Tour Fenómeno Barrial 2024
Nico Guthmann y Tomas Quintín Palma traen "220 Podcast" en vivo
El proyecto nacido en YouTube durante la pandemia, y financiado por una comunidad de fieles seguidores, recorre el país en el marco del Tour Fenómeno Barrial 2024.
En dialogó con Notife, Guthmann repasó la historia y la identidad de esta iniciativa, tanto en la intimidad del estudio como en la magia del directo.
Este sábado, en Demos (9 de Julio 2239) se presentará la versión de “220 Podcast”, el proyecto gestado por Nicolás Guthmann (periodista, ex notero de CQC, conductor de Tugo primero en Gelatina y ahora en Blender) y Tomás Quintín Palma (comediante y actor, con participaciones en Blender y Urbana Play), en el marco del Tour Fenómeno Barrial 2024. Las entradas están disponibles en www.ticketway.com.ar.
Para conocer más sobre la esencia de esta movida comunicacional y su contraparte escénica, Notife conversó con Guthmann sobre dinámicas, temas y honestidad intelectual.
Del encierro al mundo
-“220 Podcast” comenzó en plena cuarentena, describiéndolo como una “botella lanzada al mar”. ¿Cuál fue el impulso inicial que los llevó a crear este proyecto durante un momento tan difícil?
-Es que el impulso inicial de hacer “220 Podcast” fue justamente la pandemia que, para muchos de los que venimos de medios tradicionales fue una constatación muy clara de que los medios tradicionales de lo que veníamos ya no nos iban a dar lugares y oportunidades. Y que además empezaba a pasar otra cosa, que es que las audiencias estaban migrando hacia otras formas de consumo de noticias, de entretenimiento; y que ese mundo del que nosotros veníamos se había caído a pedazos en Argentina, con la doble crisis de los medios de comunicación de todo el mundo y la crisis económica particular de Argentina.
En ese contexto, siempre fui de mirar muchos formatos de Estados Unidos, de España, y veía que había que estaba la posibilidad de construir una audiencia en YouTube y que podía llegar a funcionar un formato de dos personas conversando; cosa que realmente no era muy común en YouTube en ese momento: de hecho prácticamente nadie lo estaba haciendo. Y empezamos a hacerlo de una manera bastante inocente y curiosa, como una forma de romper con una situación muy triste y angustiante que estábamos viviendo; y para tratar de sobrellevar el momento.
En realidad empezamos haciendo unos vivos de Instagram, que era lo que estaba de moda en ese momento, a oscuras, conversando; y nos dimos cuenta de que conversando pasaba algo que estaba muy bueno. Ahí dije: “Che, ¿por qué no ponemos la cámara y lo hacemos todos los días (así empezó, haciéndolo todos los días) como un diario de pandemia?”.
-¿Cómo fue la transición de una idea espontánea a un proyecto consolidado que hoy cuenta con una audiencia fiel?
-A mí todavía me sorprende que se plantee que “220” es un proyecto consolidado. Es verdad que lo es, pero en nuestra cabeza sigue siendo un proyecto independiente que hacemos dos amigos; que creció mucho más de lo que esperábamos y que nos permite hacer cosas como ir a distintos lugares del país y presentarnos, y que haya un público; que nos saluden por la calle; que lo que decimos en el podcast tenga una repercusión.
Pero la verdad el espíritu sigue siendo de proyecto independiente, autogestivo; y para mí está bueno que se siga manteniendo eso, porque hay algo que cuando se empieza a institucionalizar algo, o tiene demasiadas posibilidades, en general los proyectos se vuelven aburridos, monótonos. Y yo hago todo lo posible para que eso no nos pase.
Sin tapujos
-¿Cómo eligen los temas que abordan en cada episodio?
-“220 Podcast” no tiene un guión. Yo me organizo disparadores, Tomi organiza sus disparadores; lo que pasa es que vamos encontrando los verdaderos temas del podcast cuando estamos grabando; y tiene que ver con el vínculo que ya tenemos entre nosotros y creo que una complicidad donde de una manera medio intuitiva (porque la verdad es que no hay mucho método) vamos encontrando cuáles son los temas que nos interesan más: los profundizamos.
Pero la verdad que no hay tanta preparación: la verdadera preparación para hacer el podcast son los años de amistad que tenemos, que permiten algo muy extraño para una dinámica de dos personas que graban algo para sacar hacia afuera: estamos dispuestos a argumentar y a pelearnos entre nosotros de formas que nos exponen mucho; pero que como somos muy amigos, sabemos que siempre podemos terminar el podcast, ir a comer y nadie se enoja. No nos peleamos por cosas que, normalmente en los medios de comunicación tradicionales, compañeros de trabajo se hubieran peleado y hubiera sido un escándalo.
Sabemos que nuestra relación es así y podemos tensar la la cuerda sin que se rompa; lo cual para mí genera una magia, y que podamos llegar a lugares que de otra manera no podríamos.
-“220 Podcast” no sigue las normas de los medios tradicionales, lo que les permite mantener una “honestidad” en su contenido. ¿Cómo manejan la responsabilidad que conlleva esta libertad editorial?
-Claramente no sigue la línea de los medios tradicionales, y eso nos permite cierta honestidad. Para nosotros eso es muy importante que lo que hacemos tienda hacia la honestidad, que es obviamente un ideal imposible; pero vamos hacia eso. Por eso a veces planteamos temas que son incómodos para nuestra propia audiencia, decimos cosas de las que nos arrepentimos, y todo es parte de esa idea de que queremos que sea un ámbito en donde podamos pensar en voz alta y correr riesgos.
A mí eso me resulta muy importante, incluso periodísticamente: la idea de que haya pensamiento crítico, y preguntas, y haya posibilidad de ir y venir con las ideas, reconocer errores. Me parece que es parte de un ejercicio que no está en general ni en los medios tradicionales ni en los medios digitales, y que quiero poner en valor.
Pero por otro lado nos lo tomamos con una responsabilidad total: la seriedad con la que pienso lo que quiero decir en el podcast es la seriedad con la que diría algo en cadena nacional. Es muy importante poder estar de acuerdo con lo que sale. Entiendo que es una responsabilidad, más allá de que el formato sea relajado: la vara ética, moral y periodística que hay detrás es muy rígida.
En persona
-¿Qué los motivó a salir de la pantalla y llevar “220 Podcast” a un escenario?
-Creo que en un momento descubrimos que los que miraban el podcast se reía mucho; porque en stories, en Instagram, veíamos que había cosas que pasaban que a nosotros no nos resultaban a priori como graciosas, sino que era simplemente nuestra forma de conversar, que generaba gracia. Y queríamos ver qué pasaba con un público que nos devolvía algo y completaba un poco el sentido de lo que pasaba, porque el podcast es algo que uno hace muy en soledad.
Lo hicimos una vez y fue una experiencia espectacular, porque pasaba que la reacción del público acentuaba lo que pasaba en el podcast: si era gracioso, había risas que generaban que sea el doble gracioso; si era algo que generaba sorpresa, era el doble de sorpresivo. Había algo que pasaba con el público que completaba el sentido, que nos encantó, y nos pareció que que le dio algo nuevo a lo que hacíamos. Además de esto espectacular de que el podcast se ha visto en distintas partes del país, y poder recorrer el país nos parece hermoso.
-¿Qué pueden esperar los asistentes del tour “Fenómeno barrial”? ¿Cómo planean trasladar la dinámica del podcast a un evento en vivo?
-Mi principal miedo siempre fue que, al hacerlo en vivo, se pierda algo de la química y de la intimidad que se generaba en el podcast. Desde el principio trato de que se genere esa misma química y esa misma intimidad con el público: que el público de alguna manera sea cómplice de la dinámica que tenemos nosotros. Me parece que eso es lo mejor que se puede generar cuando hacemos “220” en vivo.
Obviamente, al estar en una situación de un escenario, le agregamos sorpresas y momentos que no están en el podcast. En general también tratamos de no filmarlo, para poder hablar libremente, y eso nos da como una doble libertad. Pero básicamente se trata de que sea una experiencia que un poco logre capturar el espíritu de lo que pasa en el podcast normalmente, pero que le agregue algo de la magia del complemento que genera que haya un público completando el sentido.
-¿Han tenido alguna experiencia memorable en el tour hasta ahora? ¿Cómo ha sido la respuesta del público en diferentes ciudades?
-Hay algo muy particular que pasa con “220 Podcast”, que es gente riéndose de gráficos del Indec o de noticias sacadas de La Nación un sábado a la noche. No sé bien por qué pasa, pero eso pasa y genera una especie de sensación muy extraña, porque es reírse y disfrutar con algo que normalmente no está hecho para eso.
Proyecto comunitario
-Han mencionado que lo que más les importa es la sensación de comunidad que se ha formado alrededor del proyecto. ¿Cómo describirían esa comunidad y cuál creen que es su papel en ella?
-Siempre digo que la gente que mira “220 Podcast” me conoce más que muchos de mis amigos o mi familia, porque estamos muy expuestos. Cuando me encuentro con alguien que escucha el podcast hay como una intimidad muy particular. Y la comunidad es fundamental para proyectos como este, porque son proyectos que no tienen nada atrás: no tienen una empresa, no tienen un gobierno, no tienen un mecenas oculto poniendo guita.
Así que me parece que es interesante la idea de comunidad atrás de estos nuevos medios. Es algo que a mí me me interesa mucho: cómo cambia nuestro rol como comunicadores cuando la comunidad tiene un rol tan importante y tiene opinión, porque comenta; y además nos financia, porque nos financiamos a través de suscripciones mensuales de gente que mira el podcast. Genera un nuevo vínculo, que nos hace pensar en hacia dónde pueden ir los medios, y para mí esa parte es muy esperanza.
-Mirando hacia el futuro, ¿cómo ven la evolución de “220”? ¿Hay algún nuevo formato o proyecto que les gustaría explorar?
-Sobre el futuro de “220” lo que planteamos con Tomi es que vamos a hacerlo hasta que no podamos por temas de salud, porque seamos muy grandes, o alguno se muera. Ese es el fin que planteamos para el proyecto, con lo cual es bastante ambicioso. Puede ser que se frene en algún momento, que retome, que vaya mutando; pero, por ejemplo, acabamos de hacer un cambio de formato: incorporamos un operador, que esto es Tomi Sislian, y cambiamos de estudio.
Es difícil saberlo, porque también va a depender de cómo cambien la plataformas y el ecosistema; pero lo que lo que espero es que se mantenga la esencia, que es básicamente lo que nos trajo hasta acá y lo que nos impulsa hacia adelante.