Murió Sacheen Littlefeather, la activista indígena que rechazó el Oscar de Marlon Brando por “El Padrino”
La actriz, de 75 años, recibió este año una disculpa pública de la academia del cine y un homenaje casi medio siglo después de los premios de 1973
Ovacionada de pie en un auditorio lleno, Sacheen Littlefeather tuvo a mediados de septiembre un momento de reivindicación. Este tardó en llegar. Pasó casi medio siglo desde la noche de marzo de 1973 en que subió al escenario de los Oscar para rechazar en nombre de Marlon Brando el premio a Mejor Actor por El Padrino con una crítica a los estereotipos con los que los indígenas eran retratados en el cine y por el asedio que vivían las tribus. La academia pidió en junio disculpas a la actriz por haber recibido entonces un trato “injusto”. En septiembre la organización le rindió un homenaje en el Museo de la Academia para reconocer el valor del gesto. Este domingo ha sido la propia organización la que ha comunicado la muerte de Littlefeather a los 75 años.
El 17 de septiembre, en una velada organizada por la Academia, Littlefeather salió en silla de ruedas al teatro David Geffen. Con un gran sentido del humor, pero una voz débil, dijo a la audiencia que había comenzado a deshacerse en vida de sus posesiones. “Pronto cruzaré al mundo espiritual. ¿Y saben?, no temo a la muerte”, afirmó ante la audiencia. Sus últimas semanas de vida las pasó regalando sus posesiones, una de las tradiciones de los pueblos originarios. “La semana pasada doné mi coche… antes de irme no quiero tener nada”, anunció.
Al comunicar este domingo su fallecimiento, la academia eligió unas de sus palabras de esa noche: “Cuando ya no esté, recuerden siempre que cuando alcen la voz por su verdad, estarán manteniendo vivas mi voz y la de nuestros pueblos”. En aquella velada, Littlefeather estuvo acompañada por un grupo de danzantes apaches provenientes de Arizona y Joe Tohonnie, quien ha recibido dos nominaciones al Grammy por sus cantos sagrados.
Littlefeather nació como Marie Louise Cruz en Salinas, al norte de California. De orígenes apaches, adoptó su nombre cuando formaba parte del movimiento indígena que ocupó durante año y medio la isla de Alcatraz a finales de los años sesenta para exigir al Gobierno de Estados Unidos devolver las tierras a las tribus indígenas.
Aquel discurso político de solo 60 segundos descarriló su carrera como actriz a los 26 años. Las puertas de los estudios le fueron cerradas y los late shows de la época no la invitaron para hacer eco de su activismo en contra de la instalación de una base militar en Rodilla Herida, territorios propiedad de la tribu lakota. “No estaba hablando por mí misma, estaba representando todas las voces indígenas que hay. Nunca se nos había escuchado así antes. Si tuve que pagar un precio está bien, porque esas puertas las teníamos que abrir”, dijo ante Bird Runningwater, miembro de la Academia de cine.
Ante el público, Littlefeather contó que Brando tardó muchos minutos en escribir las seis o siete páginas del discurso. Fue a sugerencia del actor que vistió la prenda de piel de venado y calzó mocasines. Llegó al teatro donde se entregaban las estatuillas acompañada de la secretaria personal de Brando, solo 20 minutos antes de que finalizara la gala. Los organizadores la amenazaron diciéndole que si leía todo el contenido de la carta sería arrestada. Únicamente tendría 60 segundos, una exigencia a la que se ciñó.
“La comunidad cinematográfica ha sido tan responsable como otras de degradar la imagen de los indios y de burlarse de su carácter, describiéndolos como salvajes, hostiles y malvados. Es duro para los niños crecer en este mundo. Cuando los niños indios ven la televisión y las películas, y ven cómo su raza es tratada, sus mentes deben ser lastimadas más allá de nuestra comprensión”, decía parte del texto escrito por Brando, que fue publicado días después de forma íntegra por The New York Times.
Aquel breve discurso, que fue aplaudido y abucheado por la audiencia del pabellón Dorothy Chandler, se convirtió en uno de los momentos más famosos del Oscar. También originó una serie de leyendas urbanas. Littlefeather aseguraba que las palabras crearon “conmoción” detrás del escenario y que John Wayne, quien se encontraba en uno de los laterales, estaba furioso por el mensaje y debió ser sujetado por guardias para que no se le abalanzase. Esta versión ha sido puesta en duda por historiadores de Hollywood. Aunque minutos después quedó registrado frente a las cámaras cómo había tomado cierta parte del establishment el mensaje. “No sé si debo presentar este premio en memoria de todos los vaqueros que han sido asesinados en las películas de John Wayne”, bromeó Clint Eastwood antes de entregar el premio a la Mejor Película.
Este verano, David Rubin, el presidente de la Academia, envió a Littlefeather una carta para corregir los hechos. “Espero que reciba estas palabras con un espíritu de reconciliación y con nuestro reconocimiento de su rol esencial en nuestro camino para convertirnos en una organización más incluyente”, concluía el mensaje. En septiembre, en la que sería su última aparición pública, Littlefeather dijo a la cúpula de la Academia: “Acepto las disculpas no solo para mí, sino que sé que son para todas nuestras naciones. Estas también las merecen y necesitan escucharlas”, afirmó, y pidió que se pusieran de pie todos los indígenas que estaban presentes allí esa noche.