Kim Jong-un prohibió a los grupos musicales de K-pop
El dictador Kim Jong-un decidió declararle la guerra a un género musical que está teniendo cada vez mayor éxito entre los jóvenes de Corea del Norte: el K-pop.
El jefe del régimen de Pyongyang calificó este lunes al género musical surcoreano como un “cáncer vicioso” y ha señalado que “corrompe” a los jóvenes norcoreanos, así como sus “discursos, comportamientos y cortes de pelo”.
El K-pop, que se ha ido ganando influencia durante los últimos años, ha llevado al heredero de la dictadura dinástica a abrir una nueva guerra cultural en un intento por frenarlo. Para Pyongyang, este género supone un peligro por tratar de expandir ideas “antisocialistas” que controla el régimen.
Jung Gwang-il, un desertor norcoreano que lleva una red de tráfico de artículos de K-pop, ha indicado en declaraciones a la agencia Yonhap que los “jóvenes norcoreanos creen que no le deben nada a Kim Jong-un”. “Debe redefinir su control ideológico sobre los jóvenes si no quiere perder la base para lograr la continuidad de su linaje dinástico en el poder”, ha manifestado el opositor.
La familia de Kim Jong-un ha gobernado con mano de hierro Corea del Norte durante tres generaciones, si bien la lealtad de los más jóvenes ha tenido que ser puesta a prueba en varias ocasiones. Muchos de ellos alcanzaron la mayoría de edad durante la hambruna a fines de la década de los 90, cuando la dictadura no pudo proporcionar raciones a toda la población.
Las familias sobrevivieron entonces comprando alimentos en mercados no oficiales abastecidos con productos de contrabando procedentes de China. La propaganda estatal de Corea del Norte había descrito durante mucho tiempo a Corea del Sur como un “infierno viviente plagado de mendigos”.
A través de las series de televisión surcoreanas llamadas K-dramas, muchos de ellos obtuvieron información sobre la realidad surcoreana. Ahora, Norcorea ha impuesto penas de hasta 15 años de trabajos forzosos para aquellos que vean o posean entretenimiento surcoreano, tal y como han informado varios diputados surcoreanos.
Aquellos que trafiquen con este tipo de material podrían enfrentarse a penas mayores. “Para Kim Jong-un, la invasión cultural desde Corea del Sur ha ido más allá de lo tolerable”, ha expresado Jiro Ishimaru, director de Asia Press International. “Teme que, de no abordar la situación, la gente empiece a considerar Corea del Sur como un lugar por el que reemplazar a Corea del Norte”, ha añadido.
En un artículo publicado en el diario surcoreano The Korea Times, la periodista Yoon Ja-young señaló que según una encuesta realizada por el Instituto de Estudios para la Paz y la Unificación de la Universidad Nacional de Seúl “el 41,4% dijo que consumía con frecuencia programas de televisión, películas, dramas y canciones de Corea del Sur, mientras que el 40,2 por ciento dijo que los había consumido solo una vez o dos veces. Solo el 18,4 por ciento dijo que no tenía experiencia en consumirlos. Oh Chong-song, un soldado norcoreano que huyó al Sur cruzando la frontera a través del área de seguridad conjunta (JSA) en la zona desmilitarizada (DMZ) en noviembre de 2017, también dijo que había guardado unas 500 canciones pop surcoreanas en un dispositivo USB y los había escuchado”.
“Es irónico que el propio líder norcoreano, así como su difunto padre, Kim Jong-il, fueran consumidores de la cultura pop surcoreana”, dijo Yoon en su artículo publicado este lunes. “Según los informes, el joven Kim solicitó ‘Belated Regret’, una balada surcoreana lanzada por el dúo de hermanos Hyeoni y Deoki en 1985, cuando los músicos surcoreanos actuaban en Pyongyang en 2018″.