Increíble historia: un argentino vive dentro del icónico Cristo Redentor en Río de Janeiro
Tiene el privilegio de vivir en uno de los lugares más emblemáticos del mundo, un regalo que cree que proviene de Dios.
El Cristo Redentor, uno de los monumentos más emblemáticos de Brasil y símbolo indiscutible de Río de Janeiro, esconde un secreto fascinante. En lo alto del Cerro del Corcovado, sobre la Bahía de Guanabara, vive un hombre en su interior: Pablo Cardoso, un argentino originario de Buenos Aires, quien no solo es restaurador del monumento, sino también su guardián.
Cardoso, que vivió en Brasil durante los últimos 15 años, reveló su historia en una entrevista exclusiva con el programa Jornal Hoje de TV Globo. Compartió su experiencia de infancia, donde gracias a la ayuda de proyectos sociales llevados a cabo por Cáritas, conoció al actual Papa Francisco, entonces conocido como el padre Jorge Bergoglio.
“Vengo de una familia que sufría necesidades básicas, iba a la iglesia y a través de organizaciones benéficas me ayudaban, y con esta ayuda que me daban en la iglesia podía prosperar, podía estudiar, y pude avanzar en la vida como ser humano”, relató Cardoso.
La vivienda está ubicada justo debajo del brazo izquierdo del Cristo Redentor, en el noveno piso del monumento. Desde allí, el restaurador y guardián tiene una visión privilegiada del sagrado corazón de Jesucristo, que está cubierto de piedritas de jabón en forma de triángulo, cada una de las cuales lleva el nombre de los donantes que contribuyeron a su construcción.
“Traje a mi madre y me dijo que desde pequeño yo decía que algún día estaría aquí. Y hoy vivir en este lugar es algo de otro mundo, creo que es un regalo, un regalo de Dios. Es increíble”, expresó Cardoso emocionado.
Información sobre el Cristo
El Cristo Redentor, declarado una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo, se alza majestuosamente a 30 metros de altura sobre un pedestal de 8 metros. Fue inaugurado el 12 de octubre de 1931 después de un arduo proceso de construcción que duró aproximadamente cinco años.
Desde su mirador, los visitantes pueden admirar la impresionante Bahía de Guanabara, el estadio Maracaná, el icónico cerro Pan de Azúcar y las famosas playas de Copacabana, Ipanema y Leblon. Además, se obtiene una vista panorámica de la laguna Rodrigo de Freitas, el Jardín Botánico y el bosque tropical de Tijuca, entre otras atracciones destacadas de la ciudad.
El monumento es administrado por la Arquidiócesis de Río de Janeiro, recibe diariamente a miles de visitantes, tanto brasileños como extranjeros, que acuden en masa para capturar el magnífico paisaje desde sus miradores.