Londres enviará a Ucrania municiones con uranio empobrecido
El envío de proyectiles de uranio a Ucrania por parte de Reino Unido tensiona a Rusia y “preocupa” a la ONU.
En lo que llegan los Leopard 2 españoles, Reino Unido va a enviar a Ucrania un escuadrón de carros de combate Challenger 2. Nada nuevo. El anuncio se hizo hace meses. Pero junto a los tanques, Londres ha confirmado que también va a proporcionar municiones, incluidos proyectiles perforantes que contienen uranio empobrecido.
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La viceministra de Defensa de Reino Unido, Annabel Goldie, confirmó esta semana que su país suministrará estos proyectiles con su regalo de 14 tanques Challenger 2. Goldie destaca sus virtudes: estos proyectiles “son muy efectivos para derrotar a los tanques y otros vehículos blindados modernos”. Pero la ONU no celebra la noticia. Un portavoz ha mostrado su “preocupación por cualquier uso de uranio empobrecido en cualquier lugar”.
¿QUÉ ES EL URANIO EMPOBRECIDO?
El uranio empobrecido es un subproducto del proceso de enriquecimiento que se lleva a cabo para fabricar combustible nuclear o armas nucleares. Es un 40% menos radiactivo que el uranio natural, pero es una sustancia muy pesada, 1,7 veces más densa que el plomo.
El uranio empobrecido tiene diversas aplicaciones que van más allá de lo militar. Se utiliza en radioterapia médica como escudo contra la radiación y hace años sirvió para hacer coronas de porcelana dental. Hoy se encuentra en la quilla de los veleros, en los contrapesos de los aviones o en las carretillas elevadoras.
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Pero en términos de defensa, el uranio empobrecido se utiliza en placas de blindaje de tanques pesados y en munición perforante, como la que Londres va a mandar a Kiev. Lo que hace ese uranio es endurecer los proyectiles, hasta el punto de que pueden penetrar el blindaje y el acero.
Cuando un arma fabricada con punta o núcleo de uranio empobrecido golpea un objeto sólido, lo atraviesa. Ese uranio logra que los proyectiles se quemen por los bordes y eso les ayuda a perforar los blindajes. Es lo que llaman “autoafilado”. Después, la munición estalla en una nube ardiente de vapor.
¿QUÉ CONSECUENCIAS TIENE SU USO?
Además del efecto de la munición propiamente dicha, que para eso se lanza, en esa nube que sigue a la explosión está la razón por la cual se discute el uso de estos proyectiles. El vapor de la explosión se asienta en forma de polvo y ese polvo es tóxico y ligeramente radiactivo.
Ese polvo puede penetrar en los pulmones y en otros órganos vitales. Está demostrado que la explosión de este tipo de munición supone un riesgo para la salud de todas las personas que se encuentren cerca del lugar de impacto.
Y así lo subraya Naciones Unidas. “El uranio empobrecido y las sustancias tóxicas de los explosivos comunes pueden causar irritación cutánea, insuficiencia renal y aumentar los riesgos de cáncer”, se lee en un informe de 2022 del Programa de la ONU para el Medio Ambiente.
Este organismo describe el uranio empobrecido como un “metal pesado química y radiológicamente tóxico”. Y considera que su toxicidad “es un problema más importante que los posibles efectos de su radiactividad”. Consideraciones similares recoge un documento de salud pública de la Unión Europea.
Un grupo de trabajo de la Royal Society (academia científica con sede en Londres) concluyó hace unos años que el principal riesgo derivado de la inhalación de polvo de uranio empobrecido era el aumento del riesgo de cáncer de pulmón. Lo saben en Irak.
Las tasas de cáncer y defectos de nacimiento en ese país aumentaron exponencialmente después de que el Ejército de Estados Unidos utilizara allí munición de uranio empobrecido. Un estudio de 2012 descubrió altos niveles de contaminación por uranio en muestras de suelo en tres lugares diferentes de la provincia iraquí de Nínive. Esos niveles habían elevado las tasas de cáncer infantil y defectos congénitos en los hospitales.
Y de igual modo los soldados estadounidenses que combatieron en Irak. Desde que volvieron a su país, algunos veteranos sufren de encías sangrantes, erupciones cutáneas, picores incontrolables, dolores casi permanentes en las articulaciones y sangre en la orina. Muchos achacan sus dolencias al uso de uranio empobrecido.
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Y es que ese gas tóxico puede posarse en cualquier persona, cosa o superficie. Alrededor del 17% de las partículas de uranio empobrecido encontradas tras una explosión son fácilmente solubles, por lo que pueden llegar a los alimentos, según el AC-Laboratorium Spiez, un laboratorio independiente que analiza muestras de suelo para la ONU y otras organizaciones.
Las municiones con uranio empobrecido las utilizaron EE UU y Reino Unido en las guerras de Irak y del Golfo, en 1991 y 2003. Antes, en los bombardeos de la OTAN contra Yugoslavia en 1999. Un informe del año 2000 indicaba que en aquella operación se utilizaron unas 10 toneladas de este tipo de proyectiles. El mismo informe añadía que la OTAN había utilizado otras 300 toneladas en Irak.
Rusia ya ha advertido que reaccionará ante el eventual envío de proyectiles con uranio empobrecido. “Si esto sucede, Rusia se verá obligada a reaccionar, en vistas a que Occidente habrá comenzado a utilizar armas con componentes nucleares”, ha dicho ya Vladimir Putin.
Pero Londres lo niega. El ministerio británico de Defensa acusa al Kremlin de “desinformar” y recuerda que “el Ejército británico ha utilizado uranio empobrecido en sus proyectiles perforantes durante décadas”. Y añade: “Es un componente estándar y no tiene nada que ver con armas o capacidades nucleares”.
Efectivamente, esta munición no está considerada arma nuclear. Sin embargo, Reino Unido lleva los argumentos científicos a su molino y asegura que, según varios estudios, “cualquier impacto en la salud personal y el medio ambiente por el uso de municiones de uranio empobrecido probablemente sería bajo”.