Insólito motivo por el que Mariano de La Canal dejó de ser vegano
El mediático supo aprovechar a fondo sus 15 minutos de fama y logró trascender al personaje. El detrás de escena de su irrupción en lo de Marcelo Tinelli y su proyección internacional
Un llamado de Wanda Nara con una propuesta que no podía rechazar. Un estudio de televisión con más de 30 puntos de rating capitaneado por Marcelo Tinelli. Una vincha que diseñó de apuro y convirtió en marca registrada. Mariano De La Canal cuenta su camino a la fama y lo que parece obra de un guionista de una sitcom es una historia real con la mezcla justa de casualidad y tenacidad. Así nació el Fan de Wanda, una travesura que se volvió concepto, meme, sostén de vida, pasaporte a lo que siempre soñó y, de momento, sin pasaje de vuelta.
Pero Mariano no se quedó con los 15 minutos que le asignó Andy Warhol y fue por más. Siempre había querido ser famoso, desde su infancia en San Fernando, sin lujos ni carencias, y una vez que abrazó ese objetivo, no lo soltó más. Exprimió al Fan todo lo que pudo, lo suficiente para que sea rentable y lo necesario para no odiarlo. Supo reinventarse, y convertirse en productor teatral y en estrella de la televisión boliviana. Y lo más interesante, le quedan sueños por cumplir. “Ojalá algún día pueda sentarme en la mesa con Mirtha Legrand o con Juana Viale”, dice en la entrevista con Teleshow. Y todo parece indicar que en algún momento lo va a lograr.
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—¿Cómo fue la infancia antes de llegar a la fama?
—Fue una infancia tranquila: no teníamos lujos pero tampoco teníamos necesidades. De clase media. La verdad que mi mamá la remó un montón, porque madre sola, separada. Hacía pool escolar y se puso la familia al hombro.
—Tuviste trabajos de todo tipo antes de ser famoso.
—De todo. Cuando terminé el colegio, a los 18 trabajé un tiempo en un bingo en San Fernando. Y después entré en una obra social. Yo era secretario de los médicos y armaba agendas, daba los turnos. Y ya siendo famoso estudié Marketing y Publicidad y me recibí. Porque a pesar de lograr el objetivo, no me relajé.
—¿Trabajaste en algún momento con Roberto García Moritán, el marido de Pampita?
—Sí. Rober es amigo. Yo ya era conocido y tuvimos un bar cuatro años en Tigre, fuimos socios. También hacíamos radio con Rober. Fue una linda época y le tengo mucho cariño.
—¿Lo votás en una elección?
—Por supuesto. Él es un amor de persona, trabajador. Aparte es re inteligente, culto.
¿Mariano De La Canal realmente es fan de Wanda?
—Y entre todos estos trabajos, explícame cómo aparece ShowMatch.
—Fue como una cosa media pactada. La verdad que la idea fue de Wanda. A ella se le ocurrió.
—¿Cómo la conocías a Wanda?
—Yo era muy amigo de Kennys Palacios, que ahora es su mano derecha. Él empezó peinándola, maquillándola, hasta convertirse en quien le maneja la agenda. Él sabía mi interés por estar en la televisión, que estudio teatro desde chiquitito, y un día me llama por teléfono y me dice que Wanda no tenía previa para ShowMatch y quería un fan para la noche. Como no me animaba, me pasa con Wanda. Me dice: “Marian, va a estar bueno y si lo hacés reír a Tinelli te vas para arriba”. Y con eso me convenció.
—¿Qué recordás de esa noche?
—En Ideas del Sur no me dejaban entrar y llegué cuando Marcelo la estaba presentando. Por esas cosas de la magia de tele, aparecí en la valla y me dieron un micrófono. Y Marcelo dijo: “Pero no vino sola, ¿vos quién sos?”. Me señaló y yo hice mi show. “Ya está”, dije, “estoy en el baile tengo que bailar”. Lo di todo y no paré nunca más. Siempre voy a estar agradecido a Wanda y a Marcelo.
—¿Ahí ya estaba la vincha?
—La vincha llegó después. Como Marcelo se quedó conmigo varios minutos, para la segunda vez pensé que tenía que llevar otra cosa, y me hice la vincha con goma eva, le puse “Wanda” y fue furor. Me cansé de venderlas por Mercado Libre. Y después nació el delivery del fan, porque soy un meme muy popular, para todo ponen mi cara. Y no reniego de eso. Me encanta.
—Entendiste lo que era la previa, y que vos también necesitabas seguir alimentando ese monstruito.
—Sí, y cada vez que salía del programa me iba feliz. Aparte, el cariño de la gente. Mi personaje era un personaje risueño, sin maldad. Te podía gustar o te podía parecer un pelotudo, pero no le hacía mal a nadie.
—¿Fue rentable el fan para vos?
—Muy rentable. Nunca me quedé sin trabajo y me compré mi casa gracias al fan de Wanda y a todo lo que hago. Y lo volvería a hacer. Hubo famosos que me han querido pagar para que yo vaya a ShowMatch y haga lo mismo con ellos. Una vez me agarró el esposo de… no lo voy a nombrar…
—¡Sí vas a nombrar, claro que sí!
—Bueno, el esposo de Floppy Tesouro me dijo: “Te doy 100 lucas para que vengas y le hagas un poquito de show a Floppy”. Y hace seis años 100 mil pesos era mucha plata. Pero no acepté porque era poco original.
—¿Cobrabas por el fan de Wanda en ShowMatch?
—No, no cobraba. Tenía mi trabajo tranqui, común y corriente.
—¿Qué te decían en la obra social?
—Nada. La gente que me conoce de antes sabe que yo quería estar en la televisión. Todo el mundo lo tenía clarísimo.
—¿Y qué pasaba en la televisión que te daban tantas ganas de estar ahí?
—No sé, eso nunca lo traté en terapia. El cariño de la gente, que te reconozcan. Yo creo que entré a la televisión porque quería que la gente me quiera. No sé por qué, pero quería eso.
—¿Y la respuesta de la gente siempre fue buena o en algún momento fuiste discriminado o la pasaste mal?
—Nunca fui discriminado. Sí hay haters, gente que te tira la mala. Uno no es un billetito de 100 dólares que todo el mundo te quiere. Pero generalmente caigo bien y me siento querido. Por el medio también, eh, ojo.
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—¿Cómo siguió el vínculo con Wanda después del Fan?
—Poco vínculo. Más allá de su vida, que es muy movida, después que ella se va de Argentina yo corté un poco la relación por Kennys. Me distancié de él porque creo que le agarraron un poquito de celos. Y empecé a hacer mi camino.
—Me siento traicionada: a mí me duele un poco que no seas fan de Wanda de verdad…
—¡Pero yo la quiero un montón a Wanda! Es una persona que hay que admirarla porque tiene 34 años, habla tres idiomas, tiene cinco niños hermosos, tuvo dos maridos millonarios y se casó. No es como cualquier chica ahora que se junta y después andan llorando la manutención. Ella es vivísima. Ella pone la firma y lo hace firmar. Y además, todo lo que toca es oro. ¿Cómo no la vas a querer?
—En algún momento dijiste que viajabas allá.
—Ella dijo. Se despidió de ShowMatch porque estaba embarazada y Marcelo le preguntó qué iba a pasar con Mariano, y ella dijo: “Le voy a regalar a él un pasaje para que venga a conocer a mi familia y mi casa en Italia”. Y el pasaje lo estoy esperando…
—Vos ya tenías hecha la valija.
—Sí, con la mochilita. Pero está todo bien igual. Son cosas de la televisión.
—¿Es verdad que la cartera te la mandó de regalo?
—La cartera es verdad.
—¿Y qué hiciste con esa cartera? Vale una fortuna.
—La tengo guardada. Cuando necesite plata, la ofrezco (risas). Es algo simbólico, uno habla de carteras caras y lo relaciona con Wanda. Ya no es más Mariana Nannis, ahora es Wanda.
—¿Pero tenés el WhatsApp de ella?
—Tengo el WhatsApp pero no le escribo, no la molesto.
—¿Ni cuando fue todo el lío con Mauro y la China Suárez?
—No.
—¿Y qué opinas de todo eso?
—Un gran quilombo. Mi mamá tiene un poquito de videncia, por así decirlo. Y siempre que hay alguna cosa fuerte en la farándula le pregunto. Y ella ve algo como que a futuro eso no va más.
—¿Qué opinás de toda la situación que está viviendo con Carmen, la empleada que la denuncia?
—Una atrevida la mucama. Primero, no tenés que morder la mano de quien te da de comer y que te da laburo tanto tiempo y que te llevó de viaje, conociste el mundo.
—Pero ella dice que nunca cobró y que la tenía…
—(Interrumpe) ¡Pero cómo no va a cobrar! ¿Vos te quedás en un lugar en el que no cobrás? Yo le creo a Wanda, es showsera pero no creo que sea mentirosa. Vos imaginate que Icardi gana 800.000 dólares por mes. ¿Cómo no va a pagar un sueldo de la señora que cuida a sus hijas?
—A vos el pasaje no te lo compró…
—Bueno, en esa época no existía Icardi.
La vida después de Wanda. Con la partida de la rubia a Italia, Mariano guardó el traje del Fan para ocasiones especiales y tuvo que reinventarse. Lo llevó por fiestas, teatros, eventos, adaptándolo según la cara del cliente. “Con el Fan de Wanda robé un montón, en el buen sentido. Trabajé, justo lo que no le gusta hacer a los famosos”, dice con algo de ironía sobre sus colegas.
—¿Qué es lo más bizarro que has hecho con el Fan de Wanda?
—He ido a casamientos temáticos en donde todo el mundo usaba la vincha con el nombre de la novia y a las cuatro de la mañana entraba, aparecía yo. Es bizarro, pero lo tomo como un laburo. Y en la época fuerte del Fan, lloré en velorios… (risas). Aunque no me creas.
—Explicámelo.
—¿Viste que hay familias que son poquitos y por ahí no querían mucho a la persona? Y me han contratado para que vaya y llore al lado del cajón.
—¿Cuántos se paga por ir a llorar?
—Yo tenía tres opciones: el básico, el médium y el prémium, que era el más caro pero con el que lloraba, te daba vuelta el cajón, llamaba a la ambulancia, echábamos al familiar que no querías.
—No, me estás mintiendo.
—Te lo juro, Tati.
—No, no te lo creo.
—Bueno, te lo juro, lo he hecho. Yo hago todo. Todo un show y más.
Creer o reventar. Mariano dejó de ser el Fan de Wanda para tener el nombre propio que anhelaba de chico. El pasaje fue Soñando por bailar, un reality que conducía Santiago del Moro con 23 bailarines… y él. “Me propuse romperla todas las semanas y me quedé hasta la final con Magui Bravi, que por supuesto, ganó”, cuenta De La Canal con tono de misión cumplida: el Bailando 2012 lo iba a tener del lado de los famosos.
—¿Te daba miedo que algo de todo lo que estabas viviendo se terminara? Porque Wanda ya no estaba y vos te tenías que convertir en Mariano De La Canal
—Todo el tiempo tenía que reinventarme y cranear cosas para entretener. Después del Bailando me quedé laburando como ellos en La cocina, con (Mariano) Iúdica.
—Siempre aceptaste decir que querías ser famoso; no mucha gente se banca eso.
—Lo que pasa es que la gente es medio hipócrita, pero vos te ponés a ver las redes sociales y te das cuenta de que todos quieren trascender la pantalla. Por algo las redes sociales ahora son furor, porque todo el mundo está con la camarita selfie grabándose, haciendo canto, haciendo actuación, lo que sea.
—¿No te agota hacer eso?
—Y… es parte del laburo.
—Es un monstruito al que hay que alimentar constantemente.
—Hay que alimentarlo y las redes dejan mucha plata. Aparte, al haber estudiado Marketing y Publicidad, tengo que estar muy metido con eso porque tengo como una mini empresa, estoy trabajando con muchas marcas, con personalidades. Les armamos estrategias, campañas.
Un divertido peloteo con Mariano de la Canal
La reinvención. Mariano sacó diploma de famoso cuando fue contratado en Bolivia para Bailando por un sueño, producido por la franquicia de Televisa. Una vez allí, le ofrecieron formar parte del casting para jurados. “Lo hice y les encantó porque llevé la escuelita de acá, de quilombo, de show, de cosas divertidas. Hablaba mucho, opinaba hasta de lo que no sabía”, admite, sin temor por mostrar sus cartas.
—¿Sos bueno, sos malo, sos peleador?
—De todo un poco. Había que agitar y les gustó. Fui por dos meses y me terminé quedando cuatro años. Fui conductor en el prime time de Bolivia en el canal número uno y los fines de semana me iba a hacer teatro por todas las provincias. Amo Bolivia, me conocí todo y es mi segunda casa, así que les mando un beso al país hermano. E hice muchas cosas allá que después me animé a hacer acá.
—¿Te importa mucho la estética?
—No, me hinché un poquito. Dejé de ser vegano porque me mordió un perro, entonces me enojé y dije: “Yo estoy militando para los animales, viene uno de ellos y me muerde”. Ahí dejé de ser vegano.
—¿Dejaste de ser vegano porque te mordió un perro? ¿En serio?
—Sí. Yo la verdad que militaba para todo eso, el veganismo, el vegetarianismo, todo eso, pero me mordió un perro en la calle y dije: “¡Wow!, yo me estoy esforzando un montón por ellos y viene uno de su manada y me muerde”. Entonces, me fui a comer una hamburguesa. Y ahí estoy engordando de nuevo (risas).
—Quiero entender cómo no estás en El Hotel de los Famosos.
—Ay, yo quiero estar, me re divertiría.
—¿Estás para El Hotel… o estás para Gran Hermano?
—Me gustaría más El Hotel. Capaz no tengo tanta destreza física, pero los voy a volver locos porque a los famosos no les gusta que les digan las verdades en la cara. Y yo no tengo ningún problema en decírselas. Pero no sé, dicen que va a estar Kennys y capaz me pone una traba para que yo no esté.
—¿El vínculo quedó tirante?
—Yo buena onda, la mejor, pero de repente hay una rispidez de su parte. Él capaz que se pensó que yo quería peinar y maquillar a Wanda y yo nunca quise eso. Debería preguntarle.
—Sos un personajón para El Hotel.
—Tuve alguna reunioncita, algo hay.
—¿Tenés muchas exigencias?
—No, cero. Pasarla bien.
—¿Cómo sigue el año?
—Estoy produciendo teatro y gracias a Dios me está yendo muy bien. Tengo un elenco hermoso. Y estamos yendo por todo el Conurbano y con mucho trabajo. Lo que no les gusta hacer a los famosos: son vagos que viven del canje