La Plata
Piden prisión para un cura acusado de violar a dos alumnas en un colegio parroquial
Los hechos fueron denunciados en 2018, cuando las víctimas eran menores de edad
La justicia Penal de La Plata juzgó al sacerdote Carlos Bareuther, acusado de abusar sexualmente de dos menores que asistían a un colegio parroquial. Los hechos fueron denunciados en el año 2018 cuando las jóvenes tenían 14 y 16 años, pero declararon en el juicio oral ya que adquirieron la mayoría de edad y confirmaron todo lo que habían relatado en Cámara Gesell durante la instrucción de la causa que llegó a juicio oral.
La identidad de las víctimas se mantendrá en reserva para preservar su intimidad. En lo medular de sus declaraciones ante el juez Hernán Decastelli del Tribunal Oral Criminal (TOC) I de La Plata, dieron detalles de cómo fueron los abusos. Se trataron de abrazos prolongados contra su voluntad y manoseos en partes íntimas, además de besos en el cuello.
En su declaración durante el debate, el sacerdote negó haber manoseado y besado a una alumna de 14 años en las instalaciones del establecimiento escolar donde cumple el rol de capellán.
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"Los abrazos que le brindaba a los chicos siempre fueron de contención. No cometí ningún delito y quiero aclarar todo", dijo el religioso en la primera jornada. También rechazó haber cometido alguna conducta impropia contra otra estudiante de 16 años.
Bareuther ingresó a la sala del primer piso del fuero penal de 8 y 56, con el cuello clerical, sin esposas ni custodia policial. "Llevo cinco años angustiantes, de dolor y hasta de vergüenza. El dolor es moral y hasta afectó mi salud por la diabetes y la hipertensión que sufrí. Soy inocente y elegí llegar a este juicio oral, rechazar el abreviado y contar todo, porque en la anterior declaración en la fiscalía me dijeron que sea rápido y concreto", aseguró el acusado.
En otro tramo de su testimonio, el religioso ordenado en 2001, sostuvo que su función en el colegio era la de "acompañante pastoral de la escuela, de los docentes y de los alumnos".
No obstante, Bareuther reconoció tratar a una de las menores que lo denunció. Habló del modo de trabajar y los lugares por los que circulaba en el colegio. También señaló que no conocía al alumnado porque había sido enviado recientemente a ese destino por el obispo.
El imputado detalló que esa menor "estaba angustiada por los problemas de salud de su madre, que debía operarse. Por eso estaba rindiendo mal en la escuela. Además, se descubrió que se había cortado un brazo. Le recomendé que hable en su casa, que pida ayuda, pero ella no quería hacerlo. Y si su madre quería echarla de la casa, como ella misma me dijo, le respondí que podía conseguirle un lugar donde vivir. También le dije que, si la madre no la entendía, estaba 'loca'. En el colegio informé que la chica necesitaba ser atendida por la psicóloga y recomendé que entrevistaran a sus padres. Con el tiempo, la vi mejor, había empezado una terapia que luego dejó".
A preguntas del fiscal Mariano Sibuet, el sacerdote reconoció que hubo otros encuentros con la chica, pero que siempre fueron en lugares cercanos a otras dependencias del establecimiento escolar.
También admitió conocer a la otra menor que lo denunció. Dijo que "solo les daba abrazos de contención", negando que las haya besado o realizado tocamientos.
En el juicio declararon las menores y sus madres. Dieron cuenta de los abusos a los que habrían sido sometidas y las secuelas que les provocó. Bareuther es capellán en el colegio Santa María de Cañuelas, localidad perteneciente al departamento judicial de La Plata.
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Declaración por Zoom
En otro momento del juicio, declaró vía zoom, la psicopedagoga María Victoria Boyaviner, quien refirió que trabajó con el hermano mellizo de una de las menores, en un centro educativo para chicos con discapacidad. En ese contacto, se enteró de la situación que atravesaba la joven y comentó: "Ella llegaba bastante angustiada a la sala de espera. Supe por la propia madre que tenían problemas a partir de un abuso de alguien de la escuela y que estaba muy preocupada por ese motivo. En otro momento, en octubre de 2018, la madre me solicitó un certificado para pedir otra fecha para que la menor pudiera asistir a la Cámara Gesell".
También dio su testimonio la psicóloga Silvana Larrosa, quien dijo que en 2018 recibió a una de las menores en su consultorio, donde pudo comentar situaciones de abuso con un adulto. "En una ocasión contó que el cura del colegio la pasaba a buscar por el aula y se la llevaba para hablar con ella. Se le acercaba y la manoseaba", dijo la profesional.
Ante las preguntas del juez Decastelli, aclaró que "eran besos en el cuello y un manoseo en sus partes genitales".
Señales por Whatsapp
"Me quiso tocar, así de una, y me manoseó. Me decía que iba a estar todo bien, que me quedara tranquila", relató la alumna de 14 años para denunciar que un cura y docente de la institución abusó sexualmente de ella en una de las oficinas. Lo contó a través de una serie de mensajes de Whatsapp que les envió a algunos de sus compañeros de clase debido a la angustia que le generó la situación.
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Aquel día, después de lo ocurrido, la joven regresó a su aula en medio de un fuerte llanto. Sus amigos le preguntaron qué le ocurría, pero ella se abstuvo de contarlo. Con el correr de las semanas, tomó valor y a través de los mensajes de texto decidió revelar el horror al que había sido sometida por el sacerdote, un hombre en 2018 tenía 47 años, quien daba clases de catequesis tanto en primaria como a estudiantes del secundario.
El relato en los mensajes de la adolescente estremece y da detalles de cómo la sometió. "Cuando abro la puerta me pone el pie. Y me abraza de la cola. Me toca la cola básicamente. Y me decía que iba a estar todo bien. Y atinó a querer tocarme adelante. Yo le di un manotazo y me puse a llorar. No sabía lo que podía hacer. Y bueno, me dijo que no salga así", escribió la chica.
Tras la difusión de los chats, el escándalo y la conmoción estallaron. La madre de la víctima realizó durante una denuncia y el entonces fiscal Lisandro Damonte, extitular de la UFI 1 de Cañuelas, comenzó a investigar el caso.
En un primer momento, los padres se acercaron al colegio para exigir una explicación, pero la respuesta de las autoridades educativas dejó mucho que desear. Les dijeron que no iban a hacer nada hasta que no se hiciera la denuncia y decidieron no separarlo inmediatamente. Básicamente, denunciaron que la escuela mientras quiso ocultar la situación, el cura continuó con sus actividades y hasta siguió organizando un campamento al que viajaría con chicos.
Pero la reacción de la comunidad no se hizo esperar. Como repudio a lo que denunció la joven, alumnos del nivel secundario se movilizaron al grito de "Santa María, nos vas a escuchar". Llevaron carteles para manifestarse contra la iglesia, el sacerdote acusado y también contra las autoridades del colegio, ya que la institución hizo público el caso después de que la noticia trascendió en los medios locales.
Fue así que las autoridades de la escuela y del Obispado de Gregorio de Laferrere -que tiene jurisdicción sobre el colegio- emitieron un comunicado en el que reconocieron la denuncia y señalaron que se le pidió al sacerdote que "suspenda sus actividades".
En el documento, el equipo de Directivos del Obispado advirtió que "según el protocolo de la entidad, se le pidió al sacerdote que suspendiera toda actividad y presencia en relación a los alumnos del colegio. Lamentamos profundamente que un tema así sea tratado en la esfera pública ya que se trata de una menor y es conveniente resguardarlo", agrega el texto.
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Tras el juicio oral el fiscal Sibuet pidió una condena de tres años de prisión. En tanto los abogados Juan Manuel Fontana e Isidro Digdanian compartieron el planteo del alegato pero requirieron una pena de seis años de prisión.
Por su parte el defensor particular Horacio Velaz rechazó todos los cargos, sostuvo que el sacerdote no cometió ningún abuso y abogó por su libre absolución. La resolución del veredicto se conocerá en el mes de agosto.