La triste historia de vida de Graciela Alfano
En un programa especial de PH, con la conducción de Verónica Lozano, la actriz se refirió al difícil vínculo que mantuvo con Matilde Casanova
Esta semana fue noticia que Graciela Alfano inició los trámites de sucesión con sus hijos Nicolás Ruskowski, Francisco y Gonzalo Capozzolo. En eso, se descubrió que existía una propiedad en el barrio de Flores que había pertenecido a su madre, Matilde Casanova. Pero como esta vivienda fue usurpada hace más de dos décadas los herederos recurrieron a la Justicia y realizaron una demanda de desalojo. En este contexto, la actriz habló a corazón abierto de la traumática relación que tuvo con sus padres: lo hizo en PH: Podemos Hablar (Telefe), conducido en esta ocasión por Verónica Lozano en reemplazo de Andy Kusnetzoff.
En la consigna “los que han hablado mucho de su madre en terapia” durante el ya famoso “punto de encuentro”, Graciela decidió no dar un paso al frente. Pero la conductora le dijo: “Grace, no pasaste, pero me atrevo a preguntarte por esto”. Y Alfano contestó: “En la experiencia que pueda tener cualquier persona acá, de un padre o una madre, yo no califico. Yo no tuve un padre, eso no existió, estuvo ausente. Y tuve una madre muy enferma, que de hecho me concibió como herramienta para poder manipular a mi padre”.
“Todos los años ella lograba que fuéramos de vacaciones allá, que eran insoportables, porque se peleaban de la mañana a la noche. Era realmente insoportable, insoportable. Si hubiera podido borrar a mis padres, nacer de un repollito… Todos recuerdos espantosos, una cosa horrenda”, enfatizó Graciela. También contó cuáles eran algunos de los cuestionables mecanismos que su madre utilizaba para manipular a su padre: “Ella me operó del apéndice y estaba sano. Me sacó las amígdalas y estaban sanas. No le quiero poner un nombre, pero un psicópata es así. Y no te salvás”, dijo.
Asimismo, Alfano dijo que su madre la “desatendía”, al punto de hacerla pasar hambre y dejarla al acecho de un abusador sexual. “Pero no por pobreza, sino porque me dejaba encerrada en mi casa y se iba. Me dejaba con una lata leche condensada o con algún huevo. Eso fue cuando tenía 3 años. Y a partir de mis 4, se empieza a producir el abuso sexual de mi vecino: mi mamá le daba a mi vecino la llave de mi casa para que él me fuera a buscar al colegio”.
La actriz recordó que el hombre le “mostraba su sexo, se masturbaba adelante mío, me daba besos… Recuerdo hasta el día de hoy el olor a cebolla de su boca”. Esta aberración comenzó a producirle problemas a la pequeña Graciela en otros ámbitos de su vida: “Cuando iba al colegio, al preescolar, empecé a tocar a mis compañeros de la misma manera en que me tocaban a mí. Quería ver su sexo. Entonces la llamaron a mi mamá y recuerdo esa reunión porque a ella le dijeron: ‘Esta nena es asquerosa’. Ahí me di cuenta de que había cosas que estaban mal y se lo conté, pero ella lo ignoró durante muchos años”, relató.
Luego, Alfano recordó que “años después, cuando me compré mi primer auto a los 19 años, fui a la puerta de la casa de este hombre con pensamientos bien oscuros y bien concretos. Pensé en matarlo, seriamente. Por suerte no se produjo”.
Al pasar, la mamá de Nicolás Ruskowski y Francisco y Gonzalo Capozzolo contó que a su padre “lo mataron en el Chaco, en una situación muy complicada: él tenía determinados negocios y lo matan. Pero fue caratulado como suicido, aunque el arma no era la misma, en la carta que encontraron no se correspondía con su letra”.
Ese fue el pie para hablar de la muerte de Matilde, su madre, ocurrida en 2014 cuando la señora tenía 95 años. “Un día me dicen que tiene cáncer. El médico me dijo que le quedaban 30, 60 días de vida. Y yo dije: ‘Quiero que mi madre muera en mi casa’. Vivió un año y medio. Era curiosamente el tiempo del Bailando, que hacemos la sonrisa y después… Ella vivía en mi casa. Fue realmente un año y medio tremendo”, contó sobre el desenlace de alguien a quien definió como “lucidísima y muy mala. Tenía una inteligencia y una estrategia tremenda”.
“Cuando ella finalmente muere, tenía 28 kilos, estaba desnuda en su cama, temblando, con mucho miedo… Porque el miedo te da temblor. La empecé a masajear, le tocaba ese cuerpo flaco y me produjo una cosa tremenda: ‘¿Por qué por este cuerpo tan feo y con tanta maldad siento tanto amor? Como la quiero’. Descubrí mi amor. Ella me insultaba, me decía de todo Y le dije: ‘Nada de lo que me hagas va a transformarme’”, contó Graciela con un nudo en la garganta.
“‘Soy y he sido una hija no querida, pero soy una hija que ama a su padre y a su madre y no vas a transformar esto’, le dije. Entonces me acosté con ella, nos abrazamos, nos quedamos, temblaba…. Ahí apoyó mi cabeza en su pecho, la miro a los ojos y le digo: ‘Pensar que tus ojos es lo primero que vi cuando nací’. Pensando en toda esa vida que habíamos tenido juntas y se terminaba en ese momento. Y ella me dijo: ‘Tus ojos va a ser lo último que vea cuando me voy. Gracias’”, describió sobre el final y cómo eso le produjo algo transformador.
Graciela Alfano: “Soy pañuelo celeste, soy defensora de la vida”
“Yo sentí que me había acostado con la muerte. Entendí todo: todo el proceso desde mi nacimiento, el sufrimiento, todo lo que pasé, para ser esa persona que se levantó de esa cama y ya era otra. Ya era yo. Ya no había careta de nada, ya está todo aprendido, ya esto pasó”, cerró Graciela en su testimonio.