Estados Unidos
Increíble: un paciente con muerte cerebral dio señales de vida justo cuando le iban a extraer sus órganos
Un hombre declarado muerto tras una sobredosis recuperó la conciencia poco antes de que le extrajeran los órganos en el quirófano.
Como en la peor de las pesadillas, un hombre declarado muerto tras una sobredosis dio señales de vida poco antes de que le extrajeran los órganos en el quirófano, donde se le vio llorando y retorciéndose sobre la mesa.
La historia de terror ocurrió hace tres años en Kentucky, pero la familia del paciente "resucitado" decidió contarla a los medios estadounidenses recién ahora, después de conocer todos los detalles y el inicio de dos investigaciones basadas en la carta-denuncia de un trabajador de la salud.
El protagonista de la historia es Anthony Thomas "TJ" Hoover II, de 36 años, internado en el hospital Baptist Health de Richmond y declarado con muerte cerebral tras un paro cardíaco por sobredosis.
Los médicos le dijeron a su hermana, Donna Rhorer, que habían decidido desconectar el soporte vital y proceder a la extracción de los órganos que su hermano había decidido donar en caso de su muerte.
El hospital organizó una ceremonia para rendirle homenaje antes de la extracción y en esa ocasión la mujer notó que abrió los ojos y a moverse, "como si quisiera hacernos saber 'sigo aquí'".
Inmediatamente presentó la denuncia pero le dijeron: "Son sólo reflejos, es normal".
"En lo más profundo de mi corazón sabía que algo estaba sucediendo, pero lo comparé con David y Goliat. ¨Quién soy yo para desafiar al sistema médico?", dijo. Una hora después de que llevaron a su hermano a cirugía, un médico salió y le dijo: "no está listo".
Puede interesarte
Un grave error médico
"Se había despertado", explicó la mujer, a quien le permitieron llevárselo a su casa con la advertencia de que no viviría mucho tiempo. Vive con ella desde hace tres años, aunque tiene dificultades para caminar, recordar y hablar.
Pero no conoció todos los detalles hasta principios de este año, después de que un ex empleado de Kentucky Organ Donor Affiliates (una organización sin fines de lucro para la donación de órganos) la contactara antes de enviar una carta de queja a un comité parlamentario local, lo que provocó una demanda estatal y investigación federal.
De la carta se desprende que en el quirófano alguien notó que Hoover se movía, se retorcía y lloraba "visiblemente". Los dos médicos encargados del traslado se niegan a proceder, se intenta encontrar sustitutos pero no hay ninguno.
"Es la peor pesadilla de todo el mundo, ¨verdad? Estar vivo durante una operación y saber que alguien te va a cortar y quitarte partes del cuerpo. Es horrible", afirma Nyckoletta Martin, la autora de la carta.
El hospital aseguró torpemente que la seguridad del paciente es su "máxima prioridad", mientras que Koda aclaró que tiene autoridad para proceder a la recuperación de órganos donados "sólo después de que un centro de salud independiente declare la muerte del paciente".
Ahora se teme que el caso, aunque excepcional, pueda socavar la confianza en el sistema de trasplante de órganos con una lista de espera de más de 100.000 personas.
Pero Donna Rhorer defendió su decisión de hacer pública la historia de su hermano para impulsar una reforma sistémica, añadiendo que compartirla valdrá la pena si puede "dar a otra familia el valor de hablar o salvar otra vida".