Primer título
Pedro Cachin se consagró campeón del ATP de Gstaad en Suiza
A sus 28 años, el cordobés superó al español Albert Ramos Viñolas sobre polvo de ladrillo y desde este lunes estará dentro del Top 50 del ranking mundial. Fue el título 230 de la Legión Argentina en la historia.
A sus 28 años, Pedro Cachin desbloqueó un nuevo nivel. Hasta este domingo, en Suiza, jamás había disputado una final de un torneo ATP. Y no necesitó de más intentos para conseguir el primer título de su carrera: el cordobés se consagró campeón en Gstaad, después de superar en tres sets al español Albert Ramos Viñolas. Fue el quinto tenista argentino en quedarse con uno de los tradicionales certámenes del circuito profesional y el hacedor de la celebración número 230 para la Legión albiceleste.
Antes, en el polvo de ladrillo suizo, se habían consagrado Guillermo Vilas (1974 y 1978), José Luis Clerc (1982), Martín Jaite (1990) y Gastón Gaudio (2005).
El nacido en Bell Ville tendrá un salto exponencial en el escalafón, porque empezó en el puesto 90 pero desde este lunes estará en el Top 50 y será el segundo albiceleste, detrás de Francisco Cerúndolo. El anterior mejor puesto del cordobés había sido el 54° en noviembre pasado.
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Fue 3-6, 6-0 y 7-5 para Cachin, en casi dos horas y media de juego, para que Catalina -su hermana- y Paula -su novia- se abracen y rompan en llanto en el banco. Al mismo tiempo, Pedro se desplomó en el polvo de ladrillo mirando al cielo y con sus manos en el rostro. Y Tango, su perro, lo besó cuando el campeón se acercó a saludarlo.
Y hasta su propio rival lo llenó de elogios, algo que si bien es común, pareció mucho más sincero que en otras ocasiones: "Estoy muy contento por Pedro, se lo merece. Nos conocemos hace mucho tiempo, sé del esfuerzo que hizo yéndose de Argentina, sé que no fue fácil para él".
Sobre el juego, el propio Cachin afirmó: "Estuve un poco nervioso, fue mi primera vez ante un zurdo, pero traté de mantenerme concentrado. No sé más qué decir, yo amo jugar al tenis".
Esta vez, Cachin estuvo solo en Gstaad, lo que quizás es doblemente meritorio, porque su coach Alex Corretja -tres veces campeón en este torneo suizo- no pudo acompañarlo, pero el cordobés destacó algo que quizás es más importante en estos momentos.
"Alex está en casa esta vez. Pero en el tenis lo más importante es estar feliz, estar acompañado por la familia, creo que eso es lo más importante. Gracias por haber venido anoche desde Barcelona en auto a mi hermana, a mi novia y a mi perro", cerró.
Para entender esa declaración, hay que ahondar un poco en la historia de uno de los más trabajadores del tenis nacional.
El cordobés comenzó su carrera como profesional en 2013 y en 2014 se radicó en Barcelona. A esa ciudad llegó gracias a un conocido de su padre, que era dueño de un restaurante junto a Alex Corretja, ex número dos del mundo y campeón de Roland Garros en 1998 y 2001. El ex jugador español le hizo un lugar en su academia y se transformó en un segundo padre para el argentino.
Con un guía como Corretja, Cachín no tardó en conseguir su primer trofeo como profesional. Fue en septiembre de 2015 en el Challenger de Sevilla, donde venció en la final a Pablo Carreño Busta, por entonces 54° del ranking. En ese momento, el argentino se ubicaba 248° en la clasificación. Pero después de esa consagración, cayó en un bache, del que le costó salir.
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"Después de ganar en Sevilla, mis entrenadores me pedían que me la creyera un poco más. Pero cuando volví a jugar perdí en ocho primeras rondas consecutivas, ni yo me aguantaba en la cancha", le había contado a Clarín a fines de 2018, cuando seguía luchando por reencontrar su mejor nivel.
También tuvo la mala suerte de padecer algunas lesiones importantes. En mayo de 2016, sufrió una fractura por estrés en una de sus vértebras, por la que estuvo inactivo cuatro meses. Y en julio de 2019, meses después de conseguir su primera victoria ATP en Córdoba, su casa (partió de la qualy y llegó a cuartos), se rompió los ligamentos de un tobillo mientras jugaba en el Challenger de Braunschweig, Alemania.
Cuando comenzaba a sentirse otra vez bien dentro de la cancha, la pandemia de coronavirus frenó el circuito durante cinco meses y la ATP congeló el ranking, lo que le impidió traducir buenos resultados en escaladas en la clasificación.
En 2021, por fin pudo levantar su segundo trofeo al vencer en la final de Challenger de Oeiras al portugués Nuno Borges. El año pasado, fue uno de los grandes protagonistas de ese circuito, el segundo en importancia del tenis masculino, en el que juega regularmente.
En marzo, alcanzó la instancia decisiva en el torneo de Marbella, pero cayó ante el español Jaume Munar (89°). A mediados de abril, gritó campeón en el de Madrid al superar en la final a su compatriota Marco Trungelliti. Y la primera semana de mayo, repitió el festejo en Praga, con un triunfo frente al italiano Lorenzo Glustino.
El corolario fue su desembarco en París para Roland Garros, donde consiguió ganar su primer partido de Grand Slam después de acceder al cuadro principal como lucky loser. En el US Open, después, llegó a tercera ronda.
El arranque de 2023 no fue el mejor, con siete derrotas iniciales en ocho torneos disputados (incluida su presencia en el equipo argentino de Copa Davis ante Finlandia). Hasta que llegó el Challenger de Madrid, donde perdió la final pero pudo reencontrarse con su mejor versión, y en la misma ciudad alcanzó los octavos de final del Masters 1000 español.
En Roland Garros no pudo con Borna Coric en segunda rueda y en Wimbledon se topó en el debut con un tal Novak Djokovic. Pero en Suiza, bajo el abrasador calor de las montañas, pudo desbloquear un nuevo nivel en su carrera.