Se investiga
La familia del joven secuestrado estaba amenazada de muerte
La madre sospecha de un hombre que acosaba sus hijos a partir del robo de una moto.
Maximiliano Oliva es el menor de tres hermanos, tiene 26 años, está casado y es papá de una pequeña. Se domicilia en uno de los departamentos de la Manzana 5 del barrio Fonavi San Jerónimo, detrás del estadio del Club Atlético Colón.
El lunes pasado, cerca de las 18.30, salió de su casa para hacer un "mandado" y desapareció. "Ya vengo. Poné la pava para el mate", le dijo a su mujer y se fue a comprar una "rosca" de panadería en un kiosco cercano, pero "se lo tragó la tierra".
Un rato más tarde, como no regresaba, su esposa lo llamó por teléfono. El aparato ya estaba apagado. Desde entonces, familiares y amigos lo buscaron por todos lados. Al día siguiente, decidieron hacer la denuncia por pedido de paradero en la Subcomisaría 1a.
"Maxi" apareció este miércoles por la mañana. Lo halló un empleado de la Empresa Provincial de la Energía (EPE) que trabajaba en inmediaciones de la Casabomba. Otra versión indica que en realidad lo vio y dio aviso un niño que pasaba por el lugar.
Puede interesarte
Lo cierto es que el muchacho estaba allí con una media en la boca y atado de pies y manos. Las primeras versiones indicaban que tenía algunas lesiones que evidenciaban una golpiza y que presentaba síntomas de deshidratación.
Poco después, una ambulancia lo trasladó hasta el Hospital José María Cullen.
Aparentemente, los médicos policiales no observaron golpes ni heridas. La víctima contó que los autores del ataque fueron dos desconocidos que se limitaron a decirle, palabras más o menos: "Vos ya sabés por qué te pasa esto".
Sospecha
"Mi familia está amenazada desde hace un tiempo. Hicimos un montón de denuncias", aseguró Lilia, la mamá de Maximiliano, luego de la aparición de su hijo.
"Con mi hija vivimos en la Manzana 9, en la planta baja. Semanas atrás unos vecinos nos pidieron permiso para guardar la moto en nuestra vivienda, que tiene un pasillo. Eran conocidos y les dijimos que sí. Los problemas comenzaron cuando el vehículo desapareció. Acompañamos al dueño a hacer la denuncia, pero después él y su esposa acusaron a mis hijos de ladrones. Desde entonces, pasaron con frecuencia frente a casa y nos gritaban, insultaban, amenazaban de muerte. También fueron al lugar de trabajo de mi hija (un conocido bar), donde causaron problemas", manifestó la mujer.
"Este hombre se ocultaba para vigilar nuestra casa. Nos seguía. Nos vivía amenazando. Decía que tenía preparado "algo especial" para mi hijo. Las advertencias eran telefónicas y también en persona. Hicimos múltiples denuncias", añadió.
Lilia también aseguró: "Mi hijo no es un delincuente. Hace casi un año que se recibió como asistente terapéutico y desde entonces se gana la vida en el Hospital de Niños".
El joven fue dado de alta del centro público de salud en horas de la tarde del mismo miércoles, luego de algunos estudios clínicos.
El caso es investigado por la fiscal Rosana Peresín, quien ya ordenó una serie de medidas para tratar de lograr el esclarecimiento.