“Nunca habría apuntado a alguien, no entiendo qué pasó"
"Es mentira. Los chicos son excelentes, no tengo nada que decir; nunca tuve problemas con el alumno que me acusa", manifestó el docente todavía consternado por la situación. Ayer por la tarde, dos ex alumnos fueron a apoyarlo.
El lunes pasado la policía detuvo a Massetto, técnico mecánico de 57 años con los trámites iniciados para jubilarse. Fue luego de que el joven, que asiste a un curso de capacitación en oficios en la Escuela de Educación Técnica Nº 468, lo acusara de haber sido amenazado con un arma de fuego para que apagara el teléfono celular.
El denunciante, Juan Carlos Fernández, manifestó que el profesor lo apuntó a la cabeza.
Desde su casa, el profesor, con la voz entrecortada y perturbado por lo ocurrido, relató a La Capital su versión de los hechos.
"Quiero aclarar que tengo el certificado de tenencia del Registro Nacional de Armas (Renar)", dijo Massetto, dueño de la pistola Bersa 380.
—¿Qué hacía el lunes pasado con un arma en la escuela?
—Saqué el arma a la mañana y la llevé a limpiar. Iba con las municiones en una caja por separado, como indica la ley. No la uso nunca, me la compré hace dos años para practicar tiro cuando me jubile. Como hacía frío me puse una campera grande y pasé a retirarla a las 14.20 con el certificado del Renar. Me puse la pistola en el bolsillo y me fui a la escuela, pero me olvidé completamente de que la tenía encima. Esa misma tarde salí a hacer fotocopias y a la óptica porque se me rompió el anteojo y, cerca de las 19, volví a mi casa. Después me fui a tomar un café con leche a un bar hasta la hora en que tenía que dar clases. Allí me di cuenta de que tenía el arma en el bolsillo, pero ya debía estar en la escuela.
El profesor interrumpió abruptamente el relato: "Estoy sufriendo un desequilibrio personal por todo esto". Y se descargó: "Nunca me pasó nada con estos chicos. Son excelentes, no entiendo qué ocurrió; nunca pude haber apuntado a alguien, ni siquiera tirarle un banco porque yo mismo arreglo esos pupitres". La voz se alteró. "Estoy muy convulsionado por tantas emociones juntas, no sé qué voy a hacer", dijo.
—¿Cómo son sus actividades en la escuela?
—Hace 32 años que trabajo en esa escuela. Doy clases teóricas y talleres. El lunes, después de segundo, fui a cuarto año. Ahí los alumnos son sólo cinco. Uno de ellos estaba escuchando música con el celular y le dije dos veces que lo apagara.
—¿Pateó un banco?
—No, yo sólo lo desplacé. Ellos se asustaron porque cuando colgué la campera vieron la culata de la pistola en el bolsillo. Al terminar de dar clases me di cuenta de que todavía llevaba la pistola en la campera y me fui a guardarla en un armario bajo llave. En ese momento, se me cayó y lo vieron los chicos de 12 años. Cargué el arma para guardarla, para no olvidarme de las cosas. Pero los chicos llamaron a sus familiares y a la policía. Estuve hasta las 3 de la mañana, me sacaron todo y volví a mi casa muy consternado y confundido.
—¿Volvió a dar clases?
—No. Los delegados del Ministerio de Educación provincial me comunicaron que estoy desplazado del cargo hasta que me haga los estudios en Salud Laboral para comprobar mi estado psíquico. Además, me dijeron que no tengo que presentarme en la escuela ni buscar el recibo de sueldo. Pero no sé qué voy a hacer. Toda la vida di clases; ahora no sé, me voy a morir, estuve al borde del suicidio, tengo una pastilla de cianuro en el bolsillo. Estoy muy alterado. Tuve muchas satisfacciones en esta escuela; no puedo creer esto. Ahora me siento aplastado por muchas emociones. No fumo, no me drogo, ni tomo alcohol, siempre cumplí como docente. Estos chicos son aplicados, atienden en clase, no entiendo qué pasó.
—¿Tiene un arma por seguridad personal?
—No, es porque quería practicar tiro al jubilarme. Considero que la seguridad le corresponde al Estado. Me asaltaron un montón de veces y no fui a matarlos.
Apoyo. Ayer por la tarde, dos ex alumnos fueron a apoyar a Massetto. "Siempre fue un profesor excelente. La docencia es su vida y le estoy muy agradecido porque todo el tiempo me aconsejó bien", indicó Carlos Klanjscek, quien egresó en 1999. Pablo Acevedo no podía creer lo que había pasado. "Este no es mi profesor", pensó. "Nunca haría esto una persona que se dedicó tanto a nosotros. Vamos a apoyarlo en todo lo que podamos", remató.
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