Estará hasta el lunes
Histórica visita del papa Francisco a Mongolia: mensaje de “unidad y paz” a China
El papa Francisco fue recibido con entusiasmo este viernes por la pequeña comunidad católica de Mongolia, en su primera visita oficial a este país de Asia central, que comenzó con un mensaje de "unidad y paz" para la vecina China, en un contexto de esfuerzos por mejorar los vínculos con Beijing.
Mongolia, con apenas 1.400 católicos, es importante para el Vaticano por su ubicación geopolítica. Enclavado entre Rusia y China, el país servirá para que Bergoglio intente limar las asperezas de las tensas relaciones que la Santa Sede mantiene hoy tanto con Moscú como Beijing.
Francisco llegó a Ulán Bator, la capital de Mongolia, después de un vuelo nocturno que atravesó el espacio aéreo chino, lo que le brindó al pontífice una rara oportunidad de enviar una nota de saludo al presidente Xi Jinping. El protocolo del Vaticano exige que el Papa envíe ese tipo de saludos cada vez que sobrevuela un país extranjero.
En su mensaje a Xi, Francisco expresó “saludos de buenos deseos a su excelencia y al pueblo de China”.
Puede interesarte
"Asegurándole mis oraciones por el bienestar de la nación, invoco sobre usted todas las bendiciones divinas de unidad y paz", afirmó.
China respondió al mensaje del pontífice afirmando que desea "reforzar la confianza mutua" con el Vaticano y promover "un proceso de mejora de las relaciones bilaterales", en palabras del portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Wang Wenbin.
China y el Vaticano no tienen relaciones diplomáticas.
El Partido Comunista de China es oficialmente ateo y ejerce un férreo control sobre las organizaciones religiosas, lo que incluye la revisión de los sermones y la selección de los obispos.
Francisco inició un esfuerzo para mejorar el vínculo con China y en 2018 la Santa Sede llegó a un acuerdo secreto con las autoridades de Beijing que permitió a ambas partes tener voz en el nombramiento de obispos en China. Este acuerdo fue renovado por dos años en octubre.
Este viaje a Mongolia, el 43º que realiza Francisco en sus más de diez años al frente de la Iglesia católica, es crucial para las relaciones del Vaticano con Beijing y Moscú, adonde el Papa no ha sido invitado aún.
El Papa estará hasta el lunes
El pontífice argentino de 86 años estará hasta el lunes en Mongolia, de mayoría budista. Su viaje busca ser un gesto de apoyo a la ínfima comunidad católica local y al mismo tiempo tiene una importancia estratégica de cara a mejorar las relaciones del Vaticano los vecinos.
Francisco aterrizó poco antes de las 10 de la mañana, hora local, en Ulán Bator, donde se desplazó en silla de ruedas, fue recibido por la ministra de Relaciones Exteriores, Batmunkh Battsetseg, escoltada por un séquito de guardias de honor mongoles con vestimentas tradicionales.
Después, se dirigió a la residencia del obispo italiano Giorgio Marengo, que es el cardenal más joven del mundo y ejerce como representante de la prefectura apostólica de Ulán Bator.
A su llegada, el pontífice fue aclamado por cientos de personas que lo saludaron y gritaron: "¡Larga vida al papa!".
La monja Aleth Evangelista contó a la AFP que ella y otras religiosas se sienten "bendecidas y afortunadas de recibir al Papa" en un país donde los fieles son apenas un puñado de personas y 0,04% de una población de tres millones.
Esta es la segunda visita de Francisco a Asia central en un año, después de la gira a Kazajistán en septiembre de 2022, lo que pone en relieve la importancia geopolítica de esta región.
Este viaje es una prueba física para este jesuita que tiene varios problemas de salud, incluyendo una hernia abdominal y dolores agudos en una rodilla.
Puede interesarte
El sábado comienzan las actividades
Tras una jornada de reposo este viernes, Francisco arrancará su programa con una ceremonia de bienvenida el sábado y encuentros con el presidente, Ukhnaa Khurelsukh, y el primer ministro, Luvsannamsrai Oyun-Erdene.
Francisco también se reunirá con la comunidad católica local, que cuenta apenas con 25 sacerdotes (solo dos de ellos mongoles) y 33 monjas.
El domingo está prevista una misa en un estadio de hockey sobre hielo, donde participarán peregrinos de países vecinos.
Mongolia, que antaño fue parte del imperio de Gengis Kan, depende de Rusia para la importación de energía y de China para la exportación de materias primas. Aunque mantiene una línea neutral, busca un equilibrio en la escena internacional.
Este estatus puede ayudar al Vaticano en sus relaciones con China y Moscú, ya que la Santa Sede trata de impulsar un acuerdo de paz para la guerra en Ucrania.
El papa Francisco puede usar también este viaje a un antiguo satélite de la órbita Unión Soviética, convertido en democracia desde 1992, para promover su defensa del medioambiente.
Mongolia sufre los impactos del cambio climático por la minería, el pastoreo excesivo y la desertificación y esto ha obligado a los nómadas, que constituyen un tercio de la población, a emigrar a la capital, que ahora está rodeada de viviendas precarias para los desplazados.