Los incendios forestales en Bolivia arrasan con áreas protegidas
Bolivia volvió a sufrir con los incendios forestales este año y ya casi 600.000 hectáreas se quemaron en el departamento de Santa Cruz, informa la prensa internacional.
Las áreas protegidas resultan arrasadas, en el marco de una catástrofe que revive la imagen de los fuegos devastadores de los dos últimos años.
Hasta la noche del lunes, había 20 incendios activos en nueve municipios, siete áreas protegidas afectadas y en solo dos días se quemaron 200.000 hectáreas, informó el gobierno cruceño.
Kilómetros de caminos de ceniza y suelos agrietados bajo miles de palmeras calcinadas son, junto a animales flacos y desorientados, el paisaje predominante al entrar a la reserva de San Matías, señala una agencia informativa internacional.
Ese incendio “está bastante descontrolado”, reconoció el viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes, quien supervisa el combate al fuego en la región desde principios de agosto.
Bomberos voluntarios y guardaparques con escasos recursos y herramientas intentan, desesperados, contener el avance de las llamas abriendo zanjas y limpiando el terreno, pero les es difícil acercarse al fuego.
Cuentan con la ayuda de unos 1.800 militares y dos helicópteros que envió el Gobierno.
El viceministro Calvimonentes aseguró que una ley impide al Ejecutivo intervenir o pedir ayuda a países vecinos si las autoridades locales y regionales no se declararon aún en “desastre”.
Pero esa declaración solo es posible cuando todos los niveles de gobierno agoten su presupuesto para el combate de incendios, algo que, según autoridades de Santa Cruz, todavía no ocurrió.
Calvimontes indicó que frente a esa situación, el único modo de intervenir es con militares, pero estos “no fueron formados específicamente para esa tarea”.
Entonces, se quejó y consideró que esa ley “debería modificarse”.
Las consideraciones de Calvimontes fueron suficientes para que se generara una polémica, ya que la coordinadora del Programa de Manejo de Fuego de Santa Cruz, Yovenka Rosado, destacó que los efectivos apostados en el departamento fueron capacitados por la gobernación y se les entregó equipamiento.
Fuentes cercanas al Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP), que prefirieron mantenerse anónimas por miedo a represalias, indicaron durante un recorrido por áreas destruidas que se intenta “maquillar” la situación para “dar la sensación de que ya está todo controlado”.
Tanto el gobierno nacional del Movimiento al Socialismo como el gobierno cruceño del derechista Luis Fernando Camacho concuerdan en que la mayoría de los focos fueron provocados, informa el sitio France24.com
En Bolivia y otros países sudamericanos, es tradicional la quema de terrenos para transformar bosques en áreas agropecuarias o limpiar el terreno de cara a la próxima siembra.
La práctica, conocida como “chaqueo”, es legal en Bolivia mediante autorización entre mayo y julio, una vez finalizada la estación húmeda.
La ley permite “chaquear” hasta 20 hectáreas, pero algunos queman más o lo hacen fuera de fecha.
La multa por quemas ilegales es de un dólar estadounidense por hectárea y se cobra por toda la extensión de la propiedad, sin importar cuánto se haya quemado.
Si la quema deriva en un incendio de magnitud, la pena puede alcanzar tres años de cárcel.
“No sabemos qué va a pasar con la fauna. Es muy difícil el trabajo de rehabilitación porque sabemos que al año esto va a volver a pasar”, lamentó la funcionaria del SERNAP Carla Ramírez.
El calentamiento global hace su juego y los lugareños recuerdan que esta época del año es húmeda en la zona, pero ahora hay sequía.
El viceministro Calvimontes, que se considera un “ecologista”, afirmó que “las áreas protegidas no son necesariamente ricas en biodiversidad” y que “la mayor parte de lo que se está quemando son los pantanales, pastizales”.
Acotó que se está trabajando “para evitar que el fuego ingrese a los bosques”, pero muchos ya se incendiaron.
Así, Calvimontes abre una polémica adicional: “Hierbas y pastos tienen el mismo valor en biodiversidad que los árboles. Se debe asumir que perder sabanas, pastizales o matorrales es tan nefasto como perder bosques”, le refutó el biólogo Juan Carlos Catari.
Con una superficie similar a la de Bélgica, ese parque nacional es uno de los más dañados, abunda el sitio del canal francés.
Allí, el fuego ha consumido más de 230.000 hectáreas desde el 11 de julio y las llamas se adentraron por lo menos 65 kilómetros.