A 118 kilómetros de Córdoba capital, en pleno Valle de Calamuchita, La Cumbrecita invita a conocer sus bosques de pino, sus cursos de agua transparente y sus construcciones de estilo alpino. Si todavía no fuiste, te dejamos algunos planes imprescindibles para una primera visita:
1. Refrescarse en La Olla y en La Cascada
La Olla es uno de los balnearios más visitados del arroyo Almbach. Se encuentra en uno de los extremos del pueblo y para llegar hay que caminar unos 10 minutos por un sendero de baja dificultad. Al final espera una pileta natural con más de seis metros de profundidad y agua fría.
Otro punto imperdible para escaparse del calor es La Cascada de 14 metros de altura que se encuentra a unos 15 minutos del centro de La Cumbrecita. Formada por el arroyo Almbach, cae a una olla de unos cinco metros de profundidad y está rodeada por abundante vegetación. Un lugar hermoso para sentarse a disfrutar de la naturaleza.
2. Caminar entre los pinos hasta llegar a la capilla
En el medio del bosque y en una de las partes más altas del pueblo se encuentra la capilla que aparece en las fotos de todos los viajeros que visitan La Cumbrecita. Como muchas de las construcciones locales, fue diseñada por Helmut Cabjolsky (hijo) en 1967.
Este templo sencillo, de arquitectura alpina y espacios reducidos, se caracteriza por ser una iglesia ecuménica, es decir, abierta a todos los credos. En su interior guarda una talla que se hizo en Baviera (Alemania) especialmente para esta capilla.
3. Probar delicias centroeuropeas
El goulash con spatzle y las salchichas alemanas con chucrut son dos platos típicos que se pueden probar en varios restaurantes de la comuna. Bar Suizo, Engel, La Colina y Helmut son algunos de ellos.
Ahora, si la idea es merendar o desayunar, no hay que perderse el strudel ni las tartas de zarzamora. La Confitería Liesbeth es un clásico para sentarse a degustar estas exquisiteces. Otro recomendado es Edelweiss Delikatessen, que forma parte del Camino del Té (si vas, agendá también las empanaditas de frambuesa y los alfajores de Nutella).
4. Descubrir las esculturas de madera dispersas en la comuna
Con restos de cipreses y cedros que quedaron en pie después de una fuerte tormenta de viento en 2012, el artista Luis Carlos Pérez talló hadas, duendes, lechuzas, gauchos, alemanes y otros personajes.
Algunas esculturas están en lugares emblemáticos, como la Plaza de los Pioneros, y otras sorprenden en rincones inesperados en medio de la naturaleza. Descubrilas caminando a paso lento por la comuna.
5. Animarse a explorar los ríos subterráneos
Los más valientes pueden dedicar un día a descubrir los ríos subterráneos del arroyo Wildbach. El recorrido, con guía, implica hacer un trekking hasta la cima del cerro Wank y luego descender hasta el río, para adentrarse en una cueva oscura en la que la luz se filtra por pequeños espacios.