Sol y brilla 40 mil veces más. Debajo de Rigel existen otras tres estrellas que forman una línea en el centro de la constelación y se les conoce como el “Cinturón de Orión” o “Las Tres Marías”. Se trata de las estrellas: Mintaka, Alnilam y Alnitak, que son 20 veces más grandes que nuestro Sol y 7 mil, 18 mil y 10mil veces más brillantes, respectivamente, que nuestra estrella.
La triple conjunción: el astrónomo británico David Hughes de la Universidad de Sheffield, en Reino Unido, sostiene la teoría de una triple conjunción. Cuando desde la Tierra vemos un acercamiento aparente, de dos o más cuerpos celestes en una pequeña región del cielo, se dice que están en conjunción. Júpiter y Saturno en conjunción, pero tres veces durante un corto periodo. Un evento como este se da solo cada 900 años, o sea que para los astrónomos de Babilonia hace 2 mil años debe haber sido un gran presagio, la señal de algo muy importante.
La Conjunción de Júpiter y Regulus: es una de las teorías más aceptadas sobre la Estrella de Belén. La teoría de la conjunción entre la estrella Regulus y el planeta Júpiter en la constelación de Leo sucedió entre los años 3 a.C. y 2 a.C. En esa época fue interpretado por los astrólogos de Persia como un rey por nacer en Judea, donde Júpiter representaba un reinado y la estrella Regulus a un niño judío. Esta teoría también se acepta como la posible estrella de Navidad, dado que una conjunción es un evento bastante llamativo y fascinante de observar en el cielo nocturno.
La conjunción única: al momento esta es la teoría más destacada sobre la “Estrella de Belén”. Grant Mathews es astrofísico y profesor de cosmología en la Universidad de Notre Dame (EE.UU.), lleva años estudiando el origen de la estrella de Belén. Su teoría exponen que esta luz guía es el producto visual de un alineamiento planetario muy extraño ocurrido en el año 6 a.C. El Sol (en el primer punto de Aries) junto con Júpiter, la Luna y Saturno, estaban en dicha constelación, Venus se encontró en la constelación de Piscis (lindante), mientras que Mercurio y Marte estaban al otro lado en la constelación de Tauro. Esta fue una conjunción muy particular, muy llamativa por la cantidad de astros en juego, y muy poco frecuente (el próximo evento idéntico será dentro de medio millón de años afirman los astrónomos).