La crisis modificó los gastos en lácteos: se optó por precio más que por calidad
La venta de leches en sachet en las heladeras de los supermercados y almacenes cayó un 14% durante los primeros diez meses del año, también cayó con más fuerza la venta de leche chocolatada o bien saborizadas y también se contrajo la comercialización de postres y flanes.
El motivo, según los especialistas, radicó en la pérdida del poder adquisitivo de la población, y en especial de la clase media, que optó por la compra de lácteos menos onerosos.
Tal como indicó Jorge Giraudo, director del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), unido al retraso del 10 al 20% que reportan los precios de los lácteos en general durante el 2020, la pérdida de poder adquisitivo de la población llevó a reducir el consumo de los productos más caros y a concentrar las compras en los más accesibles y duraderos en materia de precios.
Además, Giraudo explicó que la contracción en la venta de algunos productos lácteos se fue generalizando a lo largo del 2020 producto “de la situación que ofrecieron las clases media, y también media alta que disminuyeron su consumo en aquellos lácteos que son de mayor valor unitario. Esta curva negativa se muestra claramente en las leches saborizadas, leche chocolatada y también yogures en pote. Y allí solo se sostiene e incrementan algo, la venta de yogures bebibles de litro en sachet, que son obviamente más baratos”.
Según la evaluación realizada por la OCLA respecto de la performance que reportaron los lácteos en general durante el período enero-octubre de 2020, el índice general registró un incremento promedio del 4,2% interanual, con la venta realizada en el mercado doméstico de un total de 1.930.532 toneladas.
Más allá de esta tónica alcista general en los lácteos, Giraudo dijo que a esta tendencia escapan con un resultado negativo la comercialización de quesos duros, que en el mercado cuentan con un “precio bastante importante por cada unidad”, y también los quesos untables, que en las góndolas locales cuentan con un sinfín de presentaciones.
“Todos los productos mencionados cayeron en consumo en los primeros diez meses del año producto de esta situación de los menores ingresos y del poder adquisitivo de la gente del medio de la pirámide de consumidores, principalmente conformada por la clase media”, consignó Giraudo en diálogo con Infobae.
Productos más económicos
La caída reportada fue compensada por el mayor volumen de leche destinado a cubrir la producción de otros segmentos de la producción láctea, los cuales resultan más económicos en su elaboración y por ende llegan con un precio más acomodado a las góndolas lograron ser apalancadas y sostenidas a través de las ayudas sociales del gobierno, entre las que figuran el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y también la Asignación Universal por Hijo (AUH).
De acuerdo a lo que comentó Giraudo, los niveles de ingresos de las clases más populares y “parte de ese ingreso se destinó a consumo, y el gasto se dio en productos más básicos como son la leche en cartón o tetrabrick, la larga vida, los quesos blandos y cremosos para hacer pizza en los hogares, y los yogures bebibles. Allí la cadena láctea recibe en ese mix valores más bajos en la conformación de los 182 litros anuales que conforman el consumo per cápita de la población: allí participaron más los productos lácteos más baratos, por la opción del consumidor”.
Por último, los números relevados por el OCLA, la inflación durante este período alcanzó un nivel del 30% interanual, porcentaje similar al que exhibió la depreciación del peso frente al dólar, y una suba del 35% en la inflación en el último año. Sin embargo, los valores de los lácteos –atados a programas oficiales de sostenimiento de precios- llevaron a que desde el gobierno solo se autorizaran subas de entre el 10 al 15%. “Los productos lácteos en general tienen un retraso de entre el 10 y 20%”, explicó Giraudo.