Japón expulsará al mar el agua contaminada de Fukushima
La vecina Corea del Sur -que prohíbe la importación de productos marinos de Fukushima- se declaró preocupada por las posibles consecuencias medioambientales.
El Gobierno japonés oficializará próximamente su decisión de expulsar al mar el agua contaminada de la accidentada central nuclear de Fukushima, a pesar de la fuerte oposición local, informaron este viernes (16.10.2020) varios medios nipones.
Actualmente, hay almacenados alrededor de un millón de m³ de agua en unas mil cisternas en el sitio de la central de Fukushima Daiichi. Esa agua procede de la lluvia, del manto subterráneo o de las inyecciones necesarias para enfriar los núcleos de los reactores que entraron en fusión tras el tsunami del 11 de marzo de 2011.
El agua fue filtrada varias veces para eliminar la mayoría de las sustancias radioactivas que contenía, pero no el tritio, que no puede ser eliminado con las técnicas actuales. El tritio es peligroso para la salud humana en dosis altas, según fuentes expertas.
Sin embargo, dentro de poco la capacidad de almacenamiento del agua quedará saturada, por lo que las autoridades japonesas evaluaron varias soluciones en los últimos años. A principios de 2020, equipos expertos contratados por el Gobierno recomendaron tirar el agua al mar, algo que ya se hace en otras instalaciones nucleares en funcionamiento, tanto en Japón como en otras partes del mundo. El Gobierno debería aprobar dicha solución este mes, pero la operación en sí no debería empezar antes de 2022, según varios medios japoneses.
Una gran parte del agua almacenada todavía debe volver a ser filtrada para eliminar otros elementos radioactivos. Pero esta opción, que se habría tomado en detrimento de otras como la evaporación o el almacenamiento a largo plazo, fue muy criticada por personas que se dedican a la pesca y a la agricultura local ya que temen que la imagen de sus productos se degrade todavía más.
La vecina Corea del Sur -que prohíbe la importación de productos marinos de Fukushima- también se declaró preocupada por las posibles consecuencias medioambientales que pueda tener la operación.