Peluquero rosarino se quedó sin trabajo y hace cortes en plena calle para sobrevivir
Felipe tiene 22 años y trabajaba en un salón que cerró sus puertas. Por la tarde también vende pañuelos y agujas en la peatonal. Sueña con tener un lugar propio
¿Cómo rebuscársela en tiempos de coronavirus? Una máquina inalámbrica, dos tijeras, una navaja, un saca pelusa, un rociador, una capa y un peine. Esos son algunos de los elementos que lleva a cuestas Felipe, un joven peluquero de 22 años, que se instala en los bancos de bulevar Oroño con su peluquería ambulante para hacerle frente a los coletazos de la pandemia.
Este miércoles le tocó el turno a Braian, un jubilado (ya cliente) que se sentó en uno de los bancos de bulevar Oroño y Brown. Y Felipe le dio rienda suelta a sus tijeras.
Cada corte sale 150 pesos. Si el cliente quedó conforme, el próximo servicio cuesta 200. También hace cortes a domicilio.
Se sabe que la crisis causada por la pandemia del coronavirus no perdona, y Felipe tiene que generar algún ingreso para tener un plato de comida todos los días.
Antes de la pandemia, el joven hizo un curso de peluquería y barbería. Y trabajaba en un salón en barrio Larrea, pero lamentablemente cerró.
Felipe tiene experiencia laboral en varios rubros: trabajó de bachero en hoteles, restaurantes, en albañilería y pinturería. Además, hizo cursos de informática en administración y gestión.
“Cuando tenía un trabajo estable vivía en una pensión y me tuve que ir porque ya no podía pagarla. Ahora, tengo dos semanas para juntar plata y alquilarme un lugar. Si no tendré que ir a algún refugio”, contó.
Lejos de bajar la guardia, por las tardes, Felipe cambia de rubro y vende pañuelos y agujas en la peatonal Córdoba.
El joven peluquero terminó el secundario en el Eempa N° 1256 Julio Maiztegui, de Sarmiento al 300. Y si consigue trabajo, le gustaría seguir la carrera de Administración de Empresas, dice.
El joven, que nació en barrio Acindar y tuvo que vivir un tiempo con su mamá y sus cuatro hermanos en al puerta de una iglesia, sabe que su esfuerzo no es en vano.
Tiene un sueño que no duerme la siesta: tener su propia peluquería. Por eso, todos los días, carga en su mochila ganas, optimismo y un set indispensable para cortar el pelo. La pandemia no se toma el día. Y Felipe, tampoco.
El que necesite quiera contactarse con Felipe, pueden comunicarse al 152-605920.