Movilización y reclamos frente a Casa de Gobierno
Referentes de los negocios ubicados en el micro y macrocentro se concentraron este lunes para reclamar un trato igualitario con el resto de las avenidas y calles que sí pueden funcionar con atención al cliente. Se reunieron con referentes de Comercio Interior de la provincia que trasladó una definición a la Municipalidad.
De menor a mayor: de algunas personas que desde antes de las 9 ya hacían vigilia en la Plaza 25 de Mayo a la espera del arranque de la movilización hasta una convocatoria mucho más numerosa. De sólo palmas y el grito de “Queremos trabajar” a un más categórico “Que den la cara”, y de ahí a expresiones más fuertes a medida que pasaban los minutos y la bronca crecía y se extendía entre comerciantes del micro y macrocentro, gimnasios y peluquerías. Es decir, algunos de los rubros que se manifestaron este lunes por la mañana frente a Casa Gris en protesta por las últimas restricciones dispuestas por el gobierno provincial, y ajustadas luego por la Municipalidad.
Como se recordará, la necesidad de aplanar la curva de contagios por Covid-19, que se encuentra en franco crecimiento desde hace varios días, llevó a las autoridades provinciales a dictar el decreto 954/20 que establece restricciones por 14 días para el funcionamiento de actividades no esenciales: restricciones o suspensión, según el caso.
En particular, para la actividad comercial la Municipalidad decidió un funcionamiento diferencial en el centro y en las avenidas: para el primero fijó un área entre calles Suipacha, Avenida General López, Rivadavia-27 de Febrero y Urquiza, donde los rubros considerados esenciales podrán funcionar como lo venían haciendo y los no esenciales podrán hacerlo por la tarde en modalidad delivery o take away. Para el resto de la ciudad se habilita la venta presencial, con los alcances del artículo 3° del Decreto Provincial N° 954/20.
El enojo de quienes se sienten afectados por esta medida no se hizo esperar: “Parece que una vereda puede contagiar y la otra no”, “O nos guardamos todos o tenemos derecho a trabajar todos”, “Tener prendido el medidor no compensa las pocas ventas que se pueden hacer con delivery”; “Nunca bajaron los impuestos y las inmobiliarias ya están pidiendo un aumento del precio de los alquileres”. Esas eran algunas de las frases que resonaban en medio de palmas y algunos gritos en la plaza.
En el caso de los comerciantes, la reacción fue por la diferencia de trato entre un sector geográfico de la ciudad y otro pero también porque aseguran que allí, en los negocios, “se cumplen todos los protocolos”: “Se desinfecta la entrada, no entra nadie si no usa barbijo, le damos al cliente alcohol en gel, y para todos los gastos extra de limpieza que no teníamos antes y no nos dan nada”, reclamaba la referente de una librería.
El otro planteo en común es que los controles “se realizan sobre quienes cumplimos los protocolos pero no en las plazas, la Costanera y en los lugares donde se producen los desbandes”, que facilitan el contagio del nuevo coronavirus. Categórico, el dueño de un negocio preguntó “¿por qué en lugar de ser tratados como delincuentes con la policía que controla si abrimos o no, no van a los lugares donde se producen los contagios?”
Todas las voces
Más allá del reclamo conjunto, hay situaciones particulares. “Somos mayorista y minorista del rubro de insumos para manicuría. No está claro por qué la zona norte puede abrir normalmente; pareciera que en esos lugares no corre el virus. Para nosotros, el sistema take away no funciona, los impuestos corren normales, tenemos que pagar las moratorias y no hay forma de lograrlo”, afirmaba una comerciante.
En tanto, la representante de una imprenta expresaba su preocupación porque las disposiciones llegaron en medio de varios pedidos para atender y con una población que aún no se acostumbra a las compras únicamente por redes sociales: “Hay gente que necesita ver la mercadería antes de elegir”.
Desde el sector de gimnasios evalúan que “para muchos esta puede ser la estocada final”. “En ningún lugar se pudo comprobar que los gimnasios seamos focos de contagios. Necesitamos trabajar, la gente necesita de la actividad física porque estamos colapsando todos”, expresaron desde el sector que viene reclamando que se los considere “agentes de salud”.
Claudia, que tiene una boutique en Blas Parera al 7000, decidió ir a manifestarse aunque está fuera de las particularidades del reclamo entre centro y norte: “Yo ya sé que en octubre tengo que cerrar porque no puedo mantener el negocio abierto, pago 25 mil pesos de alquiler, hace 30 años que tengo el comercio pero ya no da para más”.
Este fue el panorama que referentes de los sectores que se manifestaron pudieron trasladar a Juan Marcos Aviano y Alejandro Bento, en representación del gobierno de la provincia. El trámite seguía ahora con la Municipalidad santafesina para evaluar alguna forma de flexibilizar las medidas y atemperar el golpe sobre la ya frágil situación económica. “No les pedimos plata, les pedimos que nos dejen trabajar”, concluyeron luego de la reunión.
El martes, gastronómicos
Preocupados por la crítica situación, este lunes se realizó una reunión entre el gremio que representa a los trabajadores del sector hotelero y gastronómico y los empresarios del rubro. Se resolvió marchar este martes, a las 10, desde Suipacha y San Martín hacia Casa de Gobierno, para reclamar una ayuda para el sector y que los habiliten a trabajar. Se sumarán también los referentes de salones de eventos.