Las muestras del Centro Ana Frank ya se pueden visitar en la Estación Belgrano
Se trata de propuestas itinerantes que permanecerán en la capital santafesina hasta el 6 de octubre, con actividades especiales para las escuelas y el público en general. Las muestras, proyecciones y talleres invitan a reflexionar sobre el valor de la palabra, a partir del testimonio que dejó escrito la joven Ana Frank, víctima del Holocausto.
Desde este lunes, la Estación Belgrano da marco a dos muestras y actividades que difunden el legado de Ana Frank. La propuesta se desarrolla en el nuevo auditorio Ariel Ramírez, ubicado en la planta alta del espacio ubicado en bulevar Gálvez 1150, a partir de una organización que encuentra a la Municipalidad, trabajando junto al Centro Ana Frank Argentina y Espacios Educativos, con la colaboración de numerosas instituciones.
Hasta el 6 de octubre se podrán recorrer las muestras itinerantes “Ana Frank: una historia vigente” e “Historias de desobediencias en medio del horror. Elegir la dignidad humana”. Además, se podrá participar del taller “Libertad de reflexionar”, que se complementa con la proyección del video “La corta vida de Ana Frank”.
La inauguración fue encabezada por el intendente Emilio Jatón, acompañado por el Coordinador de Espacios Educativos y representante del Centro Ana Frank Argentina en la provincia de Santa Fe, Leonardo Simoniello; y el secretario de Educación y Cultura municipal, Paulo Ricci.
Una historia que nos atraviesa
“Las muestras de Ana Frank llegan al auditorio Ariel Ramírez, que para nosotros es un lugar muy importante y que queremos seguir habitando con propuestas educativas y culturales como ésta”, dijo Ricci.
“Sabemos lo que significa esta propuesta para la ciudad de Santa Fe, para los espacios educativos, para las juventudes y para las adolescencias que podrán conocer la historia de Ana Frank, este símbolo del siglo XX que todavía nos sigue atravesando”, agregó el secretario. Y confió en que la experiencia “va a movilizar a muchas escuelas, espacios educativos y organizaciones que se van a acercar para conocer este nuevo espacio cultural que tiene la ciudad, recorriendo una muestra emblemática que vuelve a la Estación Belgrano”.
Jóvenes voluntarios
Durante la apertura se destacó la participación del grupo de jóvenes que se capacitaron como guías voluntarios del Espacio Ana Frank, para acompañar el recorrido y la visita a la muestra. En el acto recibieron los distintivos que los identificarán frente al público.
Con los turnos para instituciones casi completos, Simoniello insistió en que la invitación a acercarse es para toda la familia: “Para el vecino que tal vez viene invitado por sus hijos o en grupo, para conversar estos temas”.
Y remarcó el compromiso de los y las jóvenes guías que dedicaron el último fin de semana a prepararse para la tarea que tienen por delante. Recordando conceptos de Viktor Frankl, el psiquiatra víctima del nazismo que escribió el libro “El hombre en busca del sentido”, remarcó que “la última libertad que podemos perder es la de decidir cómo actuar, aún en los acontecimientos más difíciles. Estos chicos y chicas jóvenes que supuestamente no tendrían interés en estas cosas, porque eso nos quieren hacer creer, pasaron un fin de semana capacitándose y van a dedicarse durante tres semanas a guiar a otros jóvenes para contarles estos mensajes, de la vida de Ana y su contexto. Su tarea reivindica a la juventud y el compromiso que tiene. Los adultos necesitamos reflexionar acerca de si generamos espacios para que ellas y ellos puedan sentirse parte. Desde Espacio Educativo lo hacemos y por eso nos complementamos mucho con el sistema educativo”.
Para solicitar turno de visita, se debe escribir al WhatsApp 342 5910865. Las visitas sin turno previo estarán disponibles los lunes y viernes, de 18 a 20; los sábados, de 14 a 20; y los domingos, de 16 a 20. El miércoles 21 de septiembre, en coincidencia con el día del estudiante, y el viernes 30, durante la conmemoración del patrono de la capital, se podrán realizar de 14 a 20.
Sobre las muestras
El objetivo de “Ana Frank: Una historia vigente” es acercar al mundo un testimonio que contribuye a la construcción de una sociedad libre y pluralista donde se garantice la igualdad y el respeto por los Derechos Humanos. A través de paneles con fotos e información histórica, la muestra reconstruye el itinerario de la joven Ana Frank, hasta su muerte en el campo de concentración Bergen-Belsen, unos meses antes de que finalice la guerra. Un episodio crucial para que su historia hoy sea un legado contra la discriminación y la intolerancia ocurrió en 1942, cuando ella cumplió 13 años y recibió como regalo el diario íntimo donde dejaría testimonio de los dos años y medio que vivió escondida durante la Shoá.
La Muestra “Historias de desobediencias en medio del horror. Elegir la dignidad humana”, es la novedad del espacio. Aborda conceptos que se centran en una serie de ejes entre los que destaca la “obediencia debida”, como un argumento ilegítimo que encubre responsabilidades, utilizando como vector el testimonio de personas que desobedecieron órdenes criminales para salvar vidas. También trabaja sobre los testimonios de hijos y nietos de genocidas nazis que repudian las acciones de sus padres y abuelos.
Audiovisuales y taller
Ambas muestras se complementan con el film “La corta vida de Ana Frank” (27 minutos), que relata el proceso de la Segunda Guerra Mundial, el nazismo y la historia de Ana Frank y su familia.
El taller “Libertad de Reflexionar” consiste en la proyección de un film de 6 minutos de duración aproximadamente, que incorpora imágenes y frases relacionas con el genocidio alemán y la vida de Ana Frank, intercaladas con secuencias animadas que representan a los distintos roles que se pueden identificar en las situaciones de violencia: víctimas, victimarios, observadores pasivos y protectores.
“Esta actividad es importante porque las violencias no tienen solamente que ver con los agredidos o los agresores”, explicó Simoniello. “Nos interesa que sepamos que hay una observación pasiva a veces, que no hace nada frente a ciertos hechos, que no se compromete. Si tuviéramos muchos menos de estos observadores pasivos podríamos tener mucha menos violencia y a la vez tendríamos protectores. Ana pudo escribir su diario porque hubo personas que se comprometieron a protegerla y por esas actitudes, otras pudieron hasta salvar su vida. Nos parece importante transmitir esta idea a los jóvenes de hoy, que puedan ocupar también ese lugar”, concluyó.