Piden la absolución de Marcelo Macarrón y el crimen de Nora Dalmasso quedaría impune
El fiscal de juicio Julio Rivero no encontró elementos para acusar a Marcelo Macarrón (62) por el crimen de Nora Dalmasso (51) y de esta manera el emblemático caso quedá impune.
Tras un alegato iniciado a las 10 de la mañana, el funcionario judificial concluyó: “No puedo sostener que la mató un sicario no porque no hay prueba sino porque hay prueba de que fue consentido. El sexo consentido hecha por tierra un acuerdo criminal”.
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“No puedo acusar por acusar”, reafirmó Rivero, al mismo tiempo que Macarrón mostraba su emoción y se secaba las lágrimas con un pañuelo. Cerca de él, sus hijos, Valentina y Facundo. También Juan Dalmasso, hermano de Nora.
Tras un cuarto intermedio dispuesto el pasado 22 de junio, a las 9 se reinició la 39na. audiencia del juicio por jurados por el crimen de Dalmasso, que tenía como único acusado a Macarrón.
La jornada judicial comenzó con la consulta del tribunal técnico a la fiscalía y la defensa para que informaran si iban a producir más pruebas y luego se avance con la exposición de los alegatos.
El viudo Macarrón llegó a juicio acusado del delito de “homicidio calificado por el vínculo, por alevosía y por precio o promesa remuneratoria en concurso ideal”, según las conclusiones del fiscal Luis Pizarro, el último que instruyó la causa y la elevó a juicio.
Durante todo el proceso de enjuiciamiento, que comenzó el 14 de marzo, el fiscal Julio Rivero no hizo valoraciones sobre la calidad de los elementos probatorios testimoniales y documentales que se expusieron en el debate oral y público, por lo tanto se desconoce el contenido de sus alegatos.
El manual instructivo para Jurados Populares, establecido por la Ley Provincial Nº 9182 Poder Judicial de Córdoba, sostiene que “si el fiscal de Cámara, durante su alegato final, no mantiene la acusación y pide la absolución del imputado, el tribunal no puede condenar, salvo que intervenga en el juicio el querellante particular y que éste, en su alegato, haya pedido la condena”.
En este juicio no hubo querellantes, por lo tanto al no sostener la acusación y pedir la absolución, el jurado no podrá deliberar porque no se cumplen los requisitos establecidos para que el tribunal condene en caso considerar a Macarrón culpable.
El fiscal Pizarro, al elevar el caso a juicio, consideró que la madrugada del 25 de noviembre del 2006 el viudo “planificó dar muerte a su esposa por desavenencias matrimoniales y con la intención por parte de su/s adlater/es de obtener una ventaja, probablemente política y/o económica”.
La sospecha del fiscal era que el traumatólogo “le suministró (a un sicario) información del movimiento de la casa y presumiblemente le entregó un juego de llaves”, y que “eligió como fecha” el último fin de semana de noviembre de ese año “en el que se disputaría un torneo de golf” en Punta del Este, al que concurrió con sus amigos “con la finalidad del éxito de su plan delictivo y despejar cualquier posibilidad de sospecha sobre su persona”.
En base al relato de testigos, el representante del Ministerio Público estableció que, para llevar a cabo el crimen, el sicario contratado “aguardó que la víctima realice su rutina previa al descanso y la abordó una vez que ésta se encontraba dormida en la habitación de su hija, ubicada en la planta alta de la vivienda”.
La sospecha es que el agresor sorprendió a Nora, la tomó del cuello “ejerciendo una fuerte presión con sus manos, anulando así toda posibilidad de defensa”, tras lo cual “utilizó el cinto de toalla de la bata de baño que se encontraba en la habitación, realizando un ajustado doble lazo alrededor del cuello, ocasionando la muerte por asfixia mecánica”.
“Al final, probablemente y como parte del plan criminal, ordenó la escena con la finalidad de simular un hecho de índole sexual, tras lo cual se retiró del lugar, sin dejar rastro alguno de su persona”, según el fiscal de instrucción.
De acuerdo con los datos que constan en el expediente, para el fiscal no caben dudas de que el crimen fue cometido por “un agresor especializado, un sicario” que nunca fue identificado ni detenido, que “sexualizó la escena del crimen a efectos de que parezca que el mismo se produjo en el contexto de un encuentro sexual con el amante”.