Fuertes incidentes en un súper chino en Rosario
La persona que efectuó los disparos, que trabajaba como vigilador trucho y portaba una pistola calibre 9 milímetros sin autorización, fue detenida en el lugar de los hechos y acusada en forma preliminar de homicidio. Pero la cosa no quedó allí, porque la bronca se trasladó a pocas cuadras del negocio, hasta la casa del imputado, que es un vecino del barrio. Esa vivienda también fue arrasada por los manifestantes. Horas después de esos episodios los propietarios del súper, de nacionalidad china, decidieron cerrar el emprendimiento y mudarse con lo poco que habían podido salvar del paso de la turba.
"Libre mundo" es el nombre con el que dos familias llegadas desde China bautizaron el supermercado que abrieron hace cuatro años en España 6330, a unos cien metros al sur del semáforo que hay en el cruce de esa calle y Batlle y Ordoñez. Según muchos vecinos, el único comercio con "buenos precios" en la zona y que está abierto todos los días, "menos los domingos a la tarde".
Escena final
Ayer a la tarde, después de los episodios que se desencadenaron por el crimen de Emanuel Carrizo, el lugar parecía una postal de tiempos no muy lejanos. El gran cartel de color amarillo del súper exhibía marcas de piedrazos y hasta algunas perforaciones diminutas. "Esos son balazos", señaló un vecino a este diario. Una autobomba de los Bomberos Zapadores de la Unidad Regional II permanecía en el lo que es el playón de estacionamiento y de acceso de proveedores al comercio, al lado del Renault 18 casi irreconocible por los efectos de las llamas y que pertenecía a Juan Eduardo Mendoza, el presunto homicida. Alrededor de ellos, restos de alimentos desparramados por el piso daban cuenta del saqueo.
En el portón de acceso al predio media docena de gigantes del Cuerpo Guardia de Infantería estaban parpaetados con bastones, escudos y cascos custodiando que nadie se acercara. En la vereda, un grupo de mujeres hacía otro tipo de guardia: tras los fuertes rumores de cierre del local esperaban recibir "la autorización" para ingresar al súper y "llevarse bolsones con alimentos para festejar el Día del Padre". Pero al cierre de esta edición seguían con las manos vacías.
En el barrio, al que algunos vecinos llaman Las Flores Este, pero que oficialmente se llama 17 de Agosto, había tensión por lo que muchos consideraban una asesinato alevoso de alguien que estaba indefenso y que sólo "se había llevado" algo de mercadería. Pero también había otros que no justificaban la furibunda represalia que cayó sobre los dueños del comercio.
El disparador
Todo comenzó el jueves alrededor de las 20. Según contaron vecinos y conocidos de Emanuel Carrizo, el muchacho se encontraba con su mujer y su hijo de 3 años el interior del súper. Fueron a comprar, pero al parecer Emanuel decidió llevarse algunas cosas sin pagar, entre ellas un corte de carne que escondió entre sus ropas. Esa acción fue detectada por Mendoza, un hombre de 34 años que trabaja para los chinos en tareas irregulares de vigilancia, a tal punto que portaba sin el permiso correspondiente una pistola High Power 9 milímetros, un arma considerada de guerra. El incidente entre el muchacho y el empleado derivó en una discusión a los gritos y en unos empujones que se extendieron hacia el playón del frente del negocio.
Allí, según la versión que contó Mendoza a la policía, Emanuel comenzó a arrojarle piedras mientras se subía a su moto para escapar. A partir de ese momento el relato se torna difuso. Mendoza declaró que escuchó unos disparos y que por temor sacó su arma y "tiró al boleo". Lo cierto fue que Carrizo recibió dos tiros en el tórax y terminó tendido sobre una zanja.
El muchacho herido, que tenía familiares afincados en el Pasaje 528, detrás del comercio, fue asistido por un vecino que lo cargó en un auto y lo trasladó hasta el Hospital Roque Sáenz Peña, donde llegó sin vida. Minutos después, cuando se conoció la noticia, toda la furia se descargó sobre el supermercado "Libre mundo". Antes de que llegara la policía, allegados, familiares y vecinos de la zona avanzaron sobre el negocio, al que llegaron a atacar con bombas molotov.
El objetivo fueron los comestibles, principalmente carnes y fiambres, pero también se llevaron un frezzer de helados que tenía rueditas, balanzas digitales, cortadoras de fiambres y las cajas registradoras. Según los testigos, Mendoza y los dueños sólo alcanzaron a refugiarse.
El autor de los disparos admitó ante los uniformados su responsablidad y entregó el arma. Ayer, las autoridades buscaban un calabozo seguro donde alojarlo hasta que vaya a declarar ante el juez de Instrucción.
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