La leyenda del fútbol americano dice adiós
El jugador que más Super Bowls ha ganado se retira a los 44 años de la NFL
Los tiempos de Tom Brady, el prodigio del fútbol americano, han terminado. El quarterback que ganó lo que nadie ganó en la National Football League (NFL) ha puesto fin a 22 años de trayectoria.
Las hipérboles no eran en vano. Se convirtió en el único jugador en jugar 10 veces una Super Bowl y la ganó en siete ocasiones. “Es difícil para mí escribir esto pero aquí va: no voy a jugar de manera competitiva nunca más.
He amado mi carrera en la NFL y ahora es tiempo de enfocar mi tiempo y mi energía en otras cosas”, escribió el ahora exjugador en un mensaje colgado en sus redes sociales. Brady es una de las grandes figuras no solo del deporte de Estados Unidos, sino en todo el mundo. Sus gestas con el balón ovalado llevaron a la NFL a la cima.
Brady, de 44 años, ha tomado la decisión después de caer en los playoffs junto a sus compañeros de Tampa Bay. El mariscal de campo meditaba cada fin de temporada si debía o no seguir. En la temporada 2021-2022 también fue así.
ncluso se pronosticaba que se retiraría en 2020 después de que dejó al equipo de su vida, los New England Patriots. Y, sin embargo, amagó al entorno del fútbol americano y se mantuvo dos temporadas más.
Era un deportista peleado con la jubilación. Para este año los rumores volvieron a emerger. Primero fue una información de ESPN que aseguraba su retirada; sin embargo, ni Tampa ni el agente ni el propio jugador lo confirmaron, hasta el mensaje de este martes. “Estoy orgulloso de lo que hemos logrado.
Mis compañeros, entrenadores, rivales y fans merecen el 100% de mí, pero ahora mismo, es mejor dejar el campo de juego para las nuevas generaciones y con atletas comprometidos”, apuntó Brady.
La historia de Tom Brady es el prototipo de guion de Hollywood: el héroe que sale de la nada para ganarlo todo. Brady, un amante del béisbol, fue parte del equipo deportivo de la Universidad de Míchigan. No era el gran talento universitario, pero se coló en el draft, la selección de jugadores jóvenes de la NFL.
Antes de que algún equipo se fijara en él fueron seleccionados 198 jugadores. Un equipo marginado de los triunfos, New England, le ofreció un contrato. Los informes de los reclutadores advertían lo peor sobre Brady: “De pobre complexión atlética, carece de gran presencia física y fuerza, no tiene movilidad para quitarse la presión, no tiene un brazo fuerte…”. El entrenador Bill Belichick se la jugó con ese jugador promedio.
Y Brady superó al big data de la NFL. En su segunda temporada llevó a los Patriots a ganar su primera Super Bowl, en 2002. El novato experimentado empezó a maravillar a todos los reclutadores que no daban crédito de él tras sus años universitarios. Su capacidad para remontar en los últimos cuartos de los partidos le valieron el respeto de todo el gremio y de los aficionados.
Así labró la proeza de conquistar siete veces la Super Bowl, la Copa del Mundo de fútbol para Estados Unidos. “Para mí, el fútbol es la fortaleza mental, tienes que hacer todo para ayudar al equipo a ganar”, insistía en sus conferencias de prensa.
La relación Brady-Patriots parecía inseparable. Su entrenador y mentor, Bill Belichick, le impulsaba para competir a tope en cada una de las 17 temporadas en las que estuvieron juntos. El amor terminó en 2020 cuando los Patriots le dejaron ir. Brady, con hambre de competir un año más, fue un jugador libre para negociar con cualquier equipo. Ahí aparecieron los Tampa Bay, propiedad de la familia Glazer, también dueños del Manchester United. Le pusieron todo el equipo a su disposición y Brady, fiel a lograr lo impensado, los llevó a ganar la Super Bowl en su primer año.
Brady puede contar que ha vencido a cada uno de los 32 equipos de toda la NFL. Ha conseguido 84.520 yardas aéreas, lo que nadie ha podido lanzar ni acertar. Es el quaterback con más victorias en toda la liga con 278: 243 en temporada regular y 35 en los playoffs. Los siete anillos de campeón no los tiene más de la mitad de las franquicias. En la postemporada de este año, Brady era mayor por edad que algunos entrenadores de sus rivales: Sean McVay (36 años) de Los Ángeles Rams y Kyle Shanahan (42) de San Francisco.
Sobre Brady aún pesa un escándalo de balones desinflados para tener ventaja sobre sus rivales. El Deflategate, como se conoció esta trampa, le costó al histórico lanzador una sanción de cuatro partidos de castigo y todo el escarnio público. Fuera del campo, también se le tachó al jugador su relación cercana con el expresidente Donald Trump. Antes de que el empresario diera un salto a la política, ambos jugaban al golf. Antes de las elecciones de 2016, a Brady se le vio con una gorra a favor de Trump con la leyenda Make America Great Again [Hacer de nuevo grande a América].
El jugador cerró su temporada en solitario, sin ninguna conferencia de por medio, solo a través de un mensaje escrito. Dedicó el texto a sus últimos compañeros y trabajadores de Tampa Bay, a su agente, a sus padres, a Gisele Bündchen, su esposa, y a sus hijos. “Nuestra familia es mi mayor logro”, mencionó Brady. A quien no hizo referencia fue al equipo de su vida, los Patriots. Ni a Belichick ni a Robert Kraft, el dueño. Horas después, el jugador citó un mensaje de despedida de Kraft: “Estoy profundamente agradecido, los amo a todos”, refirió el ahora exjugador. Brady, el hombre de las hazañas, tendrá que acostumbrarse a ver la Super Bowl en un televisor, a volver a ser un mortal.