Las zoonosis infecciosas nacen de la relación del humano con los animales
El murciélago es el principal culpable de la llegada del Covid-19 al mundo y se lo responsabiliza al ser un reservorio implacable de infecciones. Los investigadores Dra. Romina Pavé y el Dr. Pablo Schierloh develan la importancia de estos mamíferos en el ecosistema, por ejemplo, son claves para la reforestación.
“Toda película de catástrofe comienza con un gobierno ignorando las advertencias de un científico”, opina Gerald Kutney, experto en cambio climático. Por ejemplo, en la película “El día después de mañana” (2004) Jack Hall (personificado por Dennis Quaid), un paleoclimatólogo estadounidense, y sus colegas advierten sobre el inminente calentamiento global en una conferencia de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Nueva Delhi, pero el vicepresidente estadounidense simplemente desestima sus preocupaciones. Sin embargo, la anunciada catástrofe ocurre tal como fue predicha, y el espectador aterrado asiste a su desarrollo.
Lamentablemente, esta trama de ficción es recurrente en la realidad. Muchas enfermedades emergentes, particularmente aquellas zoonosis infecciosas que pasan de animales a personas como el Covid-19, son claros ejemplos.
La infectología es la rama de la ciencia encargada de estudiar estos fenómenos. La comunidad científica concuerda con que este tipo de enfermedades emergentes son consecuencia directa de una degradación ambiental creciente. Muchos investigadores han advertido sobre su inevitable aparición y desarrollo, en caso no se tomen medidas para evitar o al menos mitigar daños ambientales. Sin embargo, los diferentes gobiernos han ignorado sistemáticamente dichas advertencias y predicciones.
Ya en 1990 el reconocido científico norteamericano Stephen Morse acuñaba la expresión “virus emergentes”. En este estudio, el autor identifica las condiciones que conducirían a la inminente aparición de nuevos virus patógenos potencialmente devastadores, entre ellas el cambio climático y la pérdida de hábitats y biodiversidad.
Lamentablemente el tiempo le daría la razón al Dr. Morse (entre muchos otros): apareció el SARS en 2003 (fundamentalmente en Asia); el MERS en 2012 (Medio Oriente); el Ébola en 2014 (principalmente África subsahariana); hasta el mismísimo Covid-19 en 2019 (todo el mundo). Después de analizar y comprender lo anterior una pregunta flota en el aire, vigente e ineludible: más allá del Covid-19 ¿dónde y en qué contexto emergerá el próximo virus y bajo qué condiciones antrópicas (degradación ambiental) podría hacerlo?
La bióloga Romina Pavé junto a una colega en pleno trabajo de campo. “Todo el tiempo se están conociendo nuevas especies en esta región. En Santa Fe se conocen 24 especies de murciélagos”, destacó la investigadora. Foto: Gentileza Romina Pavé
La visión de los expertos
Para saldar algunas de estas dudas El Litoral entrevistó al Dr. Pablo Schierloh, inmunólogo de infecciones respiratorias e investigador del Instituto de Bioingeniería y Bioinformática de la Universidad Nacional de Entre Ríos (Uner).
“Los murciélagos tienen la propiedad particular dentro de los mamíferos al hacerlos especialmente `buenos´ reservorios de infecciones, ya que toleran altas cargas virales sin enfermarse, por eso se los considera potenciales transmisores de enfermedades. Por ejemplo, son portadores naturales de la rabia”, comentó Schierloh, respecto a las características de los murciélagos, que son considerados los animales que transmitieron el Covid-19 a los humanos.
-¿Puede llegar otro virus, en el corto plazo, de animales a humanos?
-Hay varios estudios muchos antes de este brote (de Covid). En la naturaleza existen unos 5.000 coronavirus, resultado que se obtuvo tras recolectar genomas presentes en los murciélagos. Son coronavirus que no han saltado al ciclo humano, pero que son potencialmente infecciosos. Es un estudio del 2015, mucho antes del Covid-19.
Las chances que se desarrolle otra pandemia son posibles, por eso se monitorea mucho las enfermedades de reservan los animales.
-¿Qué vínculo tiene el virus SARS-CoV-2 y los murciélagos?
-En 2013 recolectaron de una cueva donde vivían murciélagos genomas que cuando las compararon con el nuevo Covid vieron que eran muy parecidas, a eso se le llama una evidencia circunstancial, pero se puede inferir que lo que ocurrió es un evento zoonófico.
-¿Qué otros animales son caracterizados como “reservorios de infecciones”?
-En general, los roedores lo son. Esto tiene que ver con la forma de vida que tienen, tanto los murciélagos que viven en colonias, como los roedores que viven en grandes grupos y se reproducen muy rápido. Los clásicos reservorios son los roedores y murciélagos, pero también en el medio hay otros, para que se dé el salto del virus del murciélago al hombre. En su mayoría estos animales tienen más relación con los humanos, por ejemplo el ganado, que se los considera “reservorio doméstico”.
-¿Qué tiene que pasar para que se produzca el evento zoonófico?
-Para que se produzca, tienen que cumplirse muchas condiciones. Por eso es muy raro que vengan directo de los murciélagos, salvo algún accidente particular que te muerda un murciélago. En el caso del Covid se consideraba como intermediario a un mamífero que está en China que es el pangolín y que lo tienen incorporado a su dieta hace mucho.
Bondades de los murciélagos para el ambiente
La Dra. Romina Pavé, bióloga e investigadora del Instituto Nacional de Limnología (INALI) (Conicet- UNL), detalló las características propias de los murciélagos que son beneficiosas para el medio ambiente.
“Me interesé en estudiar a los murciélagos en 2005 porque se conocía muy poco. Todo el tiempo se están conociendo nuevas especies en esta región. En Santa Fe se conocen 24 especies de murciélagos y en Entre Ríos 23”, mencionó Pavé y agregó que en su mayoría son insectívoros, pero también hay una especie que se alimenta de peces, sobre todo mojarras. “En provincias del norte del país hay murciélagos que se alimentan del néctar de las flores y de frutos, por lo que son polinizadores y dispersan frutos”, destacó.
-¿El peligro surge cuando el ser humano se entromete en sus ambientes?
-Como todas las especies tienen patógenos asociados (virus, bacterias y parásitos), lo que sucede es que ellos conviven con los reservorios, el problema es cuando nosotros hacemos uso de las especies, como alimentarse de animales o introducirse cada vez más en ambientes naturales.
-¿En Santa Fe dónde se hallan a los murciélagos?
-Los murciélagos de esta ciudad son insectívoros y se alimentan de insectos por la noche. Hay especies que prefieren refugiarse en construcciones como casas y también en edificios grandes. Tenemos una colonia muy grande en uno de los edificios de la Fich (Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas).
-¿Son de atacar a los humanos?
-Es uno de los grandes mitos. Los murciélagos andan volando de noche comiendo, sin intención de atacar a la gente.
-¿Es cierto que todos los murciélagos tienen rabia?
-No. Los datos de rabia que se conocen son de murciélagos que se han colectado en el piso, y no siempre caen porque están enfermos, sino porque son jóvenes y no pueden salir volando desde el piso. Haciendo un estudio respecto a los murciélagos que son llevados a zoonosis, aproximadamente el 2 o 3 por ciento tienen rabia, es muy bajo.
-¿Cuáles son las funciones ecológicas que cumplen?
-Están los que polinizan, como ya mencioné. Por ejemplo, en México hay murciélagos polinizadores del agave que sirve para hacer tequila, es decir que sin murciélagos no habría tequila.
Los murciélagos que se alimentan de frutos, luego de hacer la digestión, el animal disemina las semillas por los bosques y son claves para la reforestación, lo mismo que sucede con las aves. Muchas semillas son viables solamente si son consumidas por un agente dispersor, en este caso el murciélago.
En vistas al futuro
En definitiva, impedir o al menos reducir la acelerada tasa de deterioro ambiental en la que vivimos resulta clave para evitar otros “encuentros” (virus patógenos potencialmente transferibles a humanos) y evitar así nuevas catástrofes sanitarias.
Ya no hay más tiempo que perder. Aún imaginando un escenario futuro donde el Covid-19 sea controlado (a través de las recientes vacunas o de nuevos tratamientos efectivos), una pregunta permanece vigente e ineluctable: ¿Dónde y en qué contexto emergerá el próximo virus, la próxima catástrofe sanitaria?