Para obtener la licencia de conducir habrá que formarse en materia de género
Así lo dispuso la Agencia Nacional de Seguridad Vial en una resolución que publicó en el Boletín Oficial. El nuevo programa de enseñanza abarca temas como “masculinidades, patriarcado, femicidios y travesticidios”.
El pasado viernes 19 de febrero, la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) publicó una resolución en el Boletín Oficial donde anunció que, a partir de esa fecha, para obtener la licencia de conducir en la Argentina habrá que completar un módulo sobre Género.
La medida, firmada el director de la ANSV Pablo Martínez Carignano, busca promover la “igualdad entre mujeres y varones”. Para ello, propone incorporar en el curso obligatorio para el otorgamiento de la licencia nacional de conducir “un módulo que promueva valores de igualdad y la deslegitimación de la violencia contra las mujeres en la conducción de vehículos, la vía publica, la seguridad vehicular y todo lo relativo a la materia”.
“Los grandes cambios socioculturales y tecnológicos que se han ido produciendo a través de los años traen aparejada la necesidad de adaptar los contenidos de los cursos de formación contemplados en la Disposición ANSV N° 207/09, como asimismo del examen teórico, motivo por el cual resulta necesario la reformulación de dichos contenidos, a fin de garantizar la inserción en la vía pública de conductores idóneos y responsables, con conocimientos actualizados en relación a las nuevas tecnologías automotrices y principales reglas para una conducción segura y eficiente”, apunta la letra del texto.
El anuncio oficial por la implementación de esta resolución expuesta en el Boletín Oficial, estará a a cargo del ministro de Transporte de la Nación, Mario Andrés Meoni, y lo hará en unos días.
De ahora en más, entonces, el programa de enseñanza que llevan adelante las escuelas de seguridad vial incluirá para el curso teórico práctico un apartado de “Género” en el que los futuros conductores deberán instruirse en temas vinculados a “roles y estereotipos; identidad de género; violencia de género; masculinidades: patriarcado y heteronormatividad; femicidios, travesticidios, transfemicidios y crímenes de odio, entre otras cuestiones”.
Además, los alumnos recibirán recursos, herramientas y formas de abordaje contra la violencia en la conducción de vehículos automotores y en el transporte. “En caso de desaprobar el curso, el postulante podrá presentarse nuevamente una vez transcurridos 30 días hábiles, a contarse desde la fecha de desaprobación. El curso podrá reiterarse en estos casos, hasta un máximo de tres veces en el año”, explican.
Para complementar las resoluciones que se publicaron el Boletín Oficial, el Ministerio de Transporte de la Nación difundió una “Guía especial” para adaptar los carteles y la señalización con perspectiva de género. La misma promueve, entre otras cosas, “un uso del lenguaje inclusivo, reconociendo y visibilizando a las mujeres y diversidades, colectivos hasta ahora invisibilizados en el sector transporte, producto de los estereotipos y limitaciones culturales vinculadas a competencias supuestamente masculinas”.
La utilización de neutros -según la guía- es una fórmula superadora del abuso del universal masculino. La redacción con sensibilidad de género puede hacer uso de sustantivos genéricos (aquellos términos que se refieren a todos los géneros, en lugar de utilizar el masculino como universal), colectivos o abstractos que no designan lingüísticamente un género y que pueden implicar tanto mujeres, varones e identidades LGBTI+.
“Es muy común que quienes se resisten a cambios en el lenguaje argumenten sobre las premisas de la Real Academia Española (RAE). El uso del masculino como forma generalizadora para referirse a mujeres y varones ha sido impuesto y admitido por las instituciones que reglamentan y regulan la gramática. Sin embargo, las condiciones sociopolíticas y culturales de los últimos tiempos vienen enfatizando sobre estos usos discriminatorios del lenguaje y, por más que la tradición académica diga que es correcto y normativo usar el masculino para referirse tanto al género masculino como al femenino, las transformaciones sociales indican lo contrario. Por otra parte, si la lengua que usamos reconoce al género femenino en su vocabulario, no hay motivo, entonces, para omitirlo”, concluyen.