La Corte ratificó 15 años de prisión a un hombre por el triple homicidio de una familia santafesina
El sentenciado, el 7 de octubre de 2015 huía en un Bora a toda velocidad de la policía. En la esquina de España y Agüero de Venado Tuerto, atropelló y mató a Natalia Gavaciuti (29), Rocio Gavaciuti (12) y Leonardo Díaz (30), que se movilizaban en moto. Había consumido cocaína y marihuana.
Por Pablo Rodriguez y Mauro Dalmazzo
La Corte Suprema de Justicia de la Nación dejó firme la condena de 15 años de prisión contra José Daniel Nacre, sentenciado por atropellar y matar a Natalia Gavaciuti (29), Roció Gavaciuti (12) y Leonardo Díaz (30) el 7 de octubre de 2015 en la ciudad santafesina de Venado Tuerto. El sujeto conducía un Volkswagen Bora robado y huía a toda velocidad de una persecución policial.
Con las firmas de Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz, Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti, el máximo tribunal por unanimidad consideró que se trató de “un homicidio simple con dolo eventual”.
Historia de una trágica noche
La noche del miércoles 7 de octubre del 2015, José Daniel Nacre consumió cocaína y marihuana. El coctel lo ingirió antes de subirse al Volkswagen Bora negro, patente trasera FEC 798. Lo robó horas antes frente a un establecimiento educativo ubicado en barrio Rivadavia, en Venado Tuerto. Para las 23:15 de ese día, el auto era un arma. Y quien conducía un asesino al volante. Poco antes de la medianoche, mientras era perseguido por la policía su auto impactó de lleno en la moto donde iban Natalia Gavaciuti (29), Rocío Gavaciuti (12) y Leonardo Díaz (30). Los tres fallecieron en el acto.
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Antes del accidente, Natalia, Leonardo y Rocío, se habían reunido con otra familia para cerrar la venta de una moto. Laburaban temprano al día siguiente y la nena iba al colegio. No querían regresar tarde a su casa. A la vuelta, Natalia llevaba a Rocío en su moto. Y a poco de salir, pinchó la rueda. Decidieron volver de sus amigos. Les ofrecieron llevarlos en auto, pero no quisieron. Se fueron los tres en un solo vehículo. La noche se prestaba para un paseo en moto.
El comienzo del fin
Natalia, Rocío y Leonardo, salieron de su casa los tres en una sola moto. Al llegar al cruce de Avenida España con Agüero, a pocos metros de la virgen, tenían doble prioridad de paso. Venían por la mano derecha e iban por la calle principal. También iban en el vehículo de menor porte.
Perpendicular a ellos, iba Nacre, sin carnet, sin patente delantera, sin pisar el freno en la intersección y sin conocer el vehículo que había sido robado esa misma tarde. Nacre tuvo en su accionar la posibilidad de evitar la muerte de las tres víctimas. Nacre podría haberlo previsto.
Nacre no lo hizo. Nacre tuvo desprecio por la vida. Nacre hizo abandono de persona como fue probado por la justicia, porque al impactar con la moto y arrastrarla, dio marcha atrás y se fue hacia adelante para tratar de zafar de esa situación y seguir su escape. Nacre destruyó literalmente los cuerpos de las tres víctimas.
El Bora impactó de lleno a la moto. Por la velocidad a la que venía, la arrastró a lo largo de 60 metros. Y no solo eso. Sino que al detenerse el vehículo por la fricción misma de la moto debajo de las ruedas, Nacre seguía acelerando. Quería escapar. Al bajarse, intentó huir. Se defendió a piñas y patadas de la policía. Parecía que no tenía idea de lo que había pasado. Fueron necesarios cuatro policías para esposarlo.
Durante el juicio, el oficial del Comando Radioeléctrico, Mauro Gabriel Albarracín, dijo que vio como el Bora embistió a la moto, una persona que “voló” y quedó entre los árboles (Rocío), un hombre contra la pared (Leonardo) y una señora que estaba en el cordón de la calle, “despedazada” (Natalia). Su testimonio coincide con el de su colega, Juan Carlos Carabajal. E incluso es mucho más crudo: “Al momento del impacto veo que las personas salen volando por encima del vehículo. Una de ellas pega contra una columna y los demás estaban muy mal. A una le faltaban una de sus extremidades. Ninguna se movía”.
Un robo más…
El auto había sido robado a las 16 del mismo día. Pero el hecho fue denunciado recién cinco horas más tarde por Federico Valentín, su dueño, en la Comisaría 2º. Al momento de ser detectado por la policía, Nacre desobedece la orden de alto y emprende su escape por las calles de Venado. Al llegar a la intersección con avenida Santa Fe, pudo haber optado por huir hacia Ruta Nacional Nº 33, pero decidió adentrarse en la ciudad. En cada curva había chispazos. La luz de freno nunca se encendió.
Federico Valentín comentó que el día del robo, dejó el auto estacionado en su domicilio por calle Alvear para ir al jardín, con la llave puesta porque la cerradura no andaba. Cuando se da vuelta, le llevan el auto. No vio quien era. Llamó al 911. llegó el móvil policial y salieron a buscarlo. Se acercó a la Comisaría Segunda y le tomaron la denuncia recién a las 10 de la noche.
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De los peritos calificados propuestos por ambas partes, el ingeniero mecánico Juan Antonio Milausky, sugerido por la defensa, graficó que entre 53 y 60 kilómetros por hora el arrastre llega a 19 metros. Pero en 61 metros, la distancia final de frenado acreditada en España y Agüero por el perito de Gendarmería, equivaldría al orden de 90 a 100 kilómetros por hora. También, el ingeniero y perito en Accidentes de Tránsito de la Policía Federal Argentina, Román Natalio Sgarameglio, dijo que, según su experiencia, el Bora circulaba a 80 kilómetros por hora.