La imagen de la Virgen Malvinera llegó a la ciudad de Santa Fe
La imagen de la Virgen de Luján, conocida como “la Malvinera”, arribó este miércoles a la ciudad de Santa Fe. Con una oración y misa, la Basílica de Guadalupe fue la anfitriona de este símbolo cristiano que dio acompañamiento espiritual a los soldados argentinos durante la guerra.
Luciano Andreychuk
Durante el conflicto bélico de Malvinas hace 40 años, en medio del horror, la muerte, las armas y el desconsuelo, una imagen de la Virgen de Luján fue donada por una familia muy devota para que sea llevada a las Islas a consolar y dar cobijo espiritual a los soldados argentinos. La “Virgen Malvinera”, como se la conoce, llegó este miércoles por la mañana a la ciudad capital, luego de un peregrino viaje por todo el país.
En la ocasión, fue recibida en la Basílica de Guadalupe por el párroco Olidio Panigo. Estaban, además, esperándola los alumnos de nivel primario de la Escuela Nuestra Señora de Guadalupe. Se celebró una misa con ellos, y un momento de oración pidiendo por la paz, por los caídos en Malvinas y por sus familiares. Durante la tarde, se sucedieron otras dos misas en el marco de la visita de la imagen, que este jueves será trasladada al Liceo Militar “Gral. Manuel Belgrano”.
Más allá de la visita de la imagen de la Virgen y de la celebración cristiana en esta capital, es interesante desandar su historia: cómo llegó a las islas en medio de la guerra y quién hizo las gestiones para que esté cerca de los soldados argentinos.
“Yo era adolescente y recuerdo que pedían que mandáramos chocolates, bufandas y guantes, cartas a quienes estaban combatiendo. Y una familia de apellido Benso, muy devota de la virgen, decide donar una imagen de la Virgen de Luján. La llevaron a la Fuerza Aérea, y el capellán de ese entonces la trasladó a las islas”, le cuenta a El Litoral el cura párroco de la Basílica de Guadalupe.
Cuando terminó el conflicto bélico, uno de los capellanes del Ejército Británico trasladó la imagen de la virgen a Inglaterra. Y la entronizaron en la capital castrense del Reino Unido. Allí comenzaron a venerarla, a rezarle por la paz y por todos los caídos en la guerra.
Un día, un grupo de laicos argentinos de la Diócesis de Quilmes se enteraron de que la imagen estaba allí, en el Reino Unido. Le solicitaron al obispo castrense de la Argentina (Mons. Olivera) si se podían realizan las gestiones para recuperar esa imagen de la Virgen de Luján. Luego de varios contactos, se llegó a un acuerdo: se repatrió la imagen de la virgen “malvinera” y se mandó a Inglaterra una réplica.
El 30 de octubre del 2019, ambos obispos (argentino y británico) se encontraron con el Papa Francisco en el Vaticano, y cada uno llevó su imagen de la Virgen. El Sumo Pontífice las bendijo. “Y este año, a 40 años de la guerra, se decidió que la Virgen de Luján que estuvo en el conflicto bélico recorra toda la Argentina”, cuenta Panigo.
Una curiosidad: “Tanto el obispo como el grupo de laicos (de Quilmes) trataron de encontrar a la familia Benso que había donado la imagen de la virgen ‘malvinera’, y no la encontraron por bastante tiempo. Pero cuando la imagen llegó a la Diócesis de Merlo, en Buenos Aires, ahí se dio con esa familia. Juan Carlos Benso era panadero, y ya falleció. Aún viven su esposa y sus tres hijos. Aquel encuentro fue algo muy conmovedor”, narra el párroco.
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Acompañamiento espiritual
¿Qué representó para los soldados que estaban en la batalla contar con la imagen de la Virgen de Luján? Panigo reflexiona: “Ni Dios ni la Virgen quieren una guerra, naturalmente; y como toda madre, ella acompaña a sus hijos en las circunstancias difíciles. Entonces, para los soldados su presencia sirvió para sentirse acompañados y fortalecidos espiritualmente”, enfatiza el sacerdote.
En una guerra, esas personas sintieron seguramente una profunda orfandad, lejos de sus familias y seres queridos. “Fue un cobijo espiritual importante en un momento tan difícil. Es muy conmovedor pensar que los soldados estaban en medio de una guerra y buscaban sacar fortalezas de cualquier lugar posible. Y pienso en qué cosas habrán pasado por la cabeza de los soldados argentinos, siendo tan jóvenes, y cuánto les habrá dado espiritualmente la imagen de la Virgen”, concluye Olidio Panigo.